domingo, 31 de julio de 2016

HABIBTI


HABIBTI



Miguel Suárez Sandoval



 ¿Qué haz hecho, en la vida, para merecer tal castigo? Como Prometeo diste fuego al mundo, luz a la vida y alegría no solo al que sufre sino, incluso, al que “muere”… Entonces, ¿Por qué?

Eres bonita y graciosa, hecha de la espuma del mar, las flores del campo y la gracia divina. Naciste predestinada a ser “grande”, aunque te quedaste físicamente chiquita para ser engreída siempre y llena de felicidad desbordante.

Ostentas todo color: eres blanca, eres negra, amarilla, roja igual que la sangre, como la vida… ¡Eres vida! Cuando llegan a conocerte, aún lejos eres evidente, no pasas nunca inadvertida a modo de arco iris; pero no ves los colores.

Antes de aparecer entre los vivientes, recibiste la misión de alegrar al mundo y te brindan todos los honores; sin embargo, vives en un rincón entre montañas y la mayor parte del mundo ignora tu existencia.

No te conozco y quisiera comprobar que subsistes teniéndote en mis manos; si algo me imagino de ti es porque te mencionan los libros antiguos escritos en arameo, latín, árabe o griego. Te pintan cual una reina entre las reinas. Y hasta la más grande soberana te cuida y te venera como a su reina.

La reina Saba viajó contigo y llegaron hasta Israel: estuviste presente en los últimos ratos con Salomón… y al final las dos volvieron. No lo dice la historia… ¡Pero estuviste!

Eres refulgente como el “vellocino de oro”, pero habitúas como una monjita de clausura: ¿Quién te prohibió que salgas, ordenó que en tinieblas pases la vida, hagas voto de silencio y convivas con la muerte siendo amor, siendo vida?

El mundo es grande y alegre porque tú le das ternura, pero nunca ves lo que haces, porque siempre estás encubierta. Eres lo más grandioso a pesar de ser pequeña: ¡cuál un diamante rojo, de valor incalculable!

Por ti se hizo la guerra y ardió Troya; también se hizo la paz y apareció el perdón en el orbe. Por lo mismo vienen las crisis y hasta el cielo se pierde en un solo día. Frente a ti y de ti hablan en castellano, inglés, francés, alemán y otros idiomas y dialectos, y los irracionales lamentan no saber hablar. Eres fuente de inspiración, gloria, poder… y el punto de apoyo que Arquímedes buscaba.

Por ti se inventó el “chis”, y todo se hizo silencio para que sigas oculta: así estuviste en el Olimpo; pero por tu astucia, gracia y sabiduría, a los dioses –incluso a Zeus– confundías y manejabas. Estás en los Andes, de igual manera en los Alpes, en el Kilimanjaro. Eres una de las maravillas del mundo antiguo y del presente. Por tu ausencia “muere” todo el que tiene vida y donde tú debes estar y si no estuvieras todo resultaría incompleto… Sería una nueva era en la evolución del planeta Tierra.