TRABAJADORES
DOCENTES
Miguel Suárez Sandoval
En este capítulo, como en todo nuestro trabajo, no nos ocupamos
del sistema educativo, sino de las condiciones de trabajo del gremio
magisterial. No en un lugar determinado, sino en todo lugar donde existe o
pueda existir el gremio de los trabajadores docentes.
La docencia es una
de las «ocupaciones» más antiguas porque ya
en la cultura griega, con tal o cual nombre, fueron docentes los que
ayudaban en la educación de los hijos de los ciudadanos de las clases
privilegiadas; su mismo nombre lo indica: proviene del latín «docere» que
significa enseñar, doctrina.
En la antigüedad era
tal vez la profesión más respetada por ser la clase más distinguida, en Grecia
por ejemplo, consideraba la educación como «el bien más preciado que se le ha
dado a los mortales»; aunque no se tenía un verdadero concepto de lo que significaba
como trabajo y se pensaba que el maestro «vendía la instrucción».
En la Edad Media a los educadores se los consideró
«profesionales liberales»; pero tal vez no exageramos si decimos que su
situación ha ido cambiando: son mal pagados, con pésimas condiciones de trabajo
y siempre buscando una profesión o un puesto suplementario.
Desde
fines del siglo XVIII y hasta comienzos del XX, en los momentos de la
primera Guerra Mundial, la instrucción sólo consistía en saber leer y escribir,
conocer los cálculos elementales, enterarse de la Biblia. Se requería
tener lo que se nominaba un «diploma»
para ejercer, requisito que casi nunca se cumplió.
«Enseñar equivalía a inculcar conocimientos
elementales por la fuerza o la violencia». El maestro cobraba un sueldo,
pagado, generalmente, por el municipio al que competía el derecho de
nombrarlo», así consta en la Historia General del Trabajo (Claude Fohlen y Francois
Bedarida – Ediciones Grijalbo S. A., T. 3, págs. 218-219).
Con los adelantos del mundo, visto en sus
diversos aspectos, no se puede decir que
docente simplemente es «el que enseña».
Los pueblos necesitan, ahora, una educación
que, preferentemente, dé importancia a la educación técnica; institutos de
investigación que a los tres o cuatro años logren que los alumnos salgan al
mundo laboral no solo para ejercer un trabajo manual, sino para poder dirigir y
así contribuir con la solución del problema de la informalidad; sobre todo que
sepan colaborar para encontrar la paz laboral y, consecuentemente, la paz
mundial.
El docente es quien orienta e inculca al
educando el concepto de empleabilidad,
lo ayuda en la formación de su autoestima con los nuevos principios de
profesionalidad.
Docente deriva de docencia. Docente es la versión
moderna de «maestro», del latín «magíster», el que enseña o guía. El término
docente es más amplio, pero menos profundo; y comprende docentes propiamente
dichos, personal directivo y auxiliar que prestan servicios en los
establecimientos de enseñanza del Estado y privados. En España la Ley Orgánica General
del Sistema Educativo de 1990 los llama maestros.
La Constitución Política de Honduras, en su
artículo 163º, anota que “…se entenderá como docente a quien administra,
organiza, dirige, imparte o supervisa la labor educativa y que sustenta como
profesión el Magisterio”.
Al docente, según ley, se le exige para su «…
actuación profesional el respeto a los derechos humanos […] y al desarrollo de
una cultura de paz […] idoneidad profesional, comportamiento moral y compromiso
personal con el aprendizaje de cada alumno».
NOTA.- Alumno, según la Real Academia de la
Lengua Española, deriva de alere
(alimentar).
Según: Bach Enf, Arévalo Fasabi, Janiná,
Castillo Arroyo, Jack Avan: “es una palabra que proviene del latín alumnus, que deriva de la palabra alere, que significa alimentar; también
“alimentarse desde lo alto”, contraponiéndose al significado de “alumno” como carente
de luz. (Tesis Profesional de Enfermería
– Dic. 2011).
La profesión del docente es la órbita sobre
la que se apoya y rueda el mundo; es la semilla de amor que cuando germine,
crezca y florezca será lo que el Altísimo quiere que el mundo sea. «… la
educación es la más alta función que tiene un profesional…», nos dice José
Antonio Encinas. (Ensayo de Escuela
Nueva).
Entre el trabajador docente y el titular o
propietario del centro educativo (promotor) existe –por las labores
desempeñadas– un vínculo laboral, lo que en el Derecho del Trabajo
doctrinariamente es: la
Relación Laboral o Relación del Trabajo. Recalcamos, la relación
del docente no es con los
padres de los
alumnos, y haciendo
presente que el titular del derecho de propiedad del centro de trabajo puede ser el Estado o
un particular, en este caso una persona natural o jurídica.
Ahora, en el mundo laboral, la competencia
(de competir) cada día es mayor, porque en los últimos veinte (20) o treinta
(30) años, es uno de los mejores negocios (para el propietario del centro
educativo particular) y un campo de discriminación y explotación para el
trabajador docente. Es tendencia mundial a recortar más los derechos laborales
adquiridos y no reconocer los de seguridad social y previsional. El buscar
pretextos para los despidos o paros que aumentan cada puesta de Sol; no
obstante que los gobernantes saben que es y siempre ha sido su obligación
actualizar a los docentes no solo al servicio de los centros del Estado, sino
incluso los que están al servicio de la actividad privada y a sabiendas no
hacen ni han hecho cumplir en el pasado, al empleador, esa su obligación, particularmente
cuando al Estado le toca serlo.
Si el mundo avanza y entra en una acelerada
globalización, al docente tenemos o debemos «culturizarlo». Culturizarlo, como
traslación de conocimientos, desarrollo intelectual y artístico; porque ahora,
con la crisis económica y financiera que vive el mundo (2011), para sacar a la
economía de ese estado, se necesita dinero, mucho dinero; grandes inversiones.
Y al hombre hay que enseñarle a ganarse ese dinero. Se requiere, por la
agudísima competencia, tecnología de punta y asesoría muy especializadas en los
diversos campos, y quienes desempeñan esas actividades son los educadores,
porque son ellos los que mueven el mundo y serán ellos quienes marcarán el
rumbo.
El docente es un trabajador muy singular,
porque su labor es “cuidar” y “conducir” a la niñez y a la juventud, quienes en
el futuro formarán una nueva sociedad y transformarán la negatividad en algo
positivo.
Sobre el particular, Diego Santos nos dice
que: “… la educación es un campo en constante evolución, lo cual exige que los docentes se renueven y que estén al
día de las últimas novedades. Por ello, a las
competencias tradicionales necesarias para ser un buen docente, es preciso
sumar algunas otras que han cobrado fuerza en los últimos años y que son imprescindibles”:
1.
“Comprometido: Es fundamental que el docente esté comprometido con
su trabajo y con la educación de los jóvenes. La responsabilidad que recae en
las manos de un profesor es enorme, por lo que este debe ser consciente de ello
y amar su profesión”.
2.
“Preparado: La formación académica es otra de las competencias
tradicionales que se le exige a un docente. Este requisito va en aumento en una
sociedad cada vez más preparada y competente. Cuanto más preparación tenga
mejor”.
3.
“Organizado: Una buena organización y planificación del curso por
anticipado, son factores clave para el éxito del mismo. Es muy importante el
temario a impartir y el tiempo para poderlo cubrir en su integridad”.
4.
“Tolerante: En una sociedad cada vez más diversa y multicultural, es
necesario que el docente no tenga prejuicios y que trate por igual a todos los
estudiantes, sin mostrar favoritismo”.
5.
“Abierto a preguntas: el debate y la colaboración en clase son
esenciales para estimular a los alumnos y para poner en práctica nuevas técnicas
de enseñanza como, por ejemplo, el aprendizaje basado en problemas o el aula
invertida. El docente debe estar abierto a responder preguntas de sus
alumnos y mostrarse colaborativo”.
6.
“Contador
de historias: Una de las mejores formas de enseñar y transmitir ideas es a través
de las historias. Los mejores profesores usan este método en sus clases, desde
hace siglos. Debido a su efectividad, esta técnica es usada hoy en día no solo
para los profesores, sino también para muchos otros profesionales, como los
especialistas de marketing en sus campañas”.
DOCENTES MODERNOS
7.
Innovador:
El docente moderno debe estar dispuesto y emplear nuevas técnicas de enseñanza,
como appis educativas, herramientas TIC y otros dispositivos electrónicos. El
docente educativo debe ser un “early adopter”.
8.
“Entusiasta
de nuevas tecnologías: El docente moderno no solo debe
ser innovador sino también un amante de nuevas tecnologías, ya sean pads,
proyectores o pizarras digitales. Debe anticiparse a sus alumnos y estar a la
búsqueda constante de nuevas TICs que implementar en sus clases”.
9.
“Social:
Una de las competencias del docente tradicional era estar abierto a las
preguntas. El docente tradicional debe acentuar esta competencia y llevar la
conversación a las redes sociales para explorar posibilidades fuera de la clase”.
10.
Friki:
“En buen sentido de la palabra, Internet es la mayor fuente de conocimiento que
el ser humano ha logrado, por lo que un docente moderno debe ser una persona
curiosa. Alguien que esté siempre investigando y buscando datos e información
novedosa que pueda usar para retar a sus alumnos”.
En la actualidad (inicios del siglo XXI),
sobre todo con la globalización de la economía, la tecnificación y la
cibernética, se hace patente la necesidad de buscar una mejor cultura y
refinamiento profesional. Esa tarea, la sociedad en gran porcentaje, se la ha
encomendado a los docentes o educadores.
La función más grande que debe tener la profesión
del docente es preparar al pueblo para que aprenda a gobernar su país y no sean
las clases altas las que gobiernen, como lo vienen haciendo, desde antes de la
era cristiana.
Porque el mero pueblo no tiene la suficiente
preparación; y si las clases pobres llegan al poder, no gobiernan; por
intermedio de personajes sigue gobernando la clase pudiente.
Pero la capacitación para los integrantes de
este gremio no debe ser la tradicional; ahora la finalidad en el mundo laboral
–que no debe escapar a la globalización– es la modernización, inspirada en las
nuevas interpretaciones de la economía, en la tecnificación, en el conocimiento y la información. En el Perú
debemos tener una educación universitaria de primera clase debido a la alta tecnología
que vendrá, nos dice Martha Hildebrandt.
¿Quiénes son los
docentes?
A los educadores con los adelantos del mundo,
tecnologías, información, globalización de la economía, la crisis económica
mundial y el recalentamiento del planeta, se les obliga a capacitarse, a
analizar la especificidad del mundo contemporáneo y a tratar científicamente
los desafíos que debemos afrontar en esta época en tanto transmisores de
conocimiento y cultura; así lo dijo Ingrid Sarchman en una conferencia dictada
el 28 de agosto del 2008, en la ciudad de Zapala, provincia Neuquén, Argentina.
Hugo Barreto nos dice: “… la formación
profesional es […] la clave que permite transitar los cambios sin mengua de la
protección y la flexibilidad o adaptabilidad
[…] dando un concepto nuevo de profesionalidad”.
La mayoría de los educadores escogen la
carrera docente porque constituye una forma de prestar ayuda. Enseñar significa
comprometerse a mejorar la vida de los niños” (Teacher Schools and Society [Los maestros, las escuelas y la sociedad]).
El conocimiento es riqueza, como consecuencia
el papel del docente ha cambiado y tiende a cambiar mucho más, por lo que
estamos de acuerdo con Juan J León Cam, presidente de la Sociedad Química
del Perú.
El gremio de los docentes está integrado, en
su mayoría, por mujeres, en gran cantidad hombres y mujeres salidos de las
clases más humildes; y podemos afirmar que los mejores exponentes desde los
últimos años de la primera mitad del siglo XX han abandonado su gremio y su
clase para incursionar en política, tal vez un lapsus.
Instrucción y
Educación
Su
finalidad.- El gremio de los docentes está siempre en plena agitación, en los
diversos países, en todo el mundo, por pretendidas reformas (políticas) que, en
vez de beneficiarlos, según expresión de ellos mismos, por lo general los afecta
individualmente. Creemos que el porqué de esto es que sus organizaciones
gremiales están en manos de profanos y porque a las altas esferas políticas y sociales les son ajenas: estas
creen que con la inversión que se haga en los docentes lo único que se
conseguirá será “encarecer el costo laboral”.
“Docente es el que enseña, como el maestro,
el profesor, el catedrático”, nos dice Manuel Ossorio y Florit.
La docencia es una profesión muy singular por
sus características; el docente “es el que enseña” y con eso “sustituyendo” –si
se nos permite el concepto de la palabra– o tratando de sustituir a la madre,
se le ha entregado la más grande responsabilidad moral, social e incluso civil.
El docente tiene un altísimo grado de responsabilidad: La gran diferencia con
otras profesiones, es que los docentes (hombres o mujeres) trabajan con
personas, sobre todo en sus primeros años, y con ello más tarde tendrán la
responsabilidad de conducir bien o mal a la sociedad. Al hombre “por sus obras se lo
conocerá”. Y, bueno o malo, en su madurez o final, se infiere –con razón
o sin ella–, quién fue su maestro. Como en el caso de Nerón, con gran sorpresa
nos encontramos que su maestro fue el filósofo romano Séneca; en el caso de
Simón Bolívar, su maestro fue Simón Rodríguez (Simón Carreño Rodríguez),
filósofo y educador venezolano, uno de los más grandes de su tiempo, que adoptó
el apellido materno, en vez del paterno.
El impacto entre los docentes dependerá mucho
de quienes son sus alumnos, porque en los profesores universitarios no existe
un mayor grado de “amenaza”, o al menos por la forma clásica de impartir conocimientos.
Aunque ahora se está transformando la forma de dar clases; pero sí se tendría
en cuenta al discípulo.
En reiteradas veces hemos dicho que:
trabajador solo puede ser el hombre (el humano) no los animales ni los robots.
Y ahora agregamos: no podrán reemplazar
al docente, porque la máquina o un robot solamente alcanza la condición de
máquina o herramienta, por carecer de inteligencia y creatividad.
Los docentes, son un gremio que está
integrado, en su mayoría, por mujeres: hechas para “cuidar” y conducir a los
educandos en sus diversas edades, usando, como herramienta de trabajo,
su amor y cariño. Sin embargo, la docente no ha sido ni es bien tratada ni
comprendida, y –para “remate de males”– muy mal remunerada.
Al gremio de los docentes el mundo le ha encomendado
la tarea de formar y conducir, de por siempre, a la sociedad de un futuro; por
ejemplo, ahora con la crisis económica mundial, la aparición de la gran
tecnología y de reducir costos laborales, la historia –o el Altísimo– le ha
encomendado la formación de un mundo más fraterno, donde el Hombre se acerque
al niño, al enfermo, al anciano y al humilde trabajador manual.
El docente entrega todo su tiempo a su
profesión, comenzando por su jornada de trabajo que no ha sido debidamente
estudiada social, espiritual ni económicamente. La docencia es una ocupación
que tiene una jornada de trabajo muy especial. Dicho de otra forma, no se la ha
estudiado doctrinariamente en el campo del Derecho del Trabajo o Laboral. El
lapso que el docente está diariamente en el desempeño de sus labores
profesionales, en doctrina se llama “duración del trabajo”. Para comprender mejor
el concepto veamos lo que doctrinariamente se considera jornada de trabajo en
el Derecho del Trabajo o Laboral.
Extremadamente sintetizando el concepto, podríamos
decir que jornada de trabajo es el tiempo
durante el cual el trabajador está a disposición de su dador de trabajo o
empleador. Algunos autores, tal vez legos en Derecho, establecen que en el
trabajo de “… la docencia se configuró como una tarea realizada por mujeres,
percibida como una labor sencilla de medio tiempo, como una formación mediante una carrera corta y un salario…”.
Parafraseando al tango de los primeros años del siglo XX, podemos decir: “del
salario mejor no hay que hablar”, y por ahora dejemos todo a media luz.
La ocupación profesional, muy particularmente
en los docentes, ha invadido la vida familiar, para el susodicho en cualquier
momento de cada día, en un alto en las labores domésticas, sobre todo las
mujeres, comienzan a ordenar su material didáctico, corregir los exámenes de
sus alumnos, y esto es común y habitual, por eso la primera afirmación que
hacemos es que en los docentes no existe, jurídicamente hablando, la media
jornada o también llamada jornada de medio tiempo; ni deben hacer dos turnos.
El docente no tiene vida privada y en muchos
casos no hay ni interrelación entre ellos, incluso trabajando en el mismo
centro educativo.
“Cuando el trabajo no permite al trabajador
desarrollarse como persona, cuando existen aspectos que lo afectan a nivel
nacional o cuando la forma en que se lleva a cabo el trabajo le impide relacionarse
con los demás, el trabajador se ve claramente afectado”, nos dicen Julieta
Chávez, Luz Marina Jáuregui, Magdalena García Salnarine, Marisol Orlando y
Anabela Ghilini (Condiciones de Trabajo y Salud de los docentes privados, pág.
4).
En cuanto a la jornada ordinaria (diaria)
debe contemplarse el lapso del dictado de clases a sus educandos. Entre clase y clase, los
mencionados tienen un descanso, mas no los docentes que deben quedarse en el
centro educativo; no es tiempo a su disposición, salvo que no tenga la
obligación de dictar clases en horas subsiguientes. Es decir, ese tiempo está a
disposición del dador de trabajo o su empleador, y jurídicamente es “trabajo
efectivo”.
Los docentes, antes de comenzar a dictar
clases, sobre todo al inicio del día, deben estar unos minutos antes en el
centro educativo, es decir en su centro de trabajo, revisando sus apuntes,
documentos y/o material didáctico –a
veces en el mismo transporte–; lo que el juslaboralista José
Montenegro Baca le llama jornada in itinere, porque también
es un tiempo que está a disposición del dador de trabajo; y que, doctrinariamente,
se denomina “tiempo de espera” u “horas de espera”, que en el caso de los
docentes habría que estudiarlo detenidamente, no por políticos incluso legos en
Derecho, sino por juslaboralistas.
Además del tiempo mencionado el docente responsable
invierte un tiempo para preparar sus clases, evaluaciones (corrección de
exámenes). De igual manera cuando terminan sus clases se les presentan
consultas de sus alumnos y/o padres de familia, tiempo que en doctrina se
denomina “trabajo efectivo”, por la sencilla razón de que ese intervalo está a
disposición del dador de trabajo.
De igual manera, al docente (hombre o mujer)
se le exige asistencia a reuniones con una finalidad laboral. En las
entrevistas efectuadas a ciertos docentes de algunos colegios “les sugieren”
(los obligan) ir a misa los domingos, asistir a fiestas patronales e incluso a
preparar a los alumnos para su “primera comunión”. Estaría muy bien si no
fuesen de confesión diferente, pero ese tiempo debe ser remunerado.
En estos lapsos y permanencia en el centro de
trabajo o en otros lugares ejecutando órdenes de su dador de trabajo,
doctrinariamente en el Derecho del
Trabajo o Laboral se le considera “trabajo efectivo”. Diversas legislaciones,
desde hace décadas, así se le considera; por ejemplo la legislación panameña,
la boliviana, la guatemalteca, etc.
Según lo visto, la jornada laboral en los
docentes invade los ámbitos familiares y casi no existe descanso semanal,
debido a las características de su modus operandi. Sin que sea motivo de pensar
que se está exagerando, afirmamos que hasta en los paseos familiares de fin de
semana al campo y cuando uno de los
cónyuges es docente éste –alejándose un poquito y aprovechando la sombra
de algún árbol– se sienta a corregir los exámenes o prepararlos.
La instrucción del docente debe ser
multidisciplinaria para transmitir conocimientos para el uso de la nueva
tecnología y su educación
refinada o elegante para inculcar o infundir hábitos en la nueva modalidad de
trabajo y de vida; trato noble y decente para las relaciones que se tendrán por
efectos de la globalización; respeto a la puntualidad y al tiempo –sobre todo
al ajeno– y el buen cuidado de las máquinas computarizadas. Él como tal puede y
debe intervenir en las diversas facetas de la sociedad moderna por la globalización
de la economía; por ejemplo, en Israel los tribunales de Trabajo, desde fines
del siglo XX «… están integrados por representantes de los empleadores y
trabajadores; el representante de éstos debe ser un abogado con cinco años de
ejercicio profesional como mínimo, ser experto en cuestiones laborales y económicas
o docente en materias afines». (Nuevo
Procedimiento del Trabajo en el Perú, pág. 94, del autor).
La educación, cuando se trate de la cuestión
social, debe tener como objetivo nuevo personal, en especial trabajadores
manuales calificados y no calificados.
La educación, para Platón, “es el proceso que
permite al hombre tomar conciencia de la existencia de otra realidad, más
plena, a la que está llamado, de la que procede a la que se dirige… es
desalienación, licencia, y la filosofía es alumbramiento”.
La nueva mano de obra conseguida mediante el
reclutamiento organizado, preferiblemente integrado por jóvenes y el
mantenimiento de éstos debe ser por cuenta del Estado; crear nuevas
especialidades para trabajadores en minas, labores técnicoagropecuarias,
transporte público y de carga, estiba y desestiba marítimas, trabajo
tecnificado forestal en los bosques de la selva peruana y otros (como el caso
de Oregón y Alaska en Estados Unidos de América) de acuerdo a los últimos
adelantos de la tecnología de reciclaje, sin alterar el medio ambiente, para
eso habría que usar máquinas auto computarizadas.
En el nuevo tipo de educación que se imparta
a los integrantes de la futura mano de obra se inculque mayor importancia a la
persona humana y se posponga ante los bienes materiales.
La finalidad de la profesión de los
educadores, entre otras, debe ser transmitir
conocimientos, tecnología y cultura a las generaciones venideras. Enseñar a
los educandos mejores estrategias para enfrentar la vida; es decir, una «…
educación para el trabajo», como lo dice la Constitución del Estado del Perú de
1979. Los trabajadores deben estar preparados no sólo para poder mover una
máquina sino para «hasta administrar la empresa»; seguir el ejemplo de «Continental»
en México. A esto se le llama Reservas
Estatales de Mano de Obra.
Por el advenimiento de la globalización de la
economía (2012) la educación ha cambiado y no debe considerarse como una simple
traslación de conocimientos.
Parafraseando a Mercedes Ferrer y a José Ramos Bañobre, podemos decir que a la
educación no se le debe considerar simplemente una imposición de valores, o tal
vez repetir sus palabras: “… a la simple preparación del niño para la vida. La
educación es todo eso y algo más; porque el hombre jamás se detiene en su
aspiración de mejorar; su interés por perfeccionarse aumenta cada día. Existe
en él y tal vez sea la esencia misma de su progreso, el afán de acumular
conocimientos y experiencias. Tal es lo que caracteriza la condición humana del
hombre: la inherente búsqueda de conocimientos que lo conduzcan a su mejoramiento
integral” (Fundamentos Androgógicos,
pág. 91).
Debe hacerse un balance global de la mano de
obra del país distribuyéndola por ramas de actividad, ramas de la economía
nacional, formas de propiedad y grupos sociales: «trabajadores manuales e
intelectuales», artesanos, campesinos, incluidos discapacitados, ancianos y
adolescentes que trabajen; estudiantes en edad y condiciones de trabajar; a
esto se le llama: Balance de Mano de
Obra.
Lo que se busca esencialmente es lograr la
colocación de los trabajadores en un trabajo que le sea mejor con relación a
sus conocimientos, aptitudes, estado de salud y que trabaje con alegría; lo que
en Psicología del Trabajo se le llama desarrollar un «trabajo con alma». A la
mano de obra docente dotarla de conocimientos del problema de pediculosis para
que en los centros alejados eduquen a los alumnos y a sus padres. “Si no
sabes, aprende; si sabes, enseña”.
En esta época hacerles ver la necesidad de
tener «buenos modales»; e ahí donde a los educadores, por su origen, se les
crearía un problema. Como está dicho supra, por los sociólogos que han
estudiado el tema, afirman que los educadores, generalmente provienen de clases
muy humildes, han vivido en un medio
muy reducido y
muchísimos no han salido de su región, consecuentemente no podrían
enseñar lo que ellos no conocen.
Con el «docente humilde», como cariñosamente
se dice, generalmente les falta «cultura retinal», entendida esta como: “…
conjunto de formas adquiridas por el comportamiento de los individuos”; comportamiento
que se “ve” en otros pueblos, en otras latitudes y después los imitamos; estos
conocimientos entran por los ojos: he ahí su nombre: “cultura retinal”. Es cultura
que se adquiere del comportamiento de terceros en otros pueblos y más tarde los
imitamos.
Se debe promover intercambios de los educadores
de sus pueblitos a las grandes ciudades y capitales del país y de otros,
incluso fuera del continente, como se hace con los alumnos en los pueblos
sajones entre los educandos de idioma
inglés.
El vínculo laboral
o relación de trabajo de los educadores, por el estado de
abandono, que siempre han padecido, se ha precarizado; y –con la crisis económica
mundial, la falta de tecnología y la carencia de lealtad en el gremio– han
pospuesto la finalidad laboral y especialmente el «deber sindical»,
anteponiendo la política partidaria. Y el empleador o dador de trabajo no acoge
las iniciativas del sector laboral docente. Los educadores no han logrado
hacerse comprender e incluso por un lapsus intellectus, aun hasta ahora (agosto
del 2013) no han conseguido distinguir quién es su empleador, dador de trabajo
o su «patrón»; porque doctrinariamente en el Derecho del Trabajo el que
remunera no en todas las circunstancias lo es. Esa es la primera razón por la
que no consiguen los incentivos laborales que buscan.
El trabajador docente, internacionalmente,
salvo muy raras excepciones constituye uno de los gremios más explotados y
discriminados, aún por sus mismos integrantes y más que nada ofendidos en su
dignidad humana; entre ellos hay gran número de mujeres, en las que reposa la
responsabilidad de formar y conducir la sociedad, porque son madres o serán a
corto plazo.
Tan discriminados han estado que cuando se
promulgó la Ley N° 4916, mal llamada Ley
del Empleado, y más tarde su reglamento dado por la Resolución Suprema
de 22 de junio del año 1928, (artículo 2°, numeral B), no contemplaron al
docente o maestro como «empleado» sino como obrero; que no es indigno, pero sí
discriminatorio; eso en el Perú en pleno siglo XX. Y hasta muchos años después
la jurisprudencia seguía considerándolo como tal.
Existen propietarios de centros educativos
(particulares) que son también docentes y cuentan en su haber hasta con tres o
más de ellos, tanto de primaria como de secundaria, donde explotan a sus
colegas y los engañan con verdaderas migajas, los coimean al inicio de la
relación laboral, los acosan sexual y psicológicamente. Se comenta que hay
docentes que cuentan en su haber hasta con veinte (20) academias preuniversitarias
a nivel nacional.
Muchos docentes han sido profesionalmente pospuestos
y gremialmente obligados a comportarse según ideologías (políticas y
confesionales) –por desconocimiento o por necesidad– que no son de su preferencia;
o, en ciertos casos y momentos, convencen a los más pasivos para formar
organismos sindicales paralelos que al final resultan ser de paja.
Donde se habla y se escribe en idioma
castellano o lengua española, usar la palabra “miss” refiriéndose a una docente
no consideramos correcta. De igual manera al docente llamarle “teacher”.
El empleo de ambas palabras –miss y teacher-
es un barbarismo, un extranjerismo. Particularmente en un país latino se debe
emplear la palabra maestra (femenino de maestro) que deriva del latín
“magíster”.
Miss,
usado en los concursos, no significa señorita y no se refiere a la docente,
sino que de trata de un título. Parece que al hacer la traducción, esta no
salió correcta. Es tan equivocada como “seño”, que está comenzando a emplearse,
quizá con el mismo propósito.
Prácticamente en todo el mundo en desarrollo
se han mezquinado los gastos relativos a la enseñanza. Un informe publicado por
la National
Association (NEA) en los Estados Unidos de América indica que
el salario de los docentes disminuyó en 1997 con relación a otros.
El presidente de los Estados Unidos de América,
Barack Obama anunció la reforma educativa (28 de abril del 2009) y considera en
ella dar aumentos en los préstamos educativos, rebajas en el precio de la matrícula
para los docentes que quieran continuar estudios.
En México las escuelas públicas, por falta de
presupuesto, sólo atienden a un 65% del alumnado; pero hay decenas de miles de
profesores que han abandonado su profesión porque sus ingresos no les alcanzan
para vivir. Es decir, la huida o abandono se debe a las pésimas condiciones en
que trabajan los docentes.
Marco Antonio Mesajil comenta que: «La formación
de los profesores –se refiere a Finlandia (Europa)– es muy rigurosa, ingresan
menos del 20% de los aspirantes a la carrera docente y el 80% son mujeres». Y
agrega que el gobierno invierte el 14% de su presupuesto anual en educación. (¿Por qué la Educación en el Perú es
un Fracaso?, pág. 41).
Finlandia y otros muy pocos son una
excepción, porque en muchos países los docentes tienen que emigrar y muchos de
ellos acicateados por el hambre, la discriminación e incluso por la persecución
política; por ejemplo, el remoto país de Swazilandia, ubicado el sureste de
África, donde los docentes tienen que emigrar a África del Sur en busca de mejores salarios (Visión Sindical N° 13 - Confederación
Sindical - Mayo 2009, págs. 10 -13).
Por eso con mucha razón Javier Royo considera
entre otras profesiones la de la educación una carrera sin porvenir (Intrusismo y Creación de Puestos de Trabajo.
Diagonal Web – Barcelona, España).
La docencia puede convertirse en una carrera
plagada de obstáculos, tales como: aulas con demasiados estudiantes, una
abrumadora cantidad de trámites
burocráticos, alumnos con escaso o ningún interés y un medio
insuficiente. Un profesor en Madrid (España), llamado Pedro, lo expresa de este
modo: “Enseñar no es nada fácil. Exige muchos sacrificios; pero, a pesar de las
dificultades que entraña, sigo creyendo que es más gratificante que trabajar en
una empresa”. (Teacher Schools and
Society [Los maestros, las escuelas y la sociedad]). ¿Por qué deciden
enseñar?
Período de prueba
Como lo hemos dicho –y recalcamos– este gremio
lo que necesita es que se le señale o se le fije un salario mínimo vital
especializado; además, hay que darles recursos adicionales a quienes necesitan
una formación especializada.
Al trabajador por cuenta ajena no se le puede
ni se le debe tener firmando contratos seguidos uno tras otro, es decir como
temporales, en trabajos que por su naturaleza son continuos y permanentes: esos
contratos son nulos ipso jure y la relación laboral es permanente. Y la
legislación laboral que lo permite es porque desconoce la doctrina de la
relación de trabajo o laboral.
El “período de prueba” –suponiendo que en el
caso de los docentes fuese aplicable, que no lo es, dígase de paso– como en
todo profesional, su capacidad está garantizada por su título otorgado por la
universidad que lo haya concedido.
Siempre, en el supuesto de que el período de prueba fuese aceptado
por la legislación nacional, al amparo de la doctrina o jurisprudencia sería un
lapsus intellectus y resultaría anticonstitucional.
El término es improrrogable, perentorio y no
se debe aceptar la firma de contrato tras contrato. Además, en este caso, el
contrato no existe (Ver la Relación de Trabajo o Laboral).
La gran verdad es que los docentes no han
tenido ni tienen quién los defienda doctrinariamente, conforme al Derecho del Trabajo
o Laboral.
ESCALAS
Entre los docentes de la educación pública,
por asuntos «incomprensibles», hay dos clases de docentes: los contratados y
los nombrados. Como dice Marco Antonio Mesajil: «… los profesores contratados
constituyen al interior magisterial nacional algo así como una clase paria […],
aquellos que sólo tienen deberes que cumplir y el derecho siempre denegado». Y
agrega que a los docentes nombrados se les asegura sus derechos laborales,
estabilidad en el trabajo y derechos conquistados. (¿Por qué la Educación
en el Perú es un Fracaso?, pág. 99).
Hemos anotado que el gremio docente está dividido.
La primera división, un grupo que la constituyen los educadores que trabajan en
los centros educativos del Estado, que son servidores públicos. En cuanto al
segundo, lo conforman los que prestan servicios en la actividad privada, en los
llamados comúnmente colegios particulares, entre los que está o puede estar el
propietario del centro educativo, si es una persona natural y tuviese título
profesional docente, como director; caso contrario, simplemente sería promotor,
se comentó en uno de los medios (febrero 27 del 2012), que la cantidad total de
los educandos está dividida en un 50% y 50% entre colegios particulares y públicos.
Entre los educadores o trabajadores docentes
y el empleador o dador de trabajo existe, repetimos, una relación sui géneris,
que en doctrina se denomina Relación Laboral o Relación de Trabajo.
En cuanto a su función que desarrollan
existen también tres (3) grupos: directivos, docentes propiamente dichos y
auxiliares de docente entre los que se encuentra el tutor.
Entre el personal docente está el director,
que es el representante legal ante el ministerio correspondiente. Es un cargo
de confianza y tiene, de acuerdo a doctrina, los derechos como tal; pero para
desempeñar el cargo debe ser docente titulado. Tiene un asistente que es el
Jefe de Actividades, un coordinador y subdirectores.
El
director, como «empleado» de confianza ( ), si su nombramiento fue
interinamente y no fuese nombrado como titular, volvería a ocupar el cargo que
tuvo antes de desempeñarse como director.
Coordinador. Como palabra, deriva de coordinar, «concertar
medios, esfuerzos, etc., para una acción común». Es un asistente del director.
En el equipo del trabajo docente, es el que coordina con el director asuntos
relacionados con su cargo; asuntos de carácter técnico, pedagógico; es quien
elabora el Plan Anual de Actividades Oficiales, homenajes, desfiles, preside
actuaciones públicas en ausencia del director o por delegación.
Ser docente significa estar abierto a nuevas
habilidades que le exige el mundo; la solución se las ofrece la tecnología, la
información y la comunicación. El educador ve o debe ver en el niño o el
adolescente, aún en el adulto, adulto mayor, un sujeto de la educación y no
objetos a ser fabricados (andragogía especializada).
NOTA.- Knowles afirma: «La andragogía es el arte
y la ciencia de ayudar a aprender a los adultos basándose en suposiciones
acerca de las referencias entre niños y adultos».
Actualización o
reciclaje
Como se ha dicho hasta la saciedad, el mundo
ha cambiado tanto; sobre todo en lo concerniente a tecnología que ahora la
tenemos hasta en nuestro domicilio. Consecuentemente, el ambiente de trabajo se
ha modificado en gran porcentaje, especialmente si hay concentración de
personas (trabajadores), como público (mercados) y aún en lugares de severas
polémicas y público.
Estudiosos del problema, como Daniel Gustavo
Mocelín nos dice que se ha demostrado que: “estudios sobre calidad de empleo
demuestran que a medida que la base de los conocimientos y calificaciones de
los trabajadores aumenta, la calidad de empleo mejora”.
Los trabajadores con mayor grado de educación
y más envueltos con su biografía profesional presentarían habilidades
transferibles y estarían, por lo tanto, más protegidos ante los riesgos, pues
desarrollarían diversos soportes sociales. Y agrega que para Casty (1999), el
trabajador sin calificación estaría en situaciones de inseguridad y sería
fácilmente sustituible, tendría menos probabilidad de recibir algún tipo de
recapacitación, poseería capacidad de negociación relativamente pequeña y, por
tanto, se encontraría menos protegido. (¿Del
Trabajo Precario al Trabajo Decente? – La calidad de Empleo como
Perspectiva Analítica – pág. 6).
Al docente hay que darle tiempo para la
planificación y preparación, en especial de sus clases, porque es una profesión
que necesita muchísimo estudio, mucho amor a su prójimo, algo dificilísimo de
encontrar en una sola persona. Al docente hay que «culturizarlo», como lo hemos
dicho al inicio de este trabajo; al docente –para la preparación de sus clases–
hay que darle el tiempo suficiente y necesario, tiempo que debe ser considerado
como «trabajo efectivo» ( ). Un dato
curioso que nos indica la importancia que tiene el lapso de preparación de
clases es que en Singapur, país asiático, para el efecto los docentes, en reuniones
especiales, reciben tutela de colegas más experimentados. Y en Finlandia, país
del noreste de Europa, los docentes se distribuyen en grupos para que se supervisen
mutuamente y tienen una tarde libre cada semana, para preparar juntos sus clases.
Todos los profesionales, pero especialmente
los educadores deben estar en constante y perenne actualización y ser grandes
lectores; porque la educación es el camino a la empleabilidad ( ) y quienes nos enseñan esa vía son los
educadores. Además, el educador, por su profesión y aceptación del cargo, «…
tiene responsabilidades científicas y morales, frente a la institución que
labora y ante la sociedad», así lo dice la Constitución del
Estado de la hermana República de Honduras en su artículo 162°.
Empleabilidad.-
Revisando el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (vigésima segunda
edición), no hemos encontrado la palabra empleabilidad, que suponemos deriva de
emplear, del francés “empleoyer”. Pero la doctrina del Derecho del Trabajo o
Laboral usa dicha palabra para calificar al trabajador o trabajadores que están
en la capacidad para incorporarse y aún permanecer en su puesto de trabajo por
sus conocimientos personales y, adaptarse a los futuros y continuos cambios del
mundo laboral.
Recalcamos lo dicho supra que la doctrina
laboral sí lo tiene presente, por ejemplo
Pau Hostal nos dice: “… he definido el término empleabilidad como la capacidad
de una persona de acceder a un puesto de trabajo, mantenerse en él y reubicarse
en otro en caso de pérdida del primero (Qué es la Empleabilidad).
Martín González J., mencionado por Rentería
(2004), dice que empleabilidad proviene de la palabra inglesa employability
–tener habilidad de poseer un empleo, una síntesis de “employ” (cuya traducción
es habilidad) para obtener o conservar un empleo y evitar el desempleo. (La
empleabilidad: una competencia personal y una responsabilidad social).
Una educadora que no hemos podido
identificar, más que como Elizabet B., ni precisar su nacionalidad, nos dice:
«La educación es la piedra de tope de toda la problemática social y familiar».
Se debe combatir los centros educativos de
«baja calidad», porque la calidad de un sistema educativo no puede ser mejor
que la calidad de sus docentes. La pieza clave son sus profesores. De igual
manera se deben crear sistemas de educación a distancia, lo que implica crear
opciones a través de Internet, de acuerdo a las necesidades del sector
productivo para evitar que al final de los estudios los egresados queden en el
desempleo.
En la profesión de los educadores,
internacionalmente, se ha hecho un problema por cuanto no son comprendidos,
pues profesionalmente ven el mundo de otro modo. Siempre lo han visto como un
«todo»; no han esperado la globalización para hacerlo; pero la educación ha progresado
tan rápido como lo ha hecho el mundo; y ha dejado sus confines abiertos, lo que
no ha sucedido con los galenos y los hombres del Derecho, donde no se ha
permitido que incursionen en la profesión los profanos en medicina ni los legos
en derecho.
En la profesión de los educadores,
internacionalmente se ha planteado una interrogante: ¿Debe admitirse que no
docentes, mejor dicho personas no tituladas ejerzan la docencia? La meta es
ofrecer una buena profesión docente y bien remunerada (aunque esto último es
muy difícil) que resulte atractiva para los jóvenes pertenecientes al 40% o 50%
con las mejores calificaciones que egresen de la secundaria. En el Perú se
selecciona en centros de secundaria.
Algunos opinan que mientras se llegue a esa meta,
hay que facilitar a jóvenes pertenecientes a otros grupos y profesiones para
que puedan enseñar en colegios, pero que cuenten con el apoyo pedagógico antes
y durante el ejercicio de sus actividades; y evaluaciones según el rendimiento
de sus alumnos. Pero otros dicen que no
deben admitirse, y argumentan que el tema no es: «… entregar más contenido
(conocimiento) a los niños sino
comprender su mente, condiciones para su desarrollo, todo lo cual traerá, posteriormente,
el progreso del país». Este es un tema de fondo. Los opositores dicen
que: «…cuando permitimos la incorporación de profesores que no tienen formación
docente, estamos poniendo énfasis en la transferencia de conocimiento y no en
el desarrollo de los niños; porque los que no son profesores, no tienen idea de
neurociencia».
Hay quienes consideran un error y comentan
que pueden ser muy buenos profesionales en su rama por el conocimiento, pero no
cuentan con la pedagogía que tiene un verdadero docente, lo que genera una
educación sin calidad. En conclusión, podemos afirmar que según parecer de los
entendidos, no es cuestión de conocimientos sino que el educador «… da a cada
uno de sus alumnos lo mejor de sus conocimientos, los ayuda académicamente,
procura que la relación de los padres con sus hijos sea la mejor, que confíen
en ellos, que les diga que siempre podrán superar las barreras y les indique
cómo...».
En Inglaterra las escuelas públicas están
interesadas en contratar los servicios de porteros de discotecas como
profesores suplentes para mantener el orden en las aulas cuando se ausente el
profesor, y funcionarios de prisiones para controlar alumnos. Así lo denunció
Anmdrew Baisley, un profesor de matemáticas, en una conferencia del Sindicato
de Profesores. (Verdad Obrera).
Al respecto recordemos a Javier Royo quien asegura,
según sus estudios, que existen carreras en las que hay «… un intrusismo
inimaginable, como ocurre con la carrera del periodismo, informática, docencia, bibliotecarios». (Obra citada).
La profesora Nardy Rosado nos dice que «… el
profesor cumple el rol de planificador, organizador y facilitador de
aprendizajes». Nosotros creemos que el docente tiene una gran personalidad
–incluyendo imagen y léxico– que dista muchísimo de la de un guardián de
discoteca y de la de un funcionario de prisiones. En España el año de 1970 se
«…introdujo la obligatoriedad de cursar una preparación pedagógica adicional a
los estudios universitarios como requisito para ejercer la docencia».
La formación de docentes es función y responsabilidad
exclusiva del Estado: “Se entenderá como docente a quien administra, organiza,
dirige, imparte o supervisa la labor educativa y que sustenta como profesión de
Magisterio” (Constitución del Estado de Honduras, art. 163º).
Más tarde el Ministerio de Educación del Perú
declaró (4 de mayo del 2009) que: «Profesionales de otras especialidades
distintas a la educación podrán incorporarse el próximo año al magisterio para
ejercer como profesores». Y agregó que su concreción implica una preparación
por un período no menor de seis meses para los mencionados profesionales
quienes laboran a tiempo completo y
dedicación exclusiva; humildemente creemos que no sería solución.
Hemos visto que algunos profesionales que por
motivos políticos se han alejado de su profesión y cuando han vuelto –después
de haber cumplido su mandato– estaban muy desactualizados; además, esos
profesionales independientes al ejercer la docencia, jurídicamente se
convertirían en trabajadores por cuenta ajena; es decir, subordinados. Y por
las circunstancias y el medio donde ejerzan nada habría más inseguro que la
estabilidad en el empleo o en el trabajo. «¡Después de ser obispo volver a
sacristán!».
Los inversionistas saben que en Vietnam encuentran
no sólo mano de obra barata, sino también profesionales en materias científicas
y técnicas con un buen nivel que no necesitan un reciclado para adaptarse a las
nuevas exigencias económicas. «… existe, entre los diplomados de universidades
y escuelas superiores, un desempleo latente que trabajan en servicios». Vietnam
exporta mano de obra a países como Japón, Taiwán, Corea o Malasia.
Cuando en un
país la mano de obra es barata los inversionistas extranjeros construyen
fábricas e instalaciones industriales, y el Estado debe dar becas a los
estudiantes para que se preparen, y también enviar docentes a los países que
las otorgan u otros.
Por ejemplo, a un sujeto no preparado profesionalmente,
que funge de docente, podría presentársele un educando muy hábil, pero con
dificultades para relacionarse y comunicarse con los demás. El «docente» de
nuestro ejemplo un ser hasta falto de
amor a los niños por el medio del que proviene, en el caso del guardián de
discoteca y la de un funcionario de prisiones e incluso los médicos y juristas
por su nivel profesional de gran precisión, generalmente son faltos de paciencia,
buscan la rectitud, la exactitud, se les haría muy difícil tratar con niños;
incluso tal vez le sería imposible detectar el síndrome del que es víctima su pupilo,
que hemos mencionado: síndrome de Asperger.
SÍNDROME DE ASPERGER
Las características del síndrome de
Asperger son: dificultad para relacionarse
y comunicarse con los demás y por consiguiente tiene el alumno graves problemas
de adaptación. La especialista Pilar Martín Boneguero comenta que este síndrome
afecta de tres (3) a siete (7) niños de cada mil.
Sus trastornos implican discapacidad para el
aprendizaje social; quien lo padece tiene una apariencia normal; suele tener
más inteligencia que la media, alcanza un gran desarrollo del lenguaje, goza de
buena memoria; pero, reiteramos, tienen serias dificultades para relacionarse
son los demás.
El síndrome de Asperger fue definido por Hans
Asperger (Australia, 1994) y para él es un trastorno neurobiológico relacionado
al espectro.
Para el autor mencionado,
el sujeto asperger: “Presenta capacidad intelectual dentro del rango normal,
incluso superior. Sin embargo, puede mostrar conductas y dificultades marcadas
en habilidades sociales y en la comunicación, falta de empatía, movimientos
torpes, interés restringido… no existe cura, pues no es una enfermedad. Con
asperger se nace y se muere”, porque no es una enfermedad; por lo mismo no se transmite ni se cura. Los
afectados no son enfermos mentales; es un trastorno del desarrollo. Así lo han
establecido diversos estudiosos y agregan que “… el desarrollo se produce de un
modo alternativo al de la población estadísticamente normal o neurótica”. Y
siguen reflexionando y afirman: “No se tiene ‘síndrome de asperger… se “es asperger”. Y concluyen
afirmando que una persona asperger no es
un psicópata.
Este síndrome es más frecuente en los varoncitos.
Los niños asperger no son agresivos; por el
contrario, son los alumnos menos agresivos del aula
Para el que “es asperger” le es algo difícil
de entender qué es ser flexible o comprender que algunas cosas suceden por
azar.
«El papel de los padres y los educadores es
crucial porque son ellos los que deben facilitarles la organización y
estabilidad de la cual carecen y sobre todo a sentirse más cerca de los demás».
(Trinidad Aparicio Pérez: Psicología
Clínica - Psicología Escolar. Centro Psicología Alarcón – Granada,
España).
CONDICIONES
DE TRABAJO
DE LOS
DOCENTES
En la
Declaración Socio-Laboral –Preámbulo– MERCO- SUR, Art. 18°,
se anota: «… todo trabajador tiene derecho a una protección adecuada en lo que
se refiere a las condiciones de trabajo».
La mano de obra docente, tal vez es una de
las muy pocas en las que hay gran oferta
de trabajo y falta personal asequible. Tiene una gran responsabilidad,
sobre todo moral, pero condiciones de trabajo pésimas; además de lo que hemos
dicho, una remuneración ínfima; aunque a ésta habría que estudiarla en su concepto y relatividad.
Como dijo el eminente juslaboralista José Montenegro Baca, y lo repetimos: «…
no puede comprarse ni libros para actualizarse»; las consecuencias ahora las
estamos viendo (2013). Esto terminará haciendo mucho daño, primero a los
alumnos y finalmente a la institución donde
trabaja; además los
centros educativos
(privados) en su mayoría no cuentan con
una biblioteca mucho menos videoteca.
Lo primero que habría que hacer, es examinar
a fondo la forma y modo de calcular el horario de trabajo diario y semanal: «La
jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias o cuarenta y ocho
semanales, como máximo», respetando el art. 25° de la Constitución Política
del Perú. Y cualquier ley u otra norma de inferior categoría, que la establezca
o reglamente, debe ser con un léxico claro, sencillo y fácil de entender,
considerando que los docentes, en su mayoría, son «legos en
derecho».
Se debe señalar la jornada de trabajo en
«horas cronológicas», olvidándose del lenguaje florido y de las licencias
literarias.
Se debe hacer una revisión a la jornada de
trabajo, con el propósito de reformarla. Pues, esta, usando cualquier forma de
cálculo, de ninguna manera debe superar
la jornada máxima
legal –conforme lo establece el art. 25° de la Constitución Política
del Estado– «de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales, como
máximo». Donde se tendrán en cuenta las horas de atención a los padres de
familia, o citas con los alumnos fuera de clases para consultas sobre temas
tratados, porque según doctrina establecida por el Derecho del Trabajo,
constituye «trabajo efectivo»; por lo tanto, debe considerarse en los cálculos
de la jornada laboral, lo contrario sería inconstitucional. Salvo que se
remunere como jornada extraordinaria. No hacerlo sería o constituiría el
llamado «trabajo en negro».
Salario mínimo
mensual
Recalcamos que, en lo que se refiere a
jornada de trabajo, se debe revisar la
legislación, para docentes, sobre remuneración, como lo hemos dicho sobre pago
de trabajos fuera de las horas de clase; corrección de pruebas, preparación de
clases y uso de biblioteca o videoteca. De acuerdo a ley, en esto no están
comprendidos los docentes administrativos.
Al docente se le debe garantizar un «salario
mensual mínimo profesional», que le procure una vida digna, decente a él, a su
familia, así como a los que de él dependan económicamente; además de un descanso psicológico.
El salario mínimo profesional del docente es
un incentivo, teniendo en cuenta sus condiciones distintas por su actividad
docente; sus compromisos sociales y asistencia a los diversos eventos –que
forman parte de las funciones de su profesión– según el medio en que se
desarrolla. El salario mínimo (ver salario mínimo vital) profesional en los
docentes es la base para la fijación de su imagen que complementada con su
léxico constituye su personalidad.
Se dice continuamente que la globalización
necesita un ambiente de plena democracia y basarse en la gran educación del
pueblo, de lo contrario creará problemas. Recordemos que la globalización es
una consecuencia de la tecnología; entonces, debe impartirse una educación
tecnológica y hacer una revolución, comenzando con el señalamiento de un
salario mínimo profesional para el educador,
tanto público como privado, sin discriminación; sin que esto se considere como
atentatoria a la libertad de enseñanza, ni a la libertad de empresa.
La fijación del salario mínimo profesional
del educador evitaría que se incluya al trabajo a las fuerzas de la oferta y la
demanda, como cualquier mercancía, que se negocia en el mercado; lo que
actualmente es (2010) una contradicción a lo que se dice del trabajo.
Según informe de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) del 20-10-2013: “… los bajos salarios tienden a concentrarse
en determinados grupos de trabajadores, revelando que los trabajadores con
empleos de bajos salarios, tienen bajos niveles de educación, generalmente
jóvenes, desproporcionalmente mujeres. Y son más propensos a pertenecer a una
desventajosa minoría étnica: grupo social o inmigrantes (Informe mundial sobre salarios – Políticas salariales en tiempos de
crisis, pág. 41).
Los docentes que tengan título y que trabajen
en los centros particulares tendrán una remuneración no menor a la de los
docentes que trabajan para el Estado.
Un maestro lo es todo el día, todos los días
y estudia toda su vida. «Las condiciones inadecuadas de trabajo y de la vida
influyen directa e indirectamente en la salud de los trabajadores, ocasionando
acortamientos de la esperanza de vida, ocurrencia de accidentes del trabajo,
envejecimiento prematuro, agravamiento y aceleración de enfermedades ocupacionales
y comunes, disminución de la productividad y descalificación de la fuerza de
trabajo». Y, además de la gravedad de todo lo dicho, el autor agrega: «… produciendo
daños irreversibles a la salud del trabajador y su descendencia…». (Francisco
González R.: La Salud de los Trabajadores en Venezuela).
Baja remuneración
Nos dice el filósofo Mario Bunge que los
científicos deben actuar en el terreno de la política «… para exigir que los
gobiernos inviertan más en ciencia, en educación y en salud». Pero no en todos
los lugares ni épocas los problemas de mano de obra, particularmente docentes
son iguales; por ejemplo, en Amsterdam (Holanda) a inicios de este siglo se
presentó el problema de escasez de trabajadores y especialmente ayuda en el
sector de los docentes y para resolverlo las instituciones educacionales
hicieron una oferta muy singular que consistía en ofrecer a los profesionales,
que no estuviesen contentos con su profesión, costearles los estudios
correspondientes para convertirse en educadores, en un lapso hasta de dos años
y recibir el título en la materia que quisiesen enseñar; se presentaron un
total de más o menos seis mil postulantes. Este problema de la poca oferta de
mano de obra no sólo se presentó en educación sino también en supermercados,
empresas de informática y explotaciones agrícolas, etc.
Holanda es (o era) un país con baja tasa de
«paros» (3.2%); nadie quiere dedicarse a la enseñanza porque la remuneración es
muy baja y constituye «… uno de los
problemas prioritarios de la política interior […] y mantener la disciplina en
clases es cada vez más tarea dura». (Carmen Monton: Cómo Reciclar Profesionales para Convertirlos en Profesores –
Holanda).
La universidad pública de México ha recibido
una gran cantidad de alumnos que se trasladan de las universidades privadas
porque por la crisis económica (2009) no pueden pagar las cuotas y el Estado ha
tenido que invertir millones de dólares para resolver el problema (abril 2009).
Luc Demaret dice: «… la vida del docente se
va convirtiendo cada vez más en una pesadilla, con una condición cada vez más precaria, salarios deplorables,
clases atiborradas de alumnos…». Y Fred Lauren afirma: «Hoy día el sesenta por
ciento de los cincuenta millones de docentes del mundo viven por debajo de la
línea de pobreza». Vicente Donato, director médico de la Liga Argentina
Contra la Tuberculosis,
nos dice: «La tuberculosis es una enfermedad social, se puede contagiar en
cualquiera de los lugares, como colegios». (La
Tuberculosis
una Enfermedad de la Pobreza
– Argenpress. Saturday – Junio 20, 2009).
TRASTORNO DE ADAPTACIÓN
El docente, por su naturaleza económica y
social, por el medio ambiente laboral, en particular cuando es trasladado a
lugares inhóspitos, puede fácilmente contraer la tuberculosis o la leishmaniasis
tegumentaria entre otras enfermedades.
Recalcamos lo dicho por José Luis Caballero, especialista en
servicio de Psiquiatría del hospital Puerta de Hierro de Madrid, que: “… el
personal médico como docente es especialmente vulnerable al trastorno de
adaptación”.
En los traslados a lugares sin las mínimas
comodidades, las únicas vías de comunicación son trochas y se hacen en
acémilas, caballos y asnos o a pie; sin seguridad y por lugares, para el
docente, completamente desconocidos. En ellos se producen, primero, lo que se llaman trastornos de adaptación, que son «… estados
de malestar subjetivos, acompañados de alteraciones emocionales que por lo
general interfieren con la actividad social y que aparecen en el período de
adaptación y en cambios biográficos significativos o a un acontecimiento vital
estresante», o, mejor dicho, es una reacción anormal y excesiva a un factor
estresante en la vida o experimentar una pena, mal que lo sufren tanto hombres
como mujeres; y segundo,
generalmente llega a lugares muy humildes carentes de servicios básicos; sin
agua potable, ni desagüe, en algunos pequeños villorrios donde se necesita drenaje
y no lo tienen, alumbrado eléctrico. En otras palabras, una gran pobreza de
servicios. Estos males lo sufren hombres y mujeres, unos verdaderos mártires
anónimos.
Esto generalmente dura seis meses y se les
llama «trastornos de adaptación», que es una «reacción anormal y excesiva a un
factor estresante en la vida… o experimentar una pena», que podemos definirlo como
un conjunto de síntomas, como estrés, sentirse triste o desesperado y síntomas
físicos que pueden presentarse con posterioridad de acaecer un hecho estresante
en los conocimientos. Este trastorno puede afectar tanto a hombres como a
mujeres y presentarse a cualquier edad.
El problema del trastorno de adaptabilidad es
amplísimo, pero en este caso sólo veremos lo que se refiere a docentes.
En el acápite sobre Enfermedades
Profesionales de los Trabajadores de la Salud, muy a la ligera hemos mencionado el
trastorno de adaptación.
El trastorno de adaptación, que según Hans
Selye se le llama la teoría del estrés austríaco, viene a ser una reacción ante un agente tóxico, por
ejemplo el estrés. El autor mencionado acota que; «… el cuerpo humano siempre
busca su equilibrio. Y si por alguna causa lo pierde, el cuerpo reacciona en su
busca…».
El trastorno de adaptación: «… es la
aparición de síntomas emocionales o
comportamentales en respuesta a un estresante identificable, generalmente, dentro
de los tres (3) meses y dura, reiteramos, hasta seis (6) meses. Por ejemplo, un
accidente de tránsito o del trabajo, la
caída de un caballo. El siniestrado no olvida fácilmente el momento y
constantemente lo recuerda; esto le produce terror, pena, depresión. Es decir,
el síndrome de Adaptación es una consecuencia de un mal o pésimo momento de
trabajo».
J. Buendía considera que el burnout es el
estadio final del proceso de adaptación.
«Los cambios se van produciendo en el organismo
como consecuencia de la presencia, más o menos
mantenida de un estresor o situación de estrés». «… el organismo se
torna conscientemente vulnerable a problemas de salud (úlceras, hipertensión,
asma y enfermedades que siguen al daño del sistema inmune». (Agustín Causiano: Estrés
y Adaptación).
Además cada día va en aumento el
hostigamiento laboral, incluso por los más altos directivos. Últimamente se ha
publicado que Swazilandia, supra mencionado, que «… los educadores que expresan
sus críticas no consiguen promociones y los hijos de los dirigentes no tienen
acceso a becas de estudio».
Acoso institucional
Schusder (1996) considera Que el acoso institucional
es una de las experiencias más devastadoras que
puede sufrir un ser humano en situaciones sociales ordinarias. Y al
acoso lo define como “ser sujeto de
agresión por los miembros de su propio grupo social…, es una epidemia
social del siglo XX… que puede llevar al desarrollo de diversas patologías
psicosomáticas, incluido el suicidio (Una
Nueva Patología de Gestión en el Empleo Público: El Acoso).
El acoso institucional (género) es el
conjunto de actos acosantes dentro del que se encuentran el “acoso sexual”, que
es una especie; el mobbin o “acoso psicológico o moral”, que podríamos decir
que es el resurgimiento del instinto animal, que consiste en ser asaltado por
un grupo de “animales” normalmente más débiles a otros de la misma especie
psicológicamente más fuerte, según el etólogo Konrad Lorenzo.
Es común que el docente al inicio de su
relación de trabajo y por la política laboral que se lleva (2013) lo hacen
vivir en un constante acoso, psicológico en
los varones y hasta sexual sobre todo en las mujeres.
Las mujeres docentes son víctimas del acoso
sexual, generalmente, en el momento de acceder al puesto de trabajo o cuando se
les vence el período, según acuerdo, y esperan renovación o cuando trabajan
solas en un ambiente laboral masculino.
No está demás decir que esto demuestra un atraso
de más de 60 años en la legislación laboral, que no ha puesto coto a esta
pésima costumbre.
Demostrado científicamente está que el trabajador,
por cuenta ajena, para que rinda en su trabajo debe estar sano; se supone que
física y espiritualmente. Pero, ¿cómo podría conseguirse ese estado en una
maestra que está acosada sexualmente? El acoso, sobre todo sexual, de parte de
una persona de mayor rango jerárquico constituye una de las formas más comunes
de violencia en los centros de trabajo.
El profesional que se siente mal pagado comienza
a reducir su rendimiento… pero lo más peligroso es que decrementa su autoestima
y finalmente se resigna a vivir en una mala situación laboral, es decir se crea
un campo apropiado para que aparezca el burnout o síndrome del quemado, nos
dice Francese Borrell (Como trabajar
en equipo, pág. 111).
El síndrome del buRnout
en los docentes
La docencia, por las evidencias encontradas
en un estudio hecho por Hiebert y Farber (1984) se le considera, como lo hemos
anotado supra, “como una profesión estresante (Teacher Stress). Y podría consecuentemente
decirse que el síndrome del burnout o síndrome del quemado “… ocupa un lugar
destacado dentro de los riesgos laborales y de carácter psicológico en personas
que trabajan con seres humanos.
Este síndrome, por los estudios realizados,
se sabe que se presenta en los docentes, deteriora su trabajo. Y, por sus
consecuencias, manifiestan: “… en el plano psicológico, enfado, ansiedad,
agresividad verbal y física, miedo y aislamiento; en lo físico, fatiga,
problemas gastrointestinales, cardiacos o trastornos psicosomáticos; y, en el nivel
organizacional, problemas de adaptación al rol o actividad que desempeña,
incumplimiento de la tarea, accidentes del trabajo, pérdida de interés a la
profesión (Gil P. Piero J, M. – Desgaste
Psicológico en el Trabajo; El Síndrome del Quemado – España, 1997).
Las docentes, por la responsabilidad del
hogar y la falta de ayuda de sus familiares (especialmente de los cónyuges si
fuesen casadas o convivientes) tienen sobre ellas una gran influencia,
especialmente si la insuficiente remuneración no les permite contar con una
trabajadora del hogar o doméstica, que según cálculos sólo a un 5% les permite
tener ese servicio.
Según estadísticas, se calcula que una quinta
parte, es decir el 20% de las docentes, terminan padeciendo del síndrome del
burnout o del quemado, por el exagerado riesgo en su bienestar
psicológico, consecuencia de las diversas tensiones laborales.
Generalmente no se considera que: «El
Estado tiene la obligación de garantizar
al docente un nivel de vida acorde con su profesión y asegurarle al pueblo […]
una educación de alta calidad». (Constitución del Estado de Honduras, Art.
162°).
Pero ¿cómo se podría hablar de calidad educacional,
si previamente no se preocupan de la salud de los docentes, dotándoles de
cuando menos una buena calidad de vida? Y eso comienza con un buen salario
mensual; pues, debemos tener presente que el salario es “el mejor incentivo”.
Retomando el tema de la violencia vertical y
horizontal y sobre todo del acoso sexual a las docentes recién egresadas o no
tituladas, si su nombramiento dependiese de una mujer lo condicionan a la
entrega de una coima (tajada, mordida) sin que esto signifique que deja de
tener una condición precaria; o si fuese de un funcionario varón la acosan
sexualmente, aunque este tipo de acoso no es exclusivo del género masculino.
«El trabajo docente posee un alto nivel de complejidades,
la que aumenta cada día, a medida que la sociedad se va complejizando [...] La
docencia es una profesión estresante». (Asín Molina y Real – 2002).
En la hermana república de Ecuador, al acoso
sexual se le considera delito y el Código Penal en su art. 511-1 anota: «El que
solicitase favores para sí o para un tercero prevaliéndose de una situación de
superioridad laboral docente o análoga, con el ánimo expreso o tácito de causar
a la víctima un mal relacionado con las legítimas expectativas que pueda tener
en el ámbito de dicha relación, será castigado como autor de acoso sexual
con pena de prisión de seis meses a dos años».
En una investigación por los sindicatos en
los Estados Unidos de América se descubrió «… que muchos contemplan la
posibilidad de abandonar la profesión debido a la violencia» e intimidación que
tienen que soportar, aunque observadores
creen que la deserción de los maestros (en su mayoría varones) se debe a la
gran oferta de la mano de obra femenina y porque son atraídos por otras labores
de menor riesgo y responsabilidad; por ejemplo, la política y los negocios. Es muy natural que busquen mejores remuneraciones.
En la República
del Congo (África) los maestros abandonan las escuelas por ir a trabajar a las
minas, no obstante que en los socavones laboran en forma muy rudimentaria, con
herramientas obsoletas y su vida en constante peligro por los continuos derrumbes;
pero ganan más: cuatro dólares diarios.
Como aparece de un informe de la Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) «…
en Argelia más de cien docentes sufrieron ataques terroristas» en el mes de
junio de 1997; en Colombia fueron asesinados setenta docentes (Mundo Sindical, N° 7 y 8 – Julio y
agosto de 1998, pág. 21). Y, conforme a lo dicho por la misma CIOSL, en ocasión
del cincuentenario del Convenio N° 98 comenta que: «… en los sindicatos, en
Colombia, son cada vez más un blanco preferido de los sicarios (61 víctimas en
1997), cerca de la mitad del total». (Mundo
Sindical N° 6, pág. 18 – Junio de 1998).
Algo similar sucedió en el Perú, en las
últimas décadas del siglo XX que murieron muchos docentes, expuestos a su
suerte siempre abandonados en los más recónditos lugares de la sierra o de la
selva peruanas, que fueron asesinados por los terroristas y muchos otros mueren
en accidentes debido a la muy escarpada
geografía.
Los docentes son trabajadores que prestan
servicios al Estado y/o a la actividad privada, pero la finalidad es la misma.
Están amparados por un régimen laboral diferente, según sea que trabajen en los
centros educativos del Estado o, si lo hiciesen en los centros educativos
particulares los ampara la legislación laboral ordinaria; aunque tienen algunos derechos comunes, que se deben
igualar en lo que beneficie al trabajador.
En el personal docente, entre los que
trabajan para el Estado y los que trabajan en la actividad privada, hay algunas
diferencias, en especial derechos adquiridos, por ejemplo, derechos
remunerados, vacaciones, bonificaciones por destaques, conocimiento de idiomas
(quechua, aimara y lenguas o dialectos aborígenes). Preferentemente el derecho
a la libre sindicalización, donde hay muchísima intromisión de escribas y
fariseos, lo que es inconstitucional. Pero todos los trabajadores docentes,
personal directivo, docentes propiamente dichos, así como auxiliares, deben
estar comprendidos en la misma norma jurídica en cuanto a lo concerniente a sus
derechos y obligaciones laborales y previsionales; sean trabajadores de centros
educativos del Estado o propiedad de particulares.
Auxiliares docentes
El auxiliar docente es «… una persona (real o
natural) que cumple con un rol tanto
pedagógico (tutoría) como una obra administrativa […], su función es cuidar a
los alumnos, cuidar la disciplina, mantener el orden, preservar las buenas costumbres
[…], cumplir una labor de asistencia social, asistir permanentemente a los
profesores», expresa Roberto Guillermo Borsa Ballón.
Entre el personal docente (auxiliares) está
el tutor. Y la tutoría es un servicio de acompañamiento socio-afectivo y
pedagógico que debe integrarse, aportar a la formación integral en la
perspectiva del desarrollo humano.
Podemos decir que el auxiliar docente es base
en la educación personal y gran pilar para la instrucción. Él se encarga de la
parte humanizadora y administrativa; es base para la educación y en algunos
lugares y países es complemento activo en la tarea del profesor. El auxiliar
docente avala y certifica el paso del alumno por el centro administrativo. Su
ocupación (tutor) es tan sencilla (que carece de ostentación) que los padres de
familia ni los mismos alumnos se dan cuenta de su gran importancia.
Tutor.- Como palabra deriva de tutela, y proviene
del latín tutor –oris «persona
que ejerce la tutela». La
Real Academia de la Lengua Española
dice que es: «Persona encargada de orientar a los alumnos de un curso o
asignatura». Pero tutor es persona que ejerce tutela, y ésta es esencialmente
una autoridad que, en defecto de la paterna y materna se confiere para cuidar de la persona…». Es decir no puede haber
tutor si previamente no existe la necesidad de cuidar.
En el campo de la docencia el tutor, desde el
punto de vista jurídico, es un auxiliar docente, tiene una función equiparable
a la legal pero bastante restringida: No la nombra la autoridad judicial, ni
los padres de los menores; no es consecuencia de la existencia de una
incapacidad sino que es nombrado por los directivos del centro educativo,
Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) y el vínculo existente entre quien lo
nombra o su representado y el tutor es una «relación laboral» o «relación de
trabajo» como cualquier otro trabajador docente de la actividad pública o
privada, según su función.
Las funciones del tutor, respecto de los
alumnos que «cuida» se circunscribe a las limitaciones de tiempo, espacio y
circunstancias del centro de estudios, es decir de su empleador o dador de
trabajo. Aunque la responsabilidad es compartida con este.
Al tutor, a través del tiempo, se le ha dado
varios nombres o denominaciones; por ejemplo, en los años de la cuarta década
del siglo XX se le llamaba «inspector»; años después se le llamó auxiliar,
derivado de auxilio que se prestan entre si trabajadores de la misma categoría,
aunque este término tiene una variación respecto de su función, que no sólo es de cuidar, sino
incluso de «sustituir». Esto depende de cada región, país o centro educativo.
La labor de la educación de los alumnos
requiere de un equipo donde cada cual es una parte del todo; cada parte no solo
es necesaria, sino indispensable, para cumplir con la responsabilidad. A la
forma cómo crece el mundo, también lo hace la labor –interior y exterior– de
los docentes, cada una en su puesto, en su ubicación, que les da el
conocimiento y la pedagogía. El auxiliar es el primero en darse cuenta en el
cambio de conducta del alumnado y debe comunicar inmediatamente la situación a
los profesores.
Muchas veces los alumnos recurren al auxiliar
y lo hacen partícipe de sus vivencias, experiencias, problemas particulares,
familiares o escolares y el alumnado tiene la seguridad que lo va a ayudar.
En las relaciones de alumnos y autoridades docentes,
con el auxiliar o tutor, es la más permanente; cambia el director, cambian los
profesores; pero, generalmente, el auxiliar es el mismo, el trabajo habitual
sigue siendo el mismo.
DOCENTES
DEL CURSO DE RELIGIÓN
La mano de obra docente, reiteramos, presenta
algunas singularidades; pero, creemos que la más notoria y exigente se presenta
con los profesores de religión, por las diversas confesiones y la libertad de
culto que impera en el mundo. Por ejemplo, en el Perú el artículo 14° tercer
párrafo de la
Constitución Política del Estado establece que: «La educación
religiosa se imparte con respecto a la libertad de conciencias». Además, en la Declaración de los
Derechos Humanos, art. 18° anota: «Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión…».
Los profesores de religión ven su modus operandi,
la subordinación mucho depende de la confesión y del país donde se desempeñen.
Por ejemplo, en España en los centros educativos públicos existen acuerdos para
que los cursos de religión los dicten miembros pertenecientes a sendas
confesiones; pero la contratación se sujeta a la legislación vigente y
condiciones especiales que, generalmente, son establecidas en el Reglamento
Interno del centro educativo cuando se trata de un centro privado.
En el Perú, hasta la década de los setenta,
el curso de religión era dictado por sacerdotes católicos o por laicos
autorizados por la
Oficina Nacional de Educación (ONE) dependencia del
arzobispado; pero, a partir de los años indicados lo pueden dictar profesores
de ciencias, previa autorización del arzobispado.
En los centros educativos públicos, el nombramiento
y remuneración en el país que hemos mencionado, lo hacen las autoridades del
ministerio correspondiente, pero la calificación y evaluación del docente lo
hace el obispo de la jurisdicción, quien puede despedirlo o conservarlo en su
puesto.
En el personal docente, siempre refiriéndonos
a religión, se busca que el educador no tenga el vicio de alcoholismo, que no
sea infiel o adúltero, ni que cometa actos de desunión en el centro educativo,
ni promueva la violencia. El docente que enseña religión católica debe
trabajar, según los entendidos, en estrecha relación con el párroco de la
diócesis, para recibir las recomendaciones y líneas directrices convenientemente
para la efectiva enseñanza.
A los profesores que dictan el curso de religión
católica, en España, se les califica por el testimonio de su vida cristiana y
por su aptitud pedagógica, como lo establece el Código Canónico. El profesor de
religión católica debe proyectar fe en el educando, procurando que en los niños
se produzca una transformación, e inculcar en ellos el diálogo sin
enfrentamientos ni agresiones.
En el Perú es obligatorio el curso de
religión católica para los alumnos del tercer al sexto grados de primaria y en
los últimos de secundaria. La enseñanza de este curso en diversos países ha
creado problemas que algunos llaman «discriminación». La Constitución del
Estado del Perú, en su art. 2°, inc. 2, dice: «Toda persona tiene derecho a la
igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de [...] religión…».
La libertad religiosa, generalmente, no plantea ningún problema en cuanto a
mano de obra; en España la libertad religiosa y de culto de los individuos, se
establece en la
Constitución, art. 16.1.
El Perú, el año 1980, firmó un Concordato con
el Estado Vaticano, en el que –entre otros puntos– acuerda que: «… a la Iglesia Católica
se le otorga plena libertad para establecer centros educacionales privados, y
presentar a los profesores de religión en las escuelas públicas donde se
dispone el curso como materia ordinaria».
Para ejercer la docencia en el curso de
religión católica, en el Perú, se exigen los requisitos de ley como a cualquier
docente y otros especiales, tal la aprobación del postulante por el obispado de
la diócesis, en el caso de centros educativos públicos. En ese país existe
jurisprudencia sobre la actividad de profesionales liberales que profesen una
religión que no sea la católica y que sus labores habituales por cuenta ajena
no concuerden con sus deberes confesionales, y en el centro de trabajo y dentro
del horario laboral se les exige: ponderación, sin sacrificar la libertad
religiosa, y que las prácticas de sus creencias no vulneren el orden público.
De esto se concluye que los trabajadores
por cuenta ajena deben ser respetados en ciertas costumbres y prácticas
religiosas no católicas; recalcamos no altere el orden público, y suponga un
costo no muy excesivo para el empleador y que la acomodación sea posible.
En lo que se refiere a otras confesiones que
no sea la católica, ortodoxa o evangélicas, el gobierno español ha
presupuestado un número de plazas para docentes que irían a ciudades con mayor
población musulmana, como Madrid, Cataluña, Andalucía y Valencia, para que
impartan clases de Islam en las escuelas públicas. Estos docentes deben tener
titulo universitario, preferentemente del magisterio y cursado en España, haber
recibido un título de ordenamiento jurídico español y hablar en «perfecto
castellano», además del idioma de la comunidad autónoma.
La selección de profesores de Islam la hará la Comisión Islámica,
pero el gobierno hará la distribución en el país.
José «Pepe» Alalú, teniente alcalde de
Jerusalén peruano-judío dijo: «En el caso de los religiosos judíos el hombre no
trabaja, porque se dedica a estudiar el Tora y es la mujer la que sale a
laborar para buscar el sustento. El caso de los palestinos es similar, pero
allí la mujer es la que se queda en casa». (El Comercio – Lima, 11 de abril del 2010 – El vicealcalde
peruano de Jerusalén – Zona Mundo, pág. 53).
ENFERMEDADES
PROFESIONALES
Y DEL
TRABAJO EN LOS DOCENTES
ERgonomía
El término ergonomía deriva del griego
“ergón” (trabajo) y “nomos” (ley). “Es
el estudio de las relaciones entre el hombre y el ambiente de trabajo fundado
sobre el concepto básico de que el ambiente de trabajo debe adaptarse al hombre
que en él actúa” (Alberto Merani: Diccionario de Psicología). Y en el campo laboral
se conoce como la distribución o asignación de trabajos, servicios, tareas…
procurando que el trabajo se subordine al trabajador, permitiéndole que haga lo
que mejor sabe hacer.
A la ergonomía también se le llama ingeniería
humana, es multidisciplinaria, busca la interrelación entre el trabajador, el
puesto de trabajo y el ambiente en que se desarrolla, con el fin de humanizar
al trabajo, aumentar la productividad y dar seguridad. La ergonomía busca una
“mejor calidad de vida”.
Según Manuel Parra, la ergonomía “… tiene como
propósito adecuar las condiciones de trabajo a las personas, de modo que se
reduzcan los riesgos derivados del trabajo” (Conceptos Básicos en la Salud Laboral, pág. 43).
Reiteramos que el Estado no se preocupa de
los accidentes del trabajo, ni de las enfermedades ocupacionales o
profesionales, tanto en el sector público como en el privado. Por ejemplo, los
médicos cirujanos terminan padeciendo de varices por estar varias horas de pie
(en el
quirófano). Los medios
de comunicación a diario dan cuenta del atroz descuido por parte del dador de trabajo o empleador.
Y todo debido a la falta de vigilancia, tanto en la municipalidad de la
jurisdicción como en el ministerio correspondiente y Defensa Civil: Al final,
cuando las lesiones se agravan o cuando se rescatan cadáveres descompuestos,
todo lo quieren resolver en el fuero penal, no obstante que existe la
obligación de asegurar al trabajador y así la responsabilidad civil se
trasladaría al asegurador. Igualmente, el trabajador recibiría atención médica
y hospitalaria oportunas, además de los aparatos protésicos.
Según Carlos Rodríguez Pago: «… los expertos
en medicina del trabajo han comprendido la necesidad de mejorar el medio
ambiente de trabajo, y de aplicar los principios de ergonomía. Han llegado a la
conclusión que la mejora de condiciones de trabajo constituye el medio más
eficaz de reducir el riesgo de sufrir lesiones
del sistema músculo-esquelético». Continúa el autor: «La ergonomía que es una disciplina aplicada
en la que se integran los conocimientos
de las ciencias del hombre –anatomía, filosofía y
psicología– con el fin de adaptar los productos, sistemas, puestos de trabajo y
factores ambientales a las posibilidades y limitaciones físicas y mentales de
los trabajadores, ha demostrado su capacidad para reducir estos trastornos».
Estrés laboral
Por eso es que con el estrés laboral se puede tropezar en
cualquier momento de la vida. Creemos humildemente que se debe hacer los
estudios correspondientes, a nivel internacional, para declarar como enfermedades
profesionales en la profesión del docente: El estrés laboral, el burnout, la
leishmaniasis tegumentaria, la amigdalitis, faringitis, laringitis, el estrés
permanente e incluso la várice y como accidentes del trabajo
los trastornos de adaptación en la profesión del docente cuando se producen en cumplimiento de una misión.
Algunos estudiosos del tema creen que el
estrés laboral es producido por la precipitación en las labores, y la
acumulación desordenada de tareas, por las circunstancias políticas en que los
trabajadores se ven obligados a vivir.
El Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española dice que es: “Tensión producida por situaciones agobiantes que
originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”.
(Diccionario de la Lengua Española, 22º Edición).
La Organización Internacional del Trabajo
(OIT) afirma que “la principal causa del estrés es la falta de control del
sujeto sobre su propia situación, y, en el mundo competitivo actual, con su
mayor presión de tiempo, inestabilidad en el empleo, exigencias de cualificación
y crecientes requerimientos en el trabajo (mencionado por Luz Marina
Jaureguiberry, Julieta Chávez, Magdalena García Salvarini, Marisol Orlando y
Anabela Ghilino: Condiciones de Trabajo y
Salud de los Docentes Privados).
Si el estrés laboral es una enfermedad
ocupacional o profesional, es una polémica que hasta ahora no se resuelve,
aunque aisladamente en algunos casos de le considera como tal.
Según el tipo de estrés que genere la
ocupación laboral, se establece una clasificación; por ejemplo, el estrés de
responsabilidad y entrega lo sufren los médicos y enfermeras, y el estrés por
relaciones y servicios directos con las personas lo sufren los docentes.
Los estudiosos del asunto creen que el estrés
es el último escalón, luego de la ansiedad para llegar al síndrome del burnout,
que puede ser una consecuencia. Lo lógico es que los trabajadores –incluso docentes–
tengan cada fin de semana de trabajo un tiempo dedicado a relajarse y que
aquellos aprendan a decir ¡NO!, porque la acumulación de la carga de trabajo
desemboca en daños físicos. Tal vez un médico especializado en Medicina
Ocupacional o del Trabajo podría diagnosticarla como enfermedad ocupacional o
del trabajo. Lo que sucede es que al no ser una lesión músculo-esquelética,
sino mental, pasan de largo, nos dice Gutiérrez Ortega.
La mano de obra docente está integrada, en su
mayoría, por mujeres, y éstas sufren diferentes enfermedades profesionales
asociadas al tipo de trabajo, movimientos repentinos, destreza, sol, posiciones
lumbares, etc., nos dice Angélica Álvarez (Centro de Estudios de la Mujer y Trabajo – Chile).
Las patologías, eventualmente producidas en
el sector de los docentes, es la depresión, laringitis con afonía o disfonía,
artritis a las rodillas, tendinitis, trastornos de adaptación y ansiedad.
José Javier Aranaz, destacó que la afonía o
la disfonía, que es la fatiga de la voz, se declara enfermedad profesional,
pues, –en aquellas personas que la utilizan– representa sus herramientas de
trabajo; y que los casos más frecuentes en que se localiza la afonía y otras
alteraciones de las cuerdas vocales es en los que utilizan su voz para
desempeñar su profesión como: educadores, cantantes, locutores de radio que
fatigan su voz a lo largo del día. Afirma el comentarista mencionado que el uso
de la voz durante mucho tiempo produce un traumatismo de las cuerdas vocales. Y
agrega que también es dañina la exposición prolongada de tóxicos ambientales;
asimismo, que es necesario comprobar, en los centros de trabajo, el grado de
humedad o de sequedad. Y aclaró que el aire acondicionado es tan malo, e,
incluso, peor que la sequedad en el ambiente.
Dentro del concepto de enfermedades profesionales,
en el sector educativo están las dolencias y patologías típicas. Los nódulos
vocales a causa de esfuerzos sostenidos por la voz, están considerados como
enfermedad ocupacional o profesional. Pero existe otro gran tipo de
enfermedades de la enseñanza –a pesar de su gran incidencia– no están incluidas
en el cuadro de enfermedades profesionales: lesiones músculo-esqueléticas,
trastorno de origen psicosocial, estrés, síndrome del quemado, depresión, etc. (Prevención de Riesgos Laborales en Centros de Educación Infantil – Enfermedades Profesionales del Sector –
UGTFETE, enseñanza).
Los educadores que ejercen su profesión
corren el riesgo de sufrir estrés profesional, depresión, el síndrome del
quemado igualmente llamado síndrome de burnout, debido a la carga de trabajo,
ambiente en que se desarrollan, motivación, conflictividad, demanda emocional
sometidos a diario. Recalcamos que no se puede afirmar o negar porque todavía
está en estudio; pero Cyntia Ramírez Espadas, en sus estudios sobre el
particular, concluye: «Actualmente se considera una enfermedad profesional». (Trabajos Profesionales – DUE Colegio
de Enfermería Ciudad Real – España).
«La polémica es si el estrés, el burnout y el
acoso psicológico deben ser considerados accidentes del trabajo o enfermedades
profesionales, consecuencia con su relación causal». (Celso Antonio Pacheco Florido).
Ahora: «Se entiende por enfermedad profesional o del trabajo; pero casi siempre
se equiparan los daños producidos por agentes físicos, químicos, biológicos y
no se toman en cuenta los factores organizacionales y psicosociales, como son
los turnos del trabajo (ver: Trabajo por turnos, en: Ambiente de Trabajo o
Laboral), la sobrecarga por necesaria producción y la competencia, el trabajo
monótono, las situaciones que generan ansiedad, agobio, cansancio, violencia
psicológica, etc., accidentes del trabajo como las enfermedades profesionales
que en la legislación no se consideran como tales; pero, no por eso dejan de
producir lesión o muerte. Se consideran enfermedades del trabajo, calificadas
así por la causal; recalcamos que aún hay otras que, aparentemente, no producen
lesiones sin que eso sea una razón valedera para negarles su registro.
El docente desarrolla un trabajo intelectual,
donde naturalmente usa el cerebro, como en todos los trabajos, incluso el
manual. Pero la diferencia es –como en los abogados y docentes– que su
herramienta de trabajo es la voz; y muy reconocido lo es, al extremo que
Charles Gide, ya en la primera mitad del siglo XX, nos dice: «Pero la mano no
es el único órgano que sirve para el trabajo, aún cuando se trate de un trabajo
corporal; con más razón si se trata de
un trabajo intelectual; para el… la voz para el abogado, el maestro…». (Curso de Economía Política, pág.
99).
LA VOZ
Voz,
palabra derivada del latín vox-vocis.
Demostrado está que cada profesión exige a la
voz unas características distintas; la docencia requiere una voz con un alto
nivel de resistencia, por ejemplo frente a la fatiga, sin embargo, no precisa
de una singular belleza.
Al educador se le exige ser: amigo, compañero
y orientador, inclusive padre o madre. Esto incide sobre su personalidad y
muchas veces negativamente, produciéndole alteración física, como cefaleas
(dolor de cabeza), bajas defensas, hipertensión, infartos, disformas, úlceras,
etc. Especialmente la mujer docente que hace suya la responsabilidad de llevar
las cargas familiares, lo que repercute, algunas veces, negativamente en su
salud, no siendo así en el caso del docente varón.
El uso profesional
de la voz en el docente se ve sometido a la influencia de varios factores
de riesgo que condicionan su estado de salud y su rendimiento. En esto, factor
muy importante juega el ambiente; en
ello está el ruido, así consta
en un estudio hecho en la Universidad Autónoma de Madrid. Dicho informe anota
que el uso de la voz para la docencia no ha de ser espontánea, sino el
resultado de un aprendizaje, una especialidad y una técnica vocal, que le
permita mejorar y auto controlar su
rendimiento.
Nos dice María Isabel Calonge Ramírez,
maestra especialista de audición y lenguaje, que: «Los docentes, auténticos
‘atletas’ vocales, utilizan su órgano vocal en las variadas situaciones
comunicativas: explicar, preguntar, dar instrucciones. En todo ello se aplica,
con un uso muy variado la voz, ya que en determinados momentos el docente ha de
hablar elevando la intensidad vocal, o en un ambiente ruidoso o en aulas que no reúnen las mejores condiciones
acústicas. Mucho tiene que ver el número de alumnos en las aulas, por ejemplo
cuando son más de veinte (20) se incrementa el nivel de incidencia que bastante
tendría que ver en las consecuencias. En muchos casos y lugares se debe elevar
la voz por la mala calidad acústica del aula.
Según Coral Oliver, psicóloga del Centro de Salud
Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, “La voz constituye el instrumento
de trabajo y de comunicación imprescindible del profesorado. El uso continuado
y su abuso obligado suponen un riesgo laboral importante. La agresión a la
laringe desemboca muy a menudo en lesiones como los nódulos o pólipos, que
pueden precisar de atención quirúrgica y reeducación de la voz para llegar a la
recuperación del paciente”.
Por la forma de llevar adelante su trabajo
profesional, el docente tiene unos problemas muy singulares, propios y
característicos del gremio; por ejemplo, por la falta de descanso, sobre todo
psicológico para el ocio y las relaciones sociales y, en especial, la falta de
valoración de sus tareas. Todo eso repercute en la salud del docente. Y esto,
recalcamos, es consecuencia del estilo de trabajo, la presión física, psíquica
y la situación económica. Porque, como hemos visto, el docente no proviene de
las clases sociales adineradas, sino muy al contrario.
En conclusión, la calidad de vida del docente
proviene de lo que en doctrina laboral se denomina: Condiciones de Trabajo.
“La voz se origina por la vibración de las
cuerdas vocales que produce el aire expedido por los pulmones en su paso por la
laringe. En los docentes la necesidad de hablar durante muchas horas al día, y
a volúmenes excesivamente altos, causa desgaste de la voz. Estas circunstancias
pueden desembocar en diversos trastornos foniátricos, como son la laringitis,
pólipos o nódulos en las cuerdas vocales”
“Los principales factores de riesgo son:
hablar mientras se escribe en la pizarra, lo que obliga a elevar el tono de la
voz; tratar de imponer la autoridad con gritos; la exposición al polvo de la
tiza que irrita las mucosas; el elevado número de alumnos que provocan mayor
nivel de ruido del entorno, lo que obliga a forzar la voz; la (inclusión) de
determinadas asignaturas, como educación física, que al realizarse al aire
libre obliga a chillar para comunicarse con los alumnos; idiomas, pues utilizan
sonidos que no son propios del idioma nativo; música, que obliga a cantar o a explicar
por encima de la música de fondo” (Enfermedades
Profesionales en el Sector Enseñanza – UGTFETE).
En las aulas el factor fundamental es la
acústica. “Demasiada reverberación o muy poca, no ayuda a la transmisión del
sonido, lo que favorece la aparición de cansancio vocal”.
La postura y la voz. El
docente que usa mal la voz altera su
postura consistente en rodillas tensas, pelvis mal balanceada, vientre
caído, aumento de la cobertura lumbar, sifosis dorsal.
La postura y la respiración se deben tener en
cuenta, por su íntima relación, en la emisión de la voz. Un cuerpo que no
mantiene la verticalidad adecuada no puede producir una voz fisiológicamente
correcta. Los defectos posturales pueden ser una consecuencia del mal uso de la
voz. Y al docente, que habitualmente usa mal la voz, podría originarle la
pérdida de su verticalidad.
En los docentes la carga de trabajo es
bastante alta, por lo que en cuanto a la postura y la voz, se debe actuar
ergonómicamente y adaptar el trabajo al docente y no el docente al trabajo.
Pérez Ruiz, con criterio integral, nos hace
notar que: «Toda la musculatura del abdomen, del tórax, del cuello, de la boca
con todas sus formaciones blandas actúan y activan solidariamente para
conseguir la impostación de la voz».
«La situación se complica en los casos de los
especialistas, por ejemplo profesores de educación física que trabajan en
espacios amplios, abiertos, donde es difícil discriminar la voz del profesor;
si lo hace al aire libre estará expuesto a las condiciones climáticas de frío,
humedad, etc., aspectos que también inciden en el órgano vocal». (María Isabel
Calonge Ramírez, ¿Qué Relación hay en
los Docentes entre la Postura
y la Voz? – La Voz Nuestra
Herramienta de Trabajo).
Es importante que cuando las maestras de
niños de preescolar estén supervisando las actividades de clase; se aproximen a
las mesas de los niños y se pongan en cuclillas para hablarles… que las
maestras no adopten posturas encorvadas ni desplacen la cabeza hacia delante.
La posición de cuclillas asegura que mantenga su espalda como un todo funcional
y que respire y hable manteniendo la unidad estructural de la espalda». Quien
así nos dice es Paloma Tejada Novalón. Y agrega que «los profesores de infantil
y música requieren además del uso correcto de la voz cantada y del control de
la variabilidad de los tonos para no generar fatiga vocal» (Importancia de la Voz en la Profesión Docente).
Los profesionales de la docencia no escapan
de las normas de la columna vertical y están bajo sus efectos y engrosan las
estadísticas. La mayoría cree que los lumbagos o lumbagias se producen por grandes
esfuerzos, pero, según HernandIvan, se cree que pueden producirse a
consecuencia de defectuosas actitudes posturales o esfuerzos mínimos en mala posición
para la columna.
“... No menos importante es la posición permanente
y diaria que sufren los docentes al tener que realizar esfuerzos psíquicos
mantenidos, que desembocan en estados de ansiedad y estrés, y trastornos
psicosomáticos que conllevan a la contracción permanente de la musculatura, y
cuya consecuencia es la degeneración y deformación progresiva de las zonas
cervicales y lumbar”
El mundo cambia con muchísima rapidez y trae
nuevos «factores de riesgo», consecuentemente nuevas enfermedades, sobre todo,
profesionales y del trabajo. Asimismo con los avances de la ciencia y tecnología
se han descubierto algunas «enfermedades» resultado del trabajo o del lugar
donde se labora, por ejemplo
el estrés laboral,
el burnout y
las provenientes del
acoso institucional. «Hay
además un apartado de
«enfermedades mentales» dentro de
lo que se denominó «neurosis profesional» donde aparece la
«depresión reactiva», el trastorno de adaptación, trastorno de ansiedad,
«trastorno de somatización».
EL POLVO
DE LA TIZA
Se dice –no se refiere a tal o cual región o
país, sino a toda una realidad internacional– que la época de la tiza y la
pizarra de madera es cosa del ayer; pero, “del dicho al hecho hay mucho
trecho”. Además, debemos tener en cuenta que hay pueblos donde se viven dos
economías: la nativa y la globalizada.
Hay continentes o algún continente con muchos
pueblos donde no se tiene la presencia del Estado. Y la educación, la salud y
muchos servicios están a cargo de las ONGs o de hombres de buena voluntad. Ese
es el mundo.
La tiza es un artículo obsoleto hecho de yeso
y sirve para escribir en las pizarras.
Se usa aún hoy (2017), por economía, en los colegios.
En el Perú aún hay pueblitos en la sierra en
donde, en pleno siglo XXI (2017), no se conocen las carreteras y tienen que
viajar, a pie o cabalgados sobre un burrito, al pueblo más cercano. Salen en la
tarde del lugar de su residencia para, en la madrugada del día siguiente, tomar
el carro de servicio público una vez por semana, de subida a la sierra, y otro
día de bajada. En esos pueblos no usar la tiza talvez sea un sueño.
Al usarse las tizas despiden un polvo muy
fino que invade el ambiente contaminándolo; la exposición al susodicho polvo y
las malas condiciones higiénicas (del
medio ambiente) sanitarias son la causa de enfermedades pulmonares, vías
respiratorias de los docentes en el ejercicio constante y perenne de su profesión.
El polvo de la tiza no solo se aspira (por la
nariz) sino que se ingiere (por la boca) en los momentos en los que el docente
está hablando. Y consecuentemente podría quedarse sin voz, como también padecer
de rinitis, considerada una enfermedad
del trabajo, o de tos.
Según Manuel
Israel Ruiz, el docente por el motivo expuesto es víctima de
enfermedades ocupacionales o profesionales
consistente en: «… la pérdida parcial o total de la voz por exposición
del polvo de la tiza». Y. Lucía Navas agrega que la acción de la cal u óxido de
calcio encontrado en el yeso (tiza) produce dermatosis y cáncer a la garganta,
pulmones y vías respiratorias, entre otras. (La Tiza es Letal para Maestros).
MEDIO
AMBIENTE DE TRABAJO DOCENTE
Cristina Alemañy Martínez nos dice: “La
psiquiatría y otorrinolaringología aparecen como ramas médicas que cuentan con
más profesionales de la enseñanza entre sus principales pacientes […]. Pero si
se sumasen las afecciones de neurología y psiquiatría, temas de salud mental,
sería una de las mayores causas del absentismo laboral de los profesores, y la
principal, si se tiene en cuenta su duración”.
“El estrés, la ansiedad y la depresión ocupan
los primeros puestos en la lista de enfermedades que causan la baja laboral
entre los docentes”.
“El estrés puede surgir cuando un individuo
está sujeto a fuertes demandas conductuales que le resultan llevar a cabo. La
respuesta del organismo al estrés se produce en respuesta inmediata, el
organismo se activa y vuelve a equilibrarse una vez superada la situación; pero
se va desgastando si se repite con excesiva frecuencia […] desgaste psicológico
con severas pérdidas de energía que causan un descenso de cantidad y calidad de
rendimiento”.
Ruido. El ambiente de trabajo influye
sobremanera en el rendimiento y eficacia del trabajador, en general, y del
docente, en especial, sobre todo en el lenguaje, por eso hay que cuidar las
aulas y preocuparse de su conservación. No se deben construir centros
educativos cerca o en las grandes vías de tránsito, líneas férreas, muy cerca a
los embarcaderos portuarios, mercados, aeropuertos y donde haya ruidos.
Para los educadores, el centro de trabajo es
el elemento base del ambiente laboral; la debida armonía en el
hombre-trabajador y el ambiente de trabajo da satisfacción en el ejercicio de
la labor, aumenta el rendimiento y la productividad. Con un buen ambiente de
trabajo lo que se persigue es un empleo racional del trabajador en función de
su capacidad física, fisiológica y psicológica, un buen rendimiento con el menor
esfuerzo y una menor perturbación biológica y psíquica. (C. Simonín: Medicina
del Trabajo, T. II, pág. 1992).
Aulas.- El
trabajo en un ambiente ruidoso, particularmente si los ruidos son irregulares,
produce una tensión nerviosa, siendo el caso más grave en los trabajos que
exigen concentración mental. En la legislación civil comparada se prohíben; es
así como el artículo 961° del Código Civil peruano (2010) anota: «Están prohibidos los humos, hollines, emanaciones,
ruidos, trepidaciones y molestias
anómalas que exceden de la tolerancia que mutuamente se deben los vecinos…».
Todo centro de trabajo, particularmente su «espacio
vital» ( ), debe estar adecuadamente diseñado para mantener una postura
corporal correcta y cómoda; porque la incomodidad puede causar múltiples
problemas de circulación en las piernas.
Estar varias horas corrigiendo da una postura
incómoda. El alumno de primer año es de mucha exigencia, se necesita estar con
él lo cual obliga al docente estar siempre agachándose.
Las aulas deben ser construidas con nuevas tecnologías
y de acuerdo a una nueva legislación. El centro de trabajo, o sea donde labora
el docente, debe ser educativo en sí mismo; es decir, que mantenga una
implicancia directa con la metodología pedagógica, y que todas las estructuras
formen un todo docente. Para el cumplimiento de lo dicho y necesitado, existe
una especialidad: la arquitectura docente.
Al ambiente de trabajo podemos definirlo
diciendo que es: «… el ambiente en el cual se desarrollan las actividades del
trabajo humano sin limitaciones». Norma Sucli Padilla y Celso Antonio Pacheco
Florido anotan que: «… el medio ambiente
del trabajo es el local donde las personas desempeñan sus actividades
laborales, sean remuneradas o no, cuyo equilibrio está basado en la salubridad
del medio y en la ausencia de agentes que comparten la incolumidad
físico-psiquiátrica de los trabajadores, con independencia de la condición y
género (hombres y mujeres mayores y menores de edad, servicios públicos,
asalariados, autónomos, etc.)».
Respecto a los factores ambientales, la falta
de humedad en el ambiente (en la sierra peruana) se secan las mucosas
nasofaríngeas. El exceso de frío o de calor, corrientes de aire, una ventilación escasa o el aire
acondicionado, pueden irritar las mucosas y otros agentes como el polvo de las
tizas y el humo.
Las aulas deben tener un diseño y espacios especiales,
aislados del ruido exterior; se debe disminuir el ruido ambiental, en vez de
hablar más alto, para compensarlo; hablar cara a cara a las personas;
evitar hablar mientras se escribe en la
pizarra, y no gritar a los alumnos que estén a larga distancia y en espacios
abiertos… limitar el uso de la voz en los momentos de ocio. (www.prevención,efectengt.suma.es).
Las aulas deben tener niveles acústicos
óptimos, evitando la reverberación excesiva… Procurar la instalación de
micrófonos que ayuden a transmitir las ondas sonoras o pizarras eléctricas y proyectores que eviten la utilización de la tiza.
Unas condiciones laborales inadecuadas, tales
como oficinas con espacios físicos reducidos y un ambiente congestionado, las
fábricas ruidosas y las tiendas calurosas y mal ventiladas pueden contribuir a
la aparición de estrés y tensión” (GEOSALUD – Depresión trabajo.
Consecuencias
dañinas resultantes del ruido.- La
Organización Internacional del
Trabajo (OIT) dice que el ruido es azote cada vez mayor y sus efectos perjudiciales
van desde el nerviosismo y la fatiga a
la sordera temporal o permanente. (Información OIT, volumen 12, número 5 – 1976).
«El daño auditivo inducido por ruido
representa una lesión irreversible causada por elevados niveles de presión
sonora sobre las células del órgano
corti en el oído interno. Se puede estimar que alrededor del 30% de la
población trabajadora está expuesta a niveles de ruido». (Yuri Carbajal
Bañados: Apuntes Técnicos sobre
Enfermedades Profesionales, pág. 5).
Se ha comprobado que el ruido, además de producir
fatiga, es causa de la disminución de la producción individual. Hay algunos
tipos de ruido que alteran la estructura del oído interno y son capaces de producir
sordera profesional. (Juan
Kaplam: La Empresa y la Salud de los Trabajadores, pág. 62).
El ruido es uno de los factores más contaminantes
del mundo; estudios científicos han demostrado que los ruidos de los aviones y automóviles generan
daños de audición. También vienen ocasionando neurosis y otras enfermedades
nerviosas; y se le considera como la primera causa de las enfermedades profesionales.
Numerosos estudios sobre condiciones de
trabajo de los educadores nos revela la existencia de:
1. Los contagios (gripe, catarros, varicela).
2. Problemas músculo-esqueléticos (contracturas
musculares, lumbalgias, hernias discales).
3. Patologías de origen psicosocial (depresiones,
ansiedad, alteraciones digestivas).
4. Enfermedades respiratorias y alergias debido
al contacto con contaminantes ambientales (productos químicos usados en
laboratorios, polvo producido por la tiza, pinturas y disolventes usados en las
tareas manuales).
Es necesario que los docentes gocen de buena
salud para así ejercer debidamente su profesión. Los centros educativos, aún en
las capitales y grandes ciudades no
cuentan con buenas condiciones de trabajo; y en los pueblitos del interior no
son malas sino pésimas, por su
estructura y carencia de muebles. Los gobiernos, todos, siempre han sido
crueles con los docentes y han hecho política partidaria (unos más otros
menos), especialmente con las llamadas «evaluaciones»; dentro de las
condiciones de trabajo las evaluaciones a los profesores están consideradas
como grandes estresores, y, finalmente, ¿quién evalúa a los evaluadores?
Juan Casassius, filósofo chileno, sostiene
que las escuelas de hoy son una fábrica de violencia. La educación tiene el
propósito de hacer dinero para los grandes empresarios del mundo; que los
ganadores son las transnacionales y que los educadores siempre han sido
maltratados y ahora se les quiere culpar de la crisis educacional (Algunas verdades sobre la actual educación
chilena – Martes, 4 de noviembre del 2008).
Con la globalización han aparecido nuevos riesgos
para la salud de los trabajadores. Riesgos psicosociales que tienen su origen
en la organización del trabajo, tal cual más peligroso como dañino, por ejemplo
el mobbing o acoso psicológico, que ha existido siempre pero recientemente se
le ha dado esa denominación.
Accidentes del
Trabajo
por cumplimiento en
una misión
Conforme avanza la industrialización y con
ella la tecnología, se supone que se requiere de más docentes por el aumento de
la población, y de igual manera se necesitará mayor número de centros
educativos y se precisará de docentes especializados: por la altísima capacidad
tecnológica. Por ejemplo, en la construcción y ensamblaje de las futuras
aeronaves, que se construyen por partes en ciertos países, para después
ensamblarlas con una precisión al milímetro. Aeronaves que volarán a 16 mil
metros de altura y a una velocidad de un poco más de dos mil kilómetros por
hora. Esos constructores, ingenieros y técnicos de diferentes especialidades,
primero aprendieron. Y ¿quién les enseñó?: Un grupo de docentes, también
altamente especializados. Pero las marchas y contramarchas, en la alta
dirección, han afectado al gremio y este ha perdido fuerza.
Según los estudiosos, el docente hace de maestro(a),
requiere un poco de psicología, ser un poco educador(a), tener un poco de mamá
o de papá (incluso los solteros). Por esto y aquello al docente se le presenta
una serie de problemas. En el docente el “cariño” es una herramienta de
trabajo. Según los entendidos, al maestro o maestra, si sus alumnos no le
quisiesen estaría “frito”, sobre todo en los años iniciales. Por ejemplo, un
niño menorcito tal vez no recordará lo que le enseñaron sus maestros, pero sí
recordará como lo trataron. Por todo esto el docente no abandonará su
profesión, y si lo hace es por la pésima remuneración, porque el docente se
identifica con sus alumnos y se ve afectado emocionalmente por sus problemas
sociales.
También se presentan enfermedades en el trabajador
por exposición aguda o crónica por altura geográfica que los afecta por falta
de oxígeno cuando desarrollan sus labores sobre los tres mil metros de altura
sobre el nivel del mar.
Los docentes, como cualquier trabajador, que
son desplazados a ciertos «pueblitos», es decir pequeñísimos como alejadísimos
de las capitales regionales o de grandes
ciudades donde no hay carreteras
(que todavía quedan muchos) tienen que movilizarse en cabalgaduras o a pie
sufriendo accidentes, que deben calificarse como del trabajo, aunque fuese en
el primer día de labores y en el primer momento de ese día y tendrían todos los
derechos como tales. A este tipo de accidentes del trabajo se les llama:
«accidentes del trabajo en cumplimento de una misión»; en zonas endémicas, por
su condición de foráneos, pueden contraer alguna enfermedad, por el medio donde
desarrollan sus labores; por ejemplo la verruga peruana, la uta o leishmaniasis
tegumentaria. De igual manera sufren una
tensión emocional de ser asaltados en las rutas de transporte y caminos rurales,
y como hemos anotado supra, les produce trastornos de adaptación.
Edmundo Rodríguez anota que: «… las nuevas
enfermedades laborales son: leptospirosis, hepatitis virales B y C, infecciones
por tantos virus, artrosis secundaria de la rodilla, anglosarcoma hepática,
laringitis con afonía o disfonía.
De igual manera comenta Cristina Alemany Martínez
que: «…las dolencias de la laringe constituyen una enfermedad del docente por
excelencia». Y agrega: «Desde los años ochenta las investigaciones demuestran
que existe una relación entre el trabajo docente y diversos trastornos de salud
tanto a nivel biológico… como psicológico». Y continuando explica que el estrés
y el burnout (del que hemos tratado al comentar las enfermedades profesionales
de los trabajadores de la salud que también las sufren los docentes) muchas
veces se confunden; pero aclara: «… que el estrés puede surgir cuando el
individuo está sometido a fuertes demandas conductuales que le resultan difícil
llevar a cabo», en estos casos el organismo ante el estrés, en respuesta, de
manera inmediata se activa y vuelve a equilibrarse una vez superada la
situación; en cambio el burnout se origina cuando el profesional sobrepasa su
capacidad de reacción de una forma
adaptativa.
CONSECUENCIAS EN EL ESTADO CIVIL
El o la docente desarrolla gran actividad en
el desempeño de su profesión, generalmente con niños y adolescentes; además,
habría que tener presente que muchas veces al alumno lo reciben aún infante;
todo eso repercute fisiológicamente en el docente.
La docente, por la forma como se desempeña en
su profesión –generalmente sola– sin
ayuda de terceros (incluyendo entre ellos al Estado con su política), se vuelve
“autosuficiente” y coloca sus prioridades en el ámbito laboral, con el
transcurso del tiempo, posponiendo el tema del amor. ¡Al final parece que se
olvida hasta de su persona!
Tratando el tema, la psicóloga Beatriz Goldberg
dice que: “… la mujer ha avanzado tanto que se ha perjudicado ella misma, y
haciéndose una autocrítica cree que los hombres se asustan al ver a una mujer
independiente en sus decisiones”. (Cómo
encontrar pareja y no morir en el intento). Hacemos recordar que el humano,
con tanta habilidad que tiene, aún no ha logrado detener el tiempo. Todo es
temporal, incluso, en las mujeres, la edad fértil.
Psicológicamente se ha probado que las
“relaciones íntimas” en la pareja hombre-mujer tienen una vinculación con la
producción en el trabajo (nos referimos al trabajo por cuenta ajena),
además teniendo presente la frecuencia.
En esto –si la conclusión o pregunta con respuesta, al respecto, fuese
positiva– en el trabajador o trabajadora habría más ánimo, mayor destreza y
agilidad; estaría contento(a), más fuerte. Y si a eso se le agrega una buena
remuneración, la conclusión sería: mejor calidad de vida. El empleador o dador
de trabajo, obtendría mayor producción y mejor productividad.
Hoy en día, y tal vez siempre lo ha sido,
prometerse “amor eterno con su pareja” prolonga más la vida en comparación con
los que se quedan solteros(as) (Fent Psicología: Intervención Psicológica,
Coaching, Docencia y Peritaje – 19/01/2010).
Los docentes –y más que los “las”– se han olvidado
de ellos mismos en aras de educar, conducir y “cuidar” de la futura sociedad;
pero, eso es por la misión que se le encomendó al momento de su creación: son
el Atlas moderno en cuyas espaldas y responsabilidad cargan el mundo.
En el orbe nada está demás ni nada falta. Es
el humano quien malgasta o destruye. Adán sería un don nadie si no se le
hubiese dado la compañía de Eva; y esta no habría cumplido su misión sin el
pasaje bíblico de la desobediencia al mandato respecto al “árbol que está en
medio del jardín” (La Biblia, Génesis. cap. 8: obr. 3).
Una manera de ayudar a resolver el problema
de los docentes es darles una buena remuneración y mejores condiciones de
trabajo. Lo contrario, como siempre, solo sería un discurso político.