MANO DE
OBRA
Miguel
Suárez Sandoval
A la memoria de Francisco Taboada Alegre,
exsecretario general de la Federación de Conductores y Anexos del Perú y
miembro de la directiva de la Confederación de Trabajadores del Perú y otras
organizaciones.
INTROITO.- Siempre se ha oído decir: “Los
tiempos han cambiado”; ¡cómo han cambiado las cosas! Ahora, talvez a partir del
segundo tercio del siglo XX, aunque otros lo establecen a continuación de la
segunda Guerra Mundial, con la aparición de acontecimientos con características
mundiales.
Todo en
el orbe reposa sobre el trabajo como actividad del factor humano. Por esta
razón no deja de comprometer al trabajador por su dependencia a la
productividad, de la que con la actividad del trabajador, originan la remuneración
o salario cuya finalidad es conseguir su sobrevivencia: “Con el sudor de tu
rostro comerás el pan”.
Los
cambios que referimos que afectan al trabajo
y al trabajador,
también –como lo indican algunos autores– se debe al gran crecimiento de la
población mundial, que señalan que tomando de base los días del advenimiento de
la era cristiana a los años de la segunda Guerra Mundial la población que pasa
de esta al siglo XXI ha crecido más o menos un tres cientos por ciento (300%).
La
población crece mucho más rápido que la generación
de empleo y/o la creación de puestos de trabajo; además, lo que busca el
empresariado es ganar dinero, no generar empleo para, consecuentemente, crear
puestos de trabajo.
Sobre
lo dicho podemos y debemos mencionar a la globalización, que es un proceso
histórico, la tecnificación, las comunicaciones y la cibernética. Todo esto ha
hecho variar el concepto que se tenía del mundo, de las cosas y, sobre todo,
del trabajo como actividad humana. El Derecho del Trabajo o Laboral nació para
solucionar los problemas del hombre trabajador como Homo.
Al
vocablo o término mano de obra, en el transcurso del tiempo, se le ha ido dando
un significado, gremialmente hablando, muy diverso o un concepto según la
profesión en la que se le ha tratado (inclusive el trabajador manual lo ha
hecho según su ocupación); por ejemplo, en economía, contabilidad, derecho,
estadística u otras actividades.
De
igual manera ha habido una variación del concepto, conforme a lo tratado dentro
del Derecho; verbigracia, en el Derecho del Trabajo cuando se refiere a la
“cuestión social”, en el campo de la salud ocupacional o profesional, o en la
estadística, incluso en estas épocas en la tecnología robótica (2016), así como
del país en que se converse.
MANO DE
OBRA.- Al aparecer la posibilidad de trato entre
el trabajador manual, antaño mal llamado «obrero», y el patrón o patrono en el
ordenamiento social –que de por sí es un avance en el mundo de los valores–
comienza a conocerse el vocablo «mano de obra». Y se define inicialmente como:
«el conjunto de personas o población activa disponible o la energía
aprovechable de un pueblo para producir bienes y servicios».
DEFINICIÓN.-
La palabra mano deriva del latín
“manus”, y se denomina así a la parte comprendida desde la muñeca inclusive
hasta la punta de los dedos. Y mano de
obra al conjunto de asalariados de un país o un sector concreto.
(Diccionario de la Lengua Española – Vigésima segunda edición).
Mano de
obra tiene muchas definiciones y se le conceptúa de diversos modos. Algunos la
equiparan con el esfuerzo que hace el trabajador manual en el desarrollo de su
actividad. Para otros, la mano de obra es la existencia o disponibilidad para
trabajar a cambio de una determinada remuneración.
El
profesor Dr. P. Fritsch, se preguntó: ¿Qué es la mano de obra? Y él mismo se
contestó: «Es el trabajo del obrero; por extensión se designa con este nombre
el conjunto de trabajadores de un país». (Protección Médica de la Mano de
Obra).
Este
autor reconoce dos clases de mano de obra que él las llama “fija” y “flotante”.
La mano de obra fija es la que está ligada a un puesto de trabajo; es decir,
sus miembros tienen ocupación. La flotante está compuesta por los desocupados
que “buscan trabajo”; es decir, no tienen puesto de trabajo por haberlo perdido
por diversas razones. Por ejemplo, ahora (2013), con la crisis mundial económica
están en paro: a estos se les considera mano de obra mientras busquen trabajo.
Que en estos casos es requisito sine qua non.
En la
última década del siglo XX, con la tecnología, la cibernética y la
robotización, los cambios se presentan mucho más apresurados.
Como
una de las consecuencias en las relaciones laborales, apareció la informalidad.
Y para resolverla hay que subir la productividad. Y esta se conseguiría con educación
y correcta nutrición, sobre todo para los niños en sus cinco primeros años y
más tarde los adolescentes de diez (10) años a quince (15). (Jorge González
Izquierdo), y en el Perú, por ejemplo, para los adultos trabajadores, incluso
los trabajadores manuales.
Recuerdo
que en el país mencionado con el gobierno comprendido entre 1945 a octubre de
1948, la instrucción fue gratuita “en todos los niveles”. A partir del año 1949
se les quitó ese derecho a los educandos peruanos; pero se restableció a la caída
del gobierno que la quitó.
Como
hemos dicho, al término mano de obra se le ha dado varias denominaciones, según
el campo donde se trate. En opinión de Erich Arndt, la mano de obra es parte
integrante del factor humano, es decir del hombre trabajador: no se puede
desligar de él. (Política de salarios).
«… en
las ciencias contables es el encaminamiento de los salarios de los obreros que
laboran los productos de una fábrica. También se aplica a los obreros que
ayudan, y el producto que se pueda fabricar, por ejemplo los conductores de los
medios de transporte interno, electricistas, encargados de limpieza, etc.».
En el
campo que tratamos, la dividen de manera directa o indirecta en la
transformación de la materia prima, es la contribución física o mental para la
elaboración de un bien o producto, que puede ser directa o indirecta.
Al
interponerse el maquinismo en la industria naciente no sólo se ahorra tiempo y
trabajo, sino, sobre todo, mano de obra, que se traduce como conjunto de
trabajadores aprovechables para determinada actividad laboral.
Pero la
máquina si es verdad que al trabajo lo hace más llevadero y aumenta la
producción, por otro lado también arroja a muchos trabajadores a la miseria. Si
de esa riqueza que produce el trabajador, sobre todo manual, si se compartiese,
sería lo ideal, pero no es así, y está muy lejos de que lo sea. “La proporción que reciben los trabajadores
cada día es más pequeña en la mayoría de los países, provocando un descontento
popular e incrementando el riesgo de malestar social”, así lo afirma la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el informe de 07 de diciembre
del 2012. Todo eso lo impide la mala distribución de las riquezas. Al hombre
trabajador lo hace descender porque lo somete a la dependencia de su trabajo y
su salario, no a un ser superior sino a otro hombre.
La
máquina, como dice Rifkin Jeremy, ha traído el desempleo que ha llegado (cuando
escribió) ya a su más alto nivel de la gran depresión de los años treinta. Más
de 800 millones de seres humanos se encuentran desempleados en el mundo. Esas
cifras crecerán probablemente entre el momento actual y el final del siglo, en
la medida en que millones de aspirantes a integrar la fuerza de trabajo se
encuentren sin empleo, muchos de ellos víctimas de la revolución tecnológica en
que están sustituyendo rápidamente a los seres humanos por las máquinas, en prácticamente cada sector
e industria de la economía global (The Ena of Jeremy P. Tarcher, Nueva Yak
Putriam – Book published by G. P. Putrasin Sons1996).
Con el transcurrir
de los años, según Tim Harford: “… el número de puestos de trabajo se ha
perdido, debido al reemplazo con máquinas que son más eficientes, solo en parte
del problema”. (Diario El Comercio – Lima, domingo 23 de agosto del 2015 – Portafolio
Economía Internacional, pág. 12).
¿Qué significa mano de obra?
Mano de
obra es la fuerza o energía de que dispone un país, región o comarca para
llevar adelante su industria, agricultura, educación, comercio, banca, etc. Es
un término moderno que tal vez signifique «poder», «dominio». Y se usa en
muchas asignaturas. Por ejemplo, en la ciencia contable, estadística, economía,
etc. Es el mejor recurso que puede tener una nación.
A la
mano de obra, como fuerza de trabajo, Carlos Marx la considera una “mercancía”
que el trabajador dispone como único patrimonio; por lo tanto, la ofrece al que
la quiera, en este caso al que da trabajo, empleador, empresario o dador de
trabajo. Su precio se cotiza, generalmente, por unidad de tiempo y su valor
adquisitivo en el mercado de productos. El valor de la mano de obra se hace
efectivo en la remuneración que es todo aquello que el trabajador recibe por
sus servicios.
El
vocablo mano de obra es algo inventado.
Se dice que fue una o un periodista quien lo creó, como cualquier otro que con
el trajinar diario de los medios por varios años se popularizó y a través del
tiempo ha ido tomando varios conceptos. Por ejemplo, la Real Academia de la
Lengua Española da como acepción de mano de obra: «trabajo manual de los
obreros», así como «conjunto de asalariados de un país o de un sector
concreto».
Remontémonos
años ha y cojamos la palabra latina «operarius», que se traduce como: «persona
que trabaja en un oficio u obra de manos». De ese concepto proviene o deriva,
aparentemente, obrero, y operario recalcamos que proviene de la misma palabra
latina operarius; resultan ser sinónimos.
Obrero,
«persona que trabaja en un oficio u obra de manos». (Diccionario Hispánico
Universal - Edición 1961, W. M. Dackson).
El
Código del Trabajo de la hermana república de Chile, en su artículo 2°,
califica de obrero a la persona que no
siendo empleado ni patrón «trabaja por cuenta ajena en un oficio u obra de mano
o presta servicio material determinado».
CAUSA, ORIGEN,
PRINCIPIO.- Es aquello que se considera como fundamento de algo. (Diccionario
de la Lengua Española - Vigésima tercera edición).
Néstor
de Buen Lozano nos dice: “La conquista introdujo en el territorio de la Nueva
España las prácticas gremiales. Pero con ellas, las formas de explotación de la
mano de obra que las circunstancias permitían”… “De hecho la encomienda se
constituyó en un mecanismo para contar con mano de obra permanente, adscrita al
encomendero, pero algunas tareas se encargaban también a los esclavos negros a
los que se procuraba mantener separados de los esclavos indios”.
Y
continúa su comentario: “… el virrey Gaspar Zúñiga y Acevedo, conde de
Monterrey, en una ordenanza de fecha 27 de octubre de 1599…, además de
autorizar algunos ingenios y trapiches en el socorro de algunos indios para que
trabajen en los dichos ingenios, por tiempo limitado hasta que compren negros”,
fija los salarios de “un real de plata por cada día y un real y medio por cada
día, y un real por cada seis leguas de ida y vuelta, más comida bastante y
suficiente”.
El
mismo conde de Monterrey, en otra ordenanza de 27 de mayo de 1603 establece
que: “A los que sirven de peones dentro de la ciudad, para los ministros
ordinarios de ella, se les diese cada día real y medio de jornal, o un real y
comida, a elección de los indios”. (Instituciones de Derecho del Trabajo y de
la Seguridad Social).
Como
tenemos anotado, al trabajador el empleador, individualmente, no le daba
ninguna importancia, y ante las autoridades no se tenía en cuenta su palabra,
ni aún la legislación de aquellos tiempos, y estaba privado de toda defensa.
Según
Héctor Hugo Borbagelata: “… desde mediados del siglo XIX, comenzó a
desarrollarse en el occidente de Europa y más tarde en América Latina, un
movimiento obrero que condujo a la introducción de las organizaciones de los
trabajadores con los empleadores o sus organizaciones”. Pero, ante las severas
críticas de algunos juristas, “la doctrina laboral inició un largo recorrido,
manteniendo una vocación de ruptura con el derecho tradicional adoptando un método
diferente, donde se rechazan ficciones, y el intérprete se ubica en directo
contacto con la realidad del mundo del trabajo abandonado […] el empleo de abstractas
“categorías jurídicas” y, podríamos decir, según el autor mencionado, aparece
una nueva base filosófica en el continente americano, expuesta por Cesarino
Junior que establece que también aparece una nueva base filosófica para el
Derecho Social”. (Los Principios del Derecho del Trabajo de segunda
generación).
Con la
aparición de la máquina y el empleo de ésta en los grandes establecimientos
industriales, se empezaron a usar procedimientos mecánicos; se modificaron las condiciones
de trabajo que se habían utilizado hasta entonces. Esto comenzó con la
sustitución del trabajo realizado a mano, que lo hizo la máquina que utiliza el
vapor de agua como fuente de energía y desplaza las demás formas hasta entonces
utilizadas; a esto es lo que los historiadores llamaron Revolución Industrial.
La
fuerza de la máquina a vapor es la razón y principio de la gran industria. La
primera máquina la construyeron Thomás Savery y Thomás Newconcen (conocido como
el padre de la revolución industrial), en 1705, aunque la fecha no es muy
precisa y los estudiosos la establecen entre 1705 y 1715. Esta invención tuvo
gran difusión en el viejo continente; y
nació la gran industria y paralelamente la «clase obrera» resultó de las
grandes concentraciones de trabajadores que ofrecían su fuerza laboral a cambio
de una remuneración o retribución; lo mismo que acaparamiento de tierras que
produjo una gran cantidad de desocupados y dio lugar a la aparición de una
nueva clase social: la clase trabajadora a fines del siglo XIV. Y en Europa,
tras la peste negra, hubo carencia de trabajadores porque muchos de ellos
murieron. Los sobrevivientes tuvieron que trabajar más pero los salarios eran
los mismos.
Podemos
decir, con Pearce Davis y Gerald J. Matchett, que los trabajadores son
comprometidos porque media una razón y ésta los hace necesarios para realizar
un servicio o ayudar a otros a fabricar productos. Es decir, nace la necesidad
de comprometer personas porque se requiere atención a las máquinas y aumento a
la producción, lo que los especialistas llaman “demanda directa”, que es una
consecuencia o reflejo de la demanda de los artículos que se producen y que el
pueblo consume. Esta gran producción, por los nuevos requerimientos, hace que
el productor busque la cooperación de otros hombres para que trabajen a cambio
de una remuneración o pago, es decir «trabajadores». A
este pedido es lo que se denomina
“demanda derivada” (Economía Laboral Moderna, pág. 570).
A los
productores los impulsa la búsqueda de utilidades o rentas. Este impulso
utilitario es el motor de la economía. La oferta y la demanda obedecen a ese
impulso: una gran producción. Pero
aquello (el impulso en los empresarios) no constituye ningún incentivo en los
trabajadores; por lo tanto, no hace suya la necesidad. El trabajador –como
humano– actúa por la búsqueda de incentivos para satisfacer sus necesidades. Al
hombre trabajador no se le compra ni se le vende, de igual manera el trabajo no
es una mercancía; lo que se adquiere es la «energía de trabajo» o fuerza
laboral como también se le llama.
Al
trabajador, que trae la obligación de sobrevivir, se le otorga derechos, como
el derecho al trabajo, como un derecho inherente. Sus derechos se presentan
desde un punto de vista individual y otros en forma colectiva; unos son
filosóficos y otros se refieren a los derechos en su relación laboral.
Algunos
derechos son conocidos desde las primeras décadas del siglo XX, por ejemplo en
la Constitución de Alemania de 1919 (Constitución de Weimar) que disponía: “…
la fuerza laboral está bajo la protección especial del Estado. Existe un solo
Derecho Laboral”.
“Art.
157. El trabajador gozará de la protección especial del imperio. Se establecerá
en todo el imperio un derecho obrero uniforme”.
Se le
garantiza sin discriminación de ninguna clase de condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo que incluyan los siguientes derechos:
a) remuneraciones
que permitan satisfacer las necesidades físicas, intelectuales y morales…
b)
condiciones dignas de trabajo.
c)
salud, seguridad e higiene del trabajo y estabilidad en el empleo.
d)
limitación del tiempo de trabajo y regulación del descanso, el tiempo libre y
vacaciones, etc.
El
sistema de los Derechos Humanos, como cualquier otro, no puede ser concedido
sino como un todo, cuyas partes
están íntimamente correlacionadas dentro de los Derechos Humanos laborales
específicos, así como los no específicos, cohabitan con los demás de la misma
naturaleza, lo que hace no solo probable sino prácticamente inevitable que
puedan producirse conflictos entre unos y otros.
Y
agrega el autor: “Todos los Derechos Humanos tienen origen en la dignidad y el
valor de la persona humana”.
El
gobierno de Inglaterra decretó un nuevo impuesto personal y esto provocó una
gran inconformidad ante lo que los campesinos se rebelaron; hubo protestas y
marcharon a Londres para reclamar ante el rey (Ricardo II, que apenas contaba con
14 años); violaron y quemaron casas. El rey recibió a los rebeldes, trató
con su líder
Wat Tyler y accedió a sus
demandas.
En
1381, «Entre tanto otros rebeldes habían entrado a la residencia del rey,
saquearon sus cuartos y asesinaron al arzobispo de Canterbury y al tesorero del
reino» (La Historia del Mundo de Dorling
Kinderley – El Comercio de Lima pág. 147).
Los
trabajadores provenían principalmente del campo, donde residía una masa
numerosa de desocupados. El problema se resolvió gracias a que las nuevas
fábricas les dieron ocupación, se dictaron leyes que favorecían su traslado,
aunque en aquel entonces se consideraba a los trabajadores parte de la
propiedad donde trabajaban; idea que cundió en el mundo laboral y se veían
obligados a trabajar por acuerdos impuestos de por vida. A los trabajadores se
les «compraba y se les vendía» junto con la explotación.
En
conversaciones con Arturo Sabroso Montoya, único líder sindical peruano, decía
que en pleno siglo XX, en el Cuzco, los trabajadores del campo o campesinos
«trabajaban por chicha».
Recalcamos
que el gran líder sindical peruano se refería al caso del Cuzco.
Nos
dice Néstor de Buen Lozano, que en una ley de 20 de mayo de 1609, dictada por
Felipe III, declara perdido el salario pagado en vino, chicha, miel o yerba del
Paraguay, incurriendo además, el español que así lo hiciere, en multas por ser
la voluntad real que la satisfacción sea en dinero”. (Libro IV, Título XIII,
Ley VII - Instituciones de Derecho del Trabajo y de Seguridad Social).
Talvez
podríamos decir que en esa época ya resaltaba la característica principal de la
remuneración, cual es la de mantener y retener una fuerza de trabajo productiva
y procurar la satisfacción del trabajador; cualidad que ahora (siglo XXI) se ha
perdido.
Al respecto,
teorías hay muchas. Se dice inclusive que cuando los señores feudales
comenzaron a perder poder, tuvieron que cambiar su fuerza de trabajo por dinero
y convertirse en trabajadores asalariados.
«La revolución industrial hace que desaparezcan
los restos del feudalismo y, a su vez, posibilita el paso de una sociedad
agrícola a una industrial, capitalista…». «Ya en la etapa del sindicalismo… las
clases más importantes las constituyen el capitalista y el ‘‘obrero’’ o
asalariado; la industria sustituye a la agricultura como principal renglón
económico».
No
bastó enganchar a poblaciones enteras del campo para que trabajen en las
fábricas sino que había que reclutar en nuevos estamentos, sobre todo de mujeres
y posteriormente niños.
Si es
verdad que el maquinismo aumentó la producción y dio trabajo a muchos, es decir
aumentó la demanda de mano de obra, se recibieron y ocuparon trabajadores sin
preparación y no se dio tiempo ni oportunidad de capacitarse ni de adaptarse al
trabajo; esto duró bastante y al problema solo se le han puesto paliativos.
A
partir de la cuarta década del siglo XX se procuró reducir la jornada semanal;
pero, como aumentó la producción ocurrió lo contrario: se agrandó (entre
bambalinas) la jornada de trabajo tanto diaria como semanal, incluso para mujeres
y aún niños.
El
maquinismo impulsó un nuevo sistema laboral; hubo reacciones en su contra, en
aras de la defensa de la clase trabajadora que resultó desplazada. Y se hizo
presente la cuestión
social.
REMUNERACIÓN
DE LA MANO DE OBRA
Se
habla de «precio» de la mano de obra. Pero, desde el momento que al trabajo no
se le considera una mercancía, al salario tampoco se le debe considerar precio
de la mano de obra sino de la unidad de producción.
A la
mano de obra debe considerársele como el recurso más valioso de cada país, y
corresponde al Estado velar para que sea utilizada en la mejor forma posible,
pero su cuidado y el saberla administrar no solo debe ser función del Estado,
sino, incluso, de los sindicatos y empresarios.
Es tan importante para un pueblo que en los tiempos prehispánicos que el
«poder» de los curacas se calificaba por la capacidad de su mano de obra.
LA
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS (10 de diciembre de 1948), en su
sexto considerando, establece que: “… los Estados Miembros se han comprometido
a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto
universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre”. Y
en su artículo 23° inciso 3 establece que: “Toda persona que trabaja tiene derecho
a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure así como a su
familia una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada en
caso necesario por cualesquiera otros medios de protección social”.
La
Constitución del Estado de la República del Perú (1979), en su artículo 43° nos
decía: “El trabajador tiene derecho a una remuneración justa que procure para
él y su familia el bienestar material y el desarrollo espiritual”. Concepto que
repite la Constitución de 1993 en su artículo 24°.
Además
ha de tenerse presente que como lo establece la Constitución de Uruguay: “Los
habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de la
vida, honor, libertad, seguridad, trabajo
y propiedad. Nadie puede ser privado de estos derechos sino conforme a las
leyes que se establecieron por razones de interés general.
A la
mano de obra hay que cuidarla, porque es un capital muy preciado; hay que
mantenerla sana tanto orgánicamente como en el campo psicológico. Respecto al
término “sana” anotamos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que salud es “… un estado de bienestar completo, físico, mental y no solamente
la ausencia de enfermedad o achaques”.
En
estos últimos tiempos el hombre-trabajador está siendo cada día más dependiente
de la tecnología y la cibernética.
José
Cabrera Bazán anota que: “… la relación de dependencia entre el trabajo y los
modos de producción es innegable; y cada vez que se producen avances en la
tecnología se pone de manifiesto la obsolencia del ordenamiento jurídico
laboral”. Y añade: “No es un fenómeno específico del Derecho del Trabajo sino
que se produce igualmente en el derecho común”.
El
autor indica que en estas épocas compensar el ritmo del ordenamiento jurídico
con las nuevas tecnologías se pone más preocupante por la enorme velocidad que
estas últimas tienen haciendo consecuentemente no factible la idea de
codificación o un sinónimo de tal.
También
recomienda que habría que tener muy presente a la informática y la cibernética
por su influencia decisiva en la producción de bienes y servicios; que nos
encontramos en el núcleo de un cambio profundo de la civilización que reclama
revisión de la mayoría de los valores jurídicos y no jurídicos y puede que no
esté lejos el tener la certidumbre de que el derecho, cuando menos escrito,
entre en un colapso. (Fuente del Derecho del Trabajo). Del latín “colapsus”:
caer, arruinarse.
Pero
nosotros, no obstante lo mucho que hayan dicho varios autores, afirmamos que el
Derecho del Trabajo o Laboral nace para solucionar los problemas de una
realidad; pero esa realidad ¡mundial!, en lo perceptible panorámicamente ha
cambiado bastante; mas, en lo esencial es lo mismo.
Al
mundo lo forman elementos: el humano, sus valores, sus necesidades, sus buenas
y malas cualidades, aunque estas han crecido en número, y para resolverlas se
ha tenido que rodearle de cierta cantidad de instrumentos, cosas y facultades,
sobre todo procurarle sobrevivencia. Su finalidad es defender al
hombre-trabajador en su dignidad humana. Defender no al trabajo sino al
trabajador.
La mano
de obra comienza a multiplicarse y sigue creciendo aún, tal como crecen las
necesidades de los pueblos y la multiplicación de sus habitantes. Pero siempre
el centro, hacemos hincapié, es y será el humano. Y el trabajo visto
filosóficamente –como elemento para su sobrevivencia– se le reconoce la condición
de derecho inherente.
El
hombre, en su necesidad de vivir (que es la causa) da su energía laboral, es
decir trabaja (el trabajo es efecto); por lo que nunca jamás, en el Derecho o en la
legislación el efecto pospondrá a la causa. Siempre el hombre estará primero.
Como lo decía la Constitución Política del Perú (1979) en su artículo 1°: “… la
persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado. Todos tienen la
obligación de respetarla y protegerla”.
Por el
crecimiento de la población del mundo y por la oferta y la demanda, los precios
han crecido; entonces, ¿por qué reducir los salarios? En especial, ¿por qué
permitir la reducción del salario mínimo (que por algo se le llama vital), en
los países donde existe? En algunos países se niega, por mala interpretación de
la doctrina.
Por la
mutación en grandes proporciones, que sufre el mundo en (y por) la tecnología,
las comunicaciones, la cibernética; y, muy especialmente en el trabajo por
cuenta ajena; el trabajo de la mujer se ha hecho una obligación familiar, lo
que ha dado lugar a que aquellas busquen sendos puestos de trabajo y se produzca
un alejamiento del hogar, pudiendo a futuro causar daño a la prole.
Es
verdad que el mundo, en los últimos cincuenta años, ha cambiado bastante; pero
el humano, el hombre-trabajador, es el mismo: tiene las mismas necesidades, la
misma carga familiar…; y la clase empresarial tiene su ambición por el dinero y
el poder. Los estudiosos de la cuestión social, respecto al Derecho del Trabajo
–que no tenía (ni tiene) el poder de la clarividencia, ni la divina omnisciencia–,
comprendieron que es un Derecho “inconcluso”, aunque no solo el Derecho del
Trabajo sino también el “Derecho Común”.
El Derecho del Trabajo, por su condición de “inconcluso”,
en vez de desaparecer por ley natural, recurrió a lo que el físico alemán
Rudolf Clausius llama Entropía y encuentra nuevos resquicios y oportunidades
para renovarse y mutar.
Repetimos
que el Derecho del Trabajo o Laboral es un derecho inconcluso, que siempre ha
estado al vaivén del tiempo… Asimismo el caso del salario mínimo vital que
nació por la intervención de Jesús como se comenta en la Biblia (San Mateo 20:
4, 7. Parábola de los denarios, sobre una costumbre existente desde años atrás
en aquellos lares.
Similares
casos, por ejemplo, la conquista por los trabajadores, de la jornada
de las ocho horas, es una consecuencia de la celebración del centenario de
la Revolución Francesa (1889), se fundó la Segunda Internacional y en esta se
acordó apoyar la campaña de las ocho horas.
La
tecnología y la modernización del mundo, por lo que ante los acontecimientos
mundiales y especialmente por la flexibilización
laboral, según Hugo Barreto Ghione, entró en estado de resiliencia y se
fortalece con la crisis económica mundial. (Empleabilidad desde el punto de
vista jurídico del trabajo)
El
autor mencionado añade que: “… la desregulación laboral afectó al Derecho del
Trabajo, pero al fin de cuentas no ingresó al recinto constitucional”, última
reserva de las directivas fundamentales tutelares del Derecho del Trabajo”. Y
agrega que: “… la constitucionalidad e internacionalidad del Derecho del Trabajo”
se mantuvo y hasta se vio reforzada; el neoliberalismo no asaltó esa ciudadela
que dio el juego finalmente desmontable del nivel infraconstitucional”.
El
Derecho del Trabajo, por su dinamismo, se encuentra íntimamente vinculado al
cambio de las formas de trabajo, y organizar el trabajo, que impone la
articulación de diversas estrategias y transformaciones en el mundo del Derecho
de modo de cumplir con el designio protector. (Hugo Barreto Ghione: El empleo
ante la nueva crisis económica y la resiliencia del Derecho del Trabajo como
efecto no querido del neoliberalismo).
Como
dijera Marshall Berman: “… todo lo construido está hecho para ser destruido
mañana”. Nosotros añadimos: “si todo se muta y se transforma, el Derecho del
Trabajo como un derecho social no podría dejar de serlo; y por ninguna razón
permanecer inactivo, no operar y mantener su actualidad; y, si en todo hay un
retorno a su estado anterior, sería como si nada hubiera pasado”.
Las nuevas
constituciones del Estado que se dieron o promulgaron a partir de la última
década del siglo XX, “… hicieron agregados de derechos o una incorporación de
normas internacionales sobre Derechos
Humanos laborales, ya mediante el reconocimiento expreso de esas normas
sobre derechos fundamentales”.
El
Estado debe disponer que en los centros industriales que empleen cincuenta
trabajadores o más están obligados a contar con los correspondientes
servicios médicos laborales; es decir,
contratar a médicos y enfermeras especialistas en Medicina Ocupacional;
asimismo, en los centros de trabajo, aunque no cuenten con cincuenta o cien trabajadores,
si la actividad que desarrollan podría dar lugar a enfermedades profesionales u
ocupacionales, por ejemplo los trabajadores pescadores, y los gastos corran por
cuenta del empleador o dador de trabajo; también se debe contar con los
servicios de un psicólogo laboral. Pero eso no sería suficiente: hay que ver
que la norma se cumpla, de lo contrario caeríamos en el síndrome del Quijote.
Según
Máximo Fernández Hernández, puede definirse a la psicología del trabajo o laboral
como “la ciencia psicológica aplicada que tiene por objeto el estudio de la
conducta humana en el trabajo y como fin el mejorar esta conducta haciéndola
más satisfactoria para el individuo y más útil para la sociedad”. Además de lo
dicho, podemos agregar lo que dice Siguán M., que la ayuda que nos da es posible “en la medida
en que dispongamos de una cierta idea sobre lo que es bueno para el hombre y
para la sociedad” (Psicología del Trabajo,
pág. 10).
El
Estado tiene la obligación y el deber de procurar a la mano de obra nacional
condiciones que hagan innecesario el éxodo de quienes podrían contribuir al
progreso nacional.
“No se
puede dejar de administrar justicia por deficiencia de la Ley”. Es un principio
reconocido internacionalmente.
Según
lo que nos dice Héctor Hugo Barbagelata: “… el Estado no solo tiene el deber de
legislar en el sentido que nos indiquen las disposiciones de los instrumentos
internacionales, sino que, además, estas ofrecerán un criterio de
interpretación del derecho interno vigente; y, a falta de disposición de
derecho interno en la materia, tendrán un valor supletorio”. Y añade: “De este
modo fue arribándose al pleno reconocimiento de todas las normas sobre derechos
humanos, cualquiera sea su fuente integran un sistema con jerarquía
constitucional”. (Obra citada).
Para el
conocimiento de la mano de obra el dador de trabajo o empleador debe contar con
los profesionales especializados en el sector salud, con médicos encargados de
la inspección, especialistas en Medicina del Trabajo. A esto en la legislación
laboral comparada le llaman: Médico Inspector.
La mano
de obra es un recurso que debe administrarse con sabiduría, sobre todo en los
países en desarrollo y ayudando al gobierno a resolver los problemas que surjan
en su racionamiento, sin permitir que se trafique con ella, como lo hacen las
empresas que proporcionan mano de obra temporal. Al respecto hacemos presente
que en el Derecho Penal del Trabajo encontramos, por ejemplo en algunos países
de la Unión Europea, que el tráfico ilegal de mano de obra se castiga con penas
que van desde cinco a diez años de prisión.
El
Derecho Penal del Trabajo es: “… un sector del Derecho Penal con identidad propia, cuyo objetivo está
constituido por las normas penales que se ocupan de la protección de los
derechos de los trabajadores, relativos a sus relaciones individuales y
colectivas de trabajo”.
Es
decir, su finalidad es hacer “… que se respeten las condiciones mínimas de
vida profesional de los trabajadores por
cuenta ajena” o “… existe en todos ellos un bien jurídico categorial común que
estribaría en los derechos del trabajador nacidos de la relación laboral”.
Respecto
a la mano de obra, como lo dijo el ministro de Economía del Perú (Canal N, 30
de mayo del 2008, Lima): «El mercado de trabajo necesita una población especial
que no lo necesita el mercado de bienes…». Y agregó: «… la sociedad peruana
nació como una consecuencia de un proceso de confrontación en la conquista, con
un trato social violento, el que se prolongó hasta muy avanzada la República,
en donde las razas y etnias existentes fueron duramente sojuzgadas y casi
eliminadas, primero la nativa, luego la negra y finalmente la asiática que solo
sirvieron de mano de obra…». Si el trabajador no fuese protegido por el Estado
frente al fuerte, el Derecho del Trabajo terminaría siendo un mito.
Los
empresarios, en su mayoría, siempre han menospreciado a la mano de obra
peruana; ahí están los «medios» que pueden atestiguar: la han considerado de
mala calidad y de «bajo precio»; pero la verdadera razón ha sido la falta de
preparación para enfrentarla a la competencia (producto de la globalización de
la economía) y, últimamente, a la crisis económica mundial (2009); pero no
buscan nuevas alternativas, nomás esperando que el gobierno resuelva el
problema.
Que la
mano de obra es deficiente dicen algunos… empresarios; pero los resultados «en
todo» es como se «siembra»; si se siembran papas se cosechan papas; si se
siembran frijoles se cosechan frijoles; pagan poco el resultado también es
poco; si pagasen mejor el resultado o cosecha también sería mejor.
A la
clase trabajadora “nunca” tratan de motivarla; e individualmente al trabajador
no lo incentivan. Comencemos estableciendo que el mejor incentivo es un buen
salario; sin embargo, en el mundo a la clase trabajadora se le mezquina hasta
su salario mínimo vital, implícitamente usando la violencia. El ejemplo lo tenemos
en todos los rincones del mundo.
Comenzando
que el trabajador cuando gana bien o más o menos regular, cuida su puesto
de trabajo para no perderlo (no lo corran), eso es en todos los gremios, y
procura trabajar bien, con ánimo, aún en trabajos de alto riesgo como
construcción civil, trabajos a más de tres mil metros de altura sobre el nivel
del mar, trabajadores de la salud, trabajos submarinos, etc., donde no se les
aumenta la remuneración a los trabajadores y muchísimos, en diversos países de
algunos continentes, que no reciben desde hace años ni el salario mínimo.
No está
demás decir que lo que se necesita, sobre todo en los pueblos alejados, es más
presencia del Estado para que el trabajador se sienta amparado.
Desde muy
antiguo se ha dicho que la mente tiene un poder sobre la materia; en este caso
podríamos decir sobre el cuerpo (Efecto
Placebo, Trabajadores de la Salud).
Cuando
en un país hay más desarrollo, más riqueza, también debe haber más y mejor
distribución. Muchos creyeron que la solución estaba en las pequeñas y medianas
empresas; pero no es así, porque se idearon pensando en el empresario y los
bajos costos laborales, y no en el trabajador por cuenta ajena; además, están
fuera del sistema; y las dos terceras partes (2/3) de la fuerza laboral no
tienen beneficios sociales, seguridad social
y previsional.
Si la
mano de obra, como dicen, fuese deficiente, esta deficiencia «sería
consecuencia y no causa». Por ejemplo el trabajador peruano siempre ha
trabajado en condiciones paupérrimas, constantemente ha estado en la etapa de
«la economía nativa, lenta, pesada y primitiva»; y mal pagado, por lo tanto mal
comido, a decir de un ilustre economista cuyo nombre preferimos reservarlo.
Mientras que en otros países trabajan con alta tecnología. Por ejemplo, en la
costa peruana cargan sobre el hombro, mientras en otros países lo hacen con
fajas transportadoras, la estiba y desestiba la hacen usando container, en los
puertos con grúas de altísima capacidad. Nunca se ha tenido en cuenta la gran
aptitud del trabajador nativo en la sierra peruana que trabaja –y generalmente
ha trabajado– en un medio tóxico y a más
de tres mil y cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, a puro pulso.
Lo que sucede es que no se puede conocer un país mirándolo desde el balcón de
su residencia.
Respecto
a los trabajadores nativos, en particular en las minas de la sierra peruana,
con jornadas excesivas, modalidades impuestas sin estudios previos en el campo
de la salud orgánica como psicología, con turnos sin tener en cuenta que el
cuerpo humano está hecho para trabajar de día y dormir de noche.
Años ha
se afirmaba que “el día se ha hecho para trabajar y la noche para descansar”. Y
se agregaba que la oscuridad da al humano la oportunidad de descansar. (La
Biblia, Nuevo Testamento – Juan 9: 4 – Ambiente de Trabajo o Laboral).
Dice
Eva Salabert que, por este motivo, durante la noche disminuyen las aptitudes
físicas y mentales.
En
estos casos, para establecer los turnos de trabajo hay que ver en los
trabajadores la matutinidad y la vespertinidad para adaptarlos lo mejor
posible. Y, en cuanto a las jornadas nocturnas hay que tener presente las horas
y fases del sueño para no alterar, o de hacerlo que sea lo menos posible: La
recuperación física y la recuperación psicológica. Es decir no solo ver la
producción y la productividad que impone la Tercera Revolución Industrial, sino
el conjunto de condiciones que rodean a la persona… en este caso al
hombre-trabajador; mejor dicho el ambiente del trabajo o laboral y la calidad
de vida de la clase trabajadora. (Ambiente de trabajo o laboral).
Calidad de vida.- Se debe entender como las
condiciones que determinan el modo de vivir de una persona o grupo de personas;
en este caso, de trabajadores por cuenta ajena o subordinados.
Calidad deriva de la palabra latina
“qualitas”; y, según la Real Academia de la Lengua Española, en una de sus
acepciones la define como: “Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo…”.
Y en otra acepción agrega: “– de vida.
(… “Conjunto de condiciones que contribuyen a hacer agradable y valiosa la vida”.
Los
estudiosos de este tema afirman que quien ha disfrutado de buena calidad de
vida es posible que viva más años que el trabajador que ha sido explotado,
oprimido, privado, debido a la mala remuneración y pésima vivienda; tal es el
caso de la mayoría de los trabajadores peruanos, entre otros. (Remuneración,
salario y otras formas de pago. Finalidad de la Remuneración).
En la
selva amazónica se cortan árboles centenarios con hacha, se mueven con palancas, a diferencia
de otros países, como en los bosques de Irlanda, o en los Estados de Oregón y
Alaska (Estados Unidos de América). En la selva amazónica peruana se corta un
árbol haciéndole previamente una muesca y un segundo corte para que caiga, en
los pueblos mencionados hay grandes máquinas, tienen abrazaderas como
canastillas que sujetan al árbol por la base y la misma máquina (yoder) corta
con una sierra de altísimo poder (sierra abrazadera) y concluye poniéndolo en
su sitio para el carguío. Son unas máquinas muy grandes y pesadas que sirven
para cortar árboles de más o menos 30 o 40 metros de altura.
En
Estados Unidos de América, en los bosques que por su geografía y considerando
la temporalidad del trabajo no es factible construir carreteras de gran
resistencia para trailer de gran «tara» y conducir los árboles cortados (en el
Perú, entre los trabajadores del gremio, le llaman «palos») se conducen en «cables
transportadores» (en el Perú se les llamarían oroyas) hasta una próxima vía
terrestre o fluvial usando unas máquinas (yaker). Pero los leñadores (que así
les llaman a los trabajadores de esa actividad) son unos de los mejores pagados
(hora) y muy bien alimentados.
Los
fisiólogos han demostrado que cuando un sujeto recibe menos calorías de las que
necesita, disminuye su rendimiento y la disminución de la capacidad de trabajo,
causada por un exceso en la jornada (karoshi), es consecuencia del agotamiento
de las reservas fisiológicamente utilizadas (Simonín: Medicina del
Trabajo, T. II, pág. 369). E, incluso,
nos atrevemos a decir que la fijación de la jornada máxima de labor debe ser
calculada teniendo en cuenta la regionalización del país, no solo por efecto
del clima y altura, sino por la misma alimentación muy particular a la del
trabajador de cada región. (La Jornada Máxima de Trabajo Permitida por Ley, del
autor). Pero el peor de los males que, como consecuencia, ha tenido siempre la
clase trabajadora ha sido su hambre, su miseria y su pobreza. Al respecto el
economista Juan José Becerra dice: «La pobreza es un escollo para el progreso
de una familia, de su pueblo y de una nación. Una población pobre tiene una
baja expectativa de vida, sufre de altas tasas de incidencia de enfermedades,
es mano de obra poco calificada y, por tanto, constituye una fuerza de trabajo
poco productiva» (El problema de la pobreza, Revista El Sanmarquino
- Año 2, N° 4, octubre 2009, pág. 13).
La
pobreza es la peor calamidad, que por indolencia de los grupos de
poder, habidos en el mundo, recibe el trabajador por cuenta ajena y lo
predispone para una serie de enfermedades; especialmente a los niños porque
crecen desnutridos, un mal que se reflejará, incluso en las próximas generaciones,
no solo en el trabajo sino en el deporte, y en la escuela tendrán dificultad
para su aprendizaje. E ahí la finalidad del salario, sobre todo, mínimo vital.
Reiteramos
lo que dice Erich Arndt: "... el trabajador por cuenta ajena, deficientemente
alimentado, no podría tener una ‘buena’ mucho menos ‘óptima’ producción”.
Y agrega que a una "nación con una remuneración ridícula no se le puede
obligar a rendir...". (Política de Salarios) y podríamos
añadir lo que dijo el insigne rector de la Universidad de Bolonia, Felice
Bataglia: "... el humano mejor digamos el mundo, el trabajo, la
remuneración y la vida están íntimamente vinculados. Y en la medida que
ese vínculo se desajusta, el humano va perdiendo capacidad adquisitiva". (Filosofía
del Trabajo).
Recordemos
que un país con mano de obra, integrada por trabajadores con ánimo para
trabajar y lo haga con alegría, será un país próspero.
CARACTERÍSTICAS
PROPIAS DEL MERCADO DE TRABAJO.- El mercado de trabajo presenta unas cualidades
sui géneris dado a la naturaleza y a los servicios ofrecidos. En la oferta y la
demanda de la mano de obra se tiene en cuenta no solo la cuestión monetaria;
porque en la oferta, el trabajo no se vende: «se ofrece» pero no se vende; lo
que «se transfiere» es la energía de trabajo. Talvez ni eso, porque transferir
proviene del latín «transferre» (pasar o llevar algo de un lugar a otro) y en
la ejecución de la materia del trabajo lo que se ve son los resultados y
consecuencias, remuneración y anexos (condiciones de trabajo, seguridad social
y previsional).
Para algunos
autores, «el mercado
de trabajo y el
mercado en el
que los trabajadores
buscan ocupación constituye
una unidad geográfica».
(Philip Taft, pág. 42).
El
costo de la mano de obra corre a cargo del empleador que la ocupa y comprende
la remuneración por el trabajo efectuado, el valor del tiempo no trabajado y el
transcurrido si el trabajador está a disposición de su empleador o dador de
trabajo., los gastos de transporte de los trabajadores, su comida, vivienda
cuando ésta corre por cuenta del empleador, gratificaciones y primas, pagos por
formación profesional, según acuerdo o disposición legal, pagos en especie,
primas de seguridad social y previsional lo que es de cargo del empleador.
También constituye costo la nueva obra.
Las
mujeres cada vez estudian más, pero las aulas no se han transformado en un
trampolín que impulse su igualdad con los hombres (Rafael Rodríguez Contreras
Pelayo, Presidente de Medicus Miendi: La Mujer en el Tercer Mundo –
Madrid).