sábado, 17 de septiembre de 2016

MANO DE OBRA




MANO DE OBRA

Miguel Suárez Sandoval

A la memoria de Francisco Taboada Alegre, exsecretario general de la Federación de Conductores y Anexos del Perú y miembro de la directiva de la Confederación de Trabajadores del Perú y otras organizaciones.

INTROITO.- Siempre se ha oído decir: “Los tiempos han cambiado”; ¡cómo han cambiado las cosas! Ahora, talvez a partir del segundo tercio del siglo XX, aunque otros lo establecen a continuación de la segunda Guerra Mundial, con la aparición de acontecimientos con características mundiales.
Todo en el orbe reposa sobre el trabajo como actividad del factor humano. Por esta razón no deja de comprometer al trabajador por su dependencia a la productividad, de la que con la actividad del trabajador, originan la remuneración o salario cuya finalidad es conseguir su sobrevivencia: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan”.
Los cambios que referimos que afectan al trabajo y al trabajador, también –como lo indican algunos autores– se debe al gran crecimiento de la población mundial, que señalan que tomando de base los días del advenimiento de la era cristiana a los años de la segunda Guerra Mundial la población que pasa de esta al siglo XXI ha crecido más o menos un tres cientos por ciento (300%).
La población crece mucho más rápido que la generación de empleo y/o la creación de puestos de trabajo; además, lo que busca el empresariado es ganar dinero, no generar empleo para, consecuentemente, crear puestos de trabajo.
Sobre lo dicho podemos y debemos mencionar a la globalización, que es un proceso histórico, la tecnificación, las comunicaciones y la cibernética. Todo esto ha hecho variar el concepto que se tenía del mundo, de las cosas y, sobre todo, del trabajo como actividad humana. El Derecho del Trabajo o Laboral nació para solucionar los problemas del hombre trabajador como Homo.
Al vocablo o término mano de obra, en el transcurso del tiempo, se le ha ido dando un significado, gremialmente hablando, muy diverso o un concepto según la profesión en la que se le ha tratado (inclusive el trabajador manual lo ha hecho según su ocupación); por ejemplo, en economía, contabilidad, derecho, estadística u otras actividades.
De igual manera ha habido una variación del concepto, conforme a lo tratado dentro del Derecho; verbigracia, en el Derecho del Trabajo cuando se refiere a la “cuestión social”, en el campo de la salud ocupacional o profesional, o en la estadística, incluso en estas épocas en la tecnología robótica (2016), así como del país en que se converse.

MANO DE OBRA.- Al aparecer la posibilidad de trato entre el trabajador manual, antaño mal llamado «obrero», y el patrón o patrono en el ordenamiento social –que de por sí es un avance en el mundo de los valores– comienza a conocerse el vocablo «mano de obra». Y se define inicialmente como: «el conjunto de personas o población activa disponible o la energía aprovechable de un pueblo para producir bienes y servicios».

DEFINICIÓN.- La palabra mano deriva del latín “manus”, y se denomina así a la parte comprendida desde la muñeca inclusive hasta la punta de los dedos. Y mano de obra al conjunto de asalariados de un país o un sector concreto. (Diccionario de la Lengua Española – Vigésima segunda edición).
Mano de obra tiene muchas definiciones y se le conceptúa de diversos modos. Algunos la equiparan con el esfuerzo que hace el trabajador manual en el desarrollo de su actividad. Para otros, la mano de obra es la existencia o disponibilidad para trabajar a cambio de una determinada remuneración.
El profesor Dr. P. Fritsch, se preguntó: ¿Qué es la mano de obra? Y él mismo se contestó: «Es el trabajo del obrero; por extensión se designa con este nombre el conjunto de trabajadores de un país». (Protección Médica de la Mano de Obra).
Este autor reconoce dos clases de mano de obra que él las llama “fija” y “flotante”. La mano de obra fija es la que está ligada a un puesto de trabajo; es decir, sus miembros tienen ocupación. La flotante está compuesta por los desocupados que “buscan trabajo”; es decir, no tienen puesto de trabajo por haberlo perdido por diversas razones. Por ejemplo, ahora (2013), con la crisis mundial económica están en paro: a estos se les considera mano de obra mientras busquen trabajo. Que en estos casos es requisito sine qua non.
En la última década del siglo XX, con la tecnología, la cibernética y la robotización, los cambios se presentan mucho más apresurados.
Como una de las consecuencias en las relaciones laborales, apareció la informalidad. Y para resolverla hay que subir la productividad. Y esta se conseguiría con educación y correcta nutrición, sobre todo para los niños en sus cinco primeros años y más tarde los adolescentes de diez (10) años a quince (15). (Jorge González Izquierdo), y en el Perú, por ejemplo, para los adultos trabajadores, incluso los trabajadores manuales.
Recuerdo que en el país mencionado con el gobierno comprendido entre 1945 a octubre de 1948, la instrucción fue gratuita “en todos los niveles”. A partir del año 1949 se les quitó ese derecho a los educandos peruanos; pero se restableció a la caída del gobierno que la quitó.
Como hemos dicho, al término mano de obra se le ha dado varias denominaciones, según el campo donde se trate. En opinión de Erich Arndt, la mano de obra es parte integrante del factor humano, es decir del hombre trabajador: no se puede desligar de él. (Política de salarios).
«… en las ciencias contables es el encaminamiento de los salarios de los obreros que laboran los productos de una fábrica. También se aplica a los obreros que ayudan, y el producto que se pueda fabricar, por ejemplo los conductores de los medios de transporte interno, electricistas, encargados de limpieza, etc.».
En el campo que tratamos, la dividen de manera directa o indirecta en la transformación de la materia prima, es la contribución física o mental para la elaboración de un bien o producto, que puede ser directa o indirecta.
Al interponerse el maquinismo en la industria naciente no sólo se ahorra tiempo y trabajo, sino, sobre todo, mano de obra, que se traduce como conjunto de trabajadores aprovechables para determinada actividad laboral.
Pero la máquina si es verdad que al trabajo lo hace más llevadero y aumenta la producción, por otro lado también arroja a muchos trabajadores a la miseria. Si de esa riqueza que produce el trabajador, sobre todo manual, si se compartiese, sería lo ideal, pero no es así, y está muy lejos de que lo sea.     “La proporción que reciben los trabajadores cada día es más pequeña en la mayoría de los países, provocando un descontento popular e incrementando el riesgo de malestar social”, así lo afirma la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el informe de 07 de diciembre del 2012. Todo eso lo impide la mala distribución de las riquezas. Al hombre trabajador lo hace descender porque lo somete a la dependencia de su trabajo y su salario, no a un ser superior sino a otro hombre.
La máquina, como dice Rifkin Jeremy, ha traído el desempleo que ha llegado (cuando escribió) ya a su más alto nivel de la gran depresión de los años treinta. Más de 800 millones de seres humanos se encuentran desempleados en el mundo. Esas cifras crecerán probablemente entre el momento actual y el final del siglo, en la medida en que millones de aspirantes a integrar la fuerza de trabajo se encuentren sin empleo, muchos de ellos víctimas de la revolución tecnológica en que están sustituyendo rápidamente a los seres humanos por las máquinas, en prácticamente cada sector e industria de la economía global (The Ena of Jeremy P. Tarcher, Nueva Yak Putriam – Book published by G. P. Putrasin Sons1996).
Con el transcurrir de los años, según Tim Harford: “… el número de puestos de trabajo se ha perdido, debido al reemplazo con máquinas que son más eficientes, solo en parte del problema”. (Diario El Comercio – Lima, domingo 23 de agosto del 2015 – Portafolio Economía Internacional, pág. 12).


¿Qué significa mano de obra?

Mano de obra es la fuerza o energía de que dispone un país, región o comarca para llevar adelante su industria, agricultura, educación, comercio, banca, etc. Es un término moderno que tal vez signifique «poder», «dominio». Y se usa en muchas asignaturas. Por ejemplo, en la ciencia contable, estadística, economía, etc. Es el mejor recurso que puede tener una nación.
A la mano de obra, como fuerza de trabajo, Carlos Marx la considera una “mercancía” que el trabajador dispone como único patrimonio; por lo tanto, la ofrece al que la quiera, en este caso al que da trabajo, empleador, empresario o dador de trabajo. Su precio se cotiza, generalmente, por unidad de tiempo y su valor adquisitivo en el mercado de productos. El valor de la mano de obra se hace efectivo en la remuneración que es todo aquello que el trabajador recibe por sus servicios.
El vocablo  mano de obra es algo inventado. Se dice que fue una o un periodista quien lo creó, como cualquier otro que con el trajinar diario de los medios por varios años se popularizó y a través del tiempo ha ido tomando varios conceptos. Por ejemplo, la Real Academia de la Lengua Española da como acepción de mano de obra: «trabajo manual de los obreros», así como «conjunto de asalariados de un país o de un sector concreto».
Remontémonos años ha y cojamos la palabra latina «operarius», que se traduce como: «persona que trabaja en un oficio u obra de manos». De ese concepto proviene o deriva, aparentemente, obrero, y operario recalcamos que proviene de la misma palabra latina operarius; resultan ser sinónimos.
Obrero, «persona que trabaja en un oficio u obra de manos». (Diccionario Hispánico Universal - Edición 1961, W. M. Dackson).
El Código del Trabajo de la hermana república de Chile, en su artículo 2°, califica de obrero  a la persona que no siendo empleado ni patrón «trabaja por cuenta ajena en un oficio u obra de mano o presta servicio material determinado».

CAUSA, ORIGEN, PRINCIPIO.- Es aquello que se considera como fundamento de algo. (Diccionario de la Lengua Española - Vigésima tercera edición).
Néstor de Buen Lozano nos dice: “La conquista introdujo en el territorio de la Nueva España las prácticas gremiales. Pero con ellas, las formas de explotación de la mano de obra que las circunstancias permitían”… “De hecho la encomienda se constituyó en un mecanismo para contar con mano de obra permanente, adscrita al encomendero, pero algunas tareas se encargaban también a los esclavos negros a los que se procuraba mantener separados de los esclavos indios”.
Y continúa su comentario: “… el virrey Gaspar Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, en una ordenanza de fecha 27 de octubre de 1599…, además de autorizar algunos ingenios y trapiches en el socorro de algunos indios para que trabajen en los dichos ingenios, por tiempo limitado hasta que compren negros”, fija los salarios de “un real de plata por cada día y un real y medio por cada día, y un real por cada seis leguas de ida y vuelta, más comida bastante y suficiente”.
El mismo conde de Monterrey, en otra ordenanza de 27 de mayo de 1603 establece que: “A los que sirven de peones dentro de la ciudad, para los ministros ordinarios de ella, se les diese cada día real y medio de jornal, o un real y comida, a elección de los indios”. (Instituciones de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social).
Como tenemos anotado, al trabajador el empleador, individualmente, no le daba ninguna importancia, y ante las autoridades no se tenía en cuenta su palabra, ni aún la legislación de aquellos tiempos, y estaba privado de toda defensa.
Según Héctor Hugo Borbagelata: “… desde mediados del siglo XIX, comenzó a desarrollarse en el occidente de Europa y más tarde en América Latina, un movimiento obrero que condujo a la introducción de las organizaciones de los trabajadores con los empleadores o sus organizaciones”. Pero, ante las severas críticas de algunos juristas, “la doctrina laboral inició un largo recorrido, manteniendo una vocación de ruptura con el derecho tradicional adoptando un método diferente, donde se rechazan ficciones, y el intérprete se ubica en directo contacto con la realidad del mundo del trabajo abandonado […] el empleo de abstractas “categorías jurídicas” y, podríamos decir, según el autor mencionado, aparece una nueva base filosófica en el continente americano, expuesta por Cesarino Junior que establece que también aparece una nueva base filosófica para el Derecho Social”. (Los Principios del Derecho del Trabajo de segunda generación).
Con la aparición de la máquina y el empleo de ésta en los grandes establecimientos industriales, se empezaron a usar procedimientos mecánicos; se modificaron las condiciones de trabajo que se habían utilizado hasta entonces. Esto comenzó con la sustitución del trabajo realizado a mano, que lo hizo la máquina que utiliza el vapor de agua como fuente de energía y desplaza las demás formas hasta entonces utilizadas; a esto es lo que los historiadores llamaron Revolución Industrial.
La fuerza de la máquina a vapor es la razón y principio de la gran industria. La primera máquina la construyeron Thomás Savery y Thomás Newconcen (conocido como el padre de la revolución industrial), en 1705, aunque la fecha no es muy precisa y los estudiosos la establecen entre 1705 y 1715. Esta invención tuvo gran  difusión en el viejo continente; y nació la gran industria y paralelamente la «clase obrera» resultó de las grandes concentraciones de trabajadores que ofrecían su fuerza laboral a cambio de una remuneración o retribución; lo mismo que acaparamiento de tierras que produjo una gran cantidad de desocupados y dio lugar a la aparición de una nueva clase social: la clase trabajadora a fines del siglo XIV. Y en Europa, tras la peste negra, hubo carencia de trabajadores porque muchos de ellos murieron. Los sobrevivientes tuvieron que trabajar más pero los salarios eran los mismos.
Podemos decir, con Pearce Davis y Gerald J. Matchett, que los trabajadores son comprometidos porque media una razón y ésta los hace necesarios para realizar un servicio o ayudar a otros a fabricar productos. Es decir, nace la necesidad de comprometer personas porque se requiere atención a las máquinas y aumento a la producción, lo que los especialistas llaman “demanda directa”, que es una consecuencia o reflejo de la demanda de los artículos que se producen y que el pueblo consume. Esta gran producción, por los nuevos requerimientos, hace que el productor busque la cooperación de otros hombres para que trabajen a cambio de una remuneración o pago, es decir «trabajadores».  A  este  pedido es lo que se denomina “demanda derivada” (Economía Laboral Moderna, pág. 570).
A los productores los impulsa la búsqueda de utilidades o rentas. Este impulso utilitario es el motor de la economía. La oferta y la demanda obedecen a ese impulso: una gran producción.  Pero aquello (el impulso en los empresarios) no constituye ningún incentivo en los trabajadores; por lo tanto, no hace suya la necesidad. El trabajador –como humano– actúa por la búsqueda de incentivos para satisfacer sus necesidades. Al hombre trabajador no se le compra ni se le vende, de igual manera el trabajo no es una mercancía; lo que se adquiere es la «energía de trabajo» o fuerza laboral como también se le llama.
Al trabajador, que trae la obligación de sobrevivir, se le otorga derechos, como el derecho al trabajo, como un derecho inherente. Sus derechos se presentan desde un punto de vista individual y otros en forma colectiva; unos son filosóficos y otros se refieren a los derechos en su relación laboral.
Algunos derechos son conocidos desde las primeras décadas del siglo XX, por ejemplo en la Constitución de Alemania de 1919 (Constitución de Weimar) que disponía: “… la fuerza laboral está bajo la protección especial del Estado. Existe un solo Derecho Laboral”.
“Art. 157. El trabajador gozará de la protección especial del imperio. Se establecerá en todo el imperio un derecho obrero uniforme”.
Se le garantiza sin discriminación de ninguna clase de condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo que incluyan los siguientes derechos:
a) remuneraciones que permitan satisfacer las necesidades físicas, intelectuales y morales…
b) condiciones dignas de trabajo.
c) salud, seguridad e higiene del trabajo y estabilidad en el empleo.
d) limitación del tiempo de trabajo y regulación del descanso, el tiempo libre y vacaciones, etc.
El sistema de los Derechos Humanos, como cualquier otro, no puede ser concedido sino como un todo, cuyas partes están íntimamente correlacionadas dentro de los Derechos Humanos laborales específicos, así como los no específicos, cohabitan con los demás de la misma naturaleza, lo que hace no solo probable sino prácticamente inevitable que puedan producirse conflictos entre unos y otros.
Y agrega el autor: “Todos los Derechos Humanos tienen origen en la dignidad y el valor de la persona humana”.
El gobierno de Inglaterra decretó un nuevo impuesto personal y esto provocó una gran inconformidad ante lo que los campesinos se rebelaron; hubo protestas y marcharon a Londres para reclamar ante el rey (Ricardo II, que apenas contaba con 14 años); violaron y quemaron casas. El rey recibió a los rebeldes,  trató  con  su  líder  Wat Tyler  y accedió a sus demandas.
En 1381, «Entre tanto otros rebeldes habían entrado a la residencia del rey, saquearon sus cuartos y asesinaron al arzobispo de Canterbury y al tesorero del reino» (La Historia del Mundo de Dorling  KinderleyEl Comercio de Lima pág. 147).
Los trabajadores provenían principalmente del campo, donde residía una masa numerosa de desocupados. El problema se resolvió gracias a que las nuevas fábricas les dieron ocupación, se dictaron leyes que favorecían su traslado, aunque en aquel entonces se consideraba a los trabajadores parte de la propiedad donde trabajaban; idea que cundió en el mundo laboral y se veían obligados a trabajar por acuerdos impuestos de por vida. A los trabajadores se les «compraba y se les vendía» junto con la explotación.
En conversaciones con Arturo Sabroso Montoya, único líder sindical peruano, decía que en pleno siglo XX, en el Cuzco, los trabajadores del campo o campesinos «trabajaban por chicha».
Recalcamos que el gran líder sindical peruano se refería al caso del Cuzco.
Nos dice Néstor de Buen Lozano, que en una ley de 20 de mayo de 1609, dictada por Felipe III, declara perdido el salario pagado en vino, chicha, miel o yerba del Paraguay, incurriendo además, el español que así lo hiciere, en multas por ser la voluntad real que la satisfacción sea en dinero”. (Libro IV, Título XIII, Ley VII - Instituciones de Derecho del Trabajo y de Seguridad Social).
Talvez podríamos decir que en esa época ya resaltaba la característica principal de la remuneración, cual es la de mantener y retener una fuerza de trabajo productiva y procurar la satisfacción del trabajador; cualidad que ahora (siglo XXI) se ha perdido.
Al respecto, teorías hay muchas. Se dice inclusive que cuando los señores feudales comenzaron a perder poder, tuvieron que cambiar su fuerza de trabajo por dinero y convertirse en trabajadores asalariados.
«La  revolución industrial hace que desaparezcan los restos del feudalismo y, a su vez, posibilita el paso de una sociedad agrícola a una industrial, capitalista…». «Ya en la etapa del sindicalismo… las clases más importantes las constituyen el capitalista y el ‘‘obrero’’ o asalariado; la industria sustituye a la agricultura como principal renglón económico».
No bastó enganchar a poblaciones enteras del campo para que trabajen en las fábricas sino que había que reclutar en nuevos estamentos, sobre todo de mujeres y posteriormente niños.
Si es verdad que el maquinismo aumentó la producción y dio trabajo a muchos, es decir aumentó la demanda de mano de obra, se recibieron y ocuparon trabajadores sin preparación y no se dio tiempo ni oportunidad de capacitarse ni de adaptarse al trabajo; esto duró bastante y al problema solo se le han puesto paliativos.
A partir de la cuarta década del siglo XX se procuró reducir la jornada semanal; pero, como aumentó la producción ocurrió lo contrario: se agrandó (entre bambalinas) la jornada de trabajo tanto diaria como semanal, incluso para mujeres y aún niños.
El maquinismo impulsó un nuevo sistema laboral; hubo reacciones en su contra, en aras de la defensa de la clase trabajadora que resultó desplazada. Y se hizo presente la cuestión social.


REMUNERACIÓN DE LA MANO DE OBRA

Se habla de «precio» de la mano de obra. Pero, desde el momento que al trabajo no se le considera una mercancía, al salario tampoco se le debe considerar precio de la mano de obra sino de la unidad de producción.
A la mano de obra debe considerársele como el recurso más valioso de cada país, y corresponde al Estado velar para que sea utilizada en la mejor forma posible, pero su cuidado y el saberla administrar no solo debe ser función del Estado, sino, incluso, de los sindicatos y empresarios.  Es tan importante para un pueblo que en los tiempos prehispánicos que el «poder» de los curacas se calificaba por la capacidad de su mano de obra.

LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS (10 de diciembre de 1948), en su sexto considerando, establece que: “… los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre”. Y en su artículo 23° inciso 3 establece que: “Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure así como a su familia una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada en caso necesario por cualesquiera otros medios de protección social”.
La Constitución del Estado de la República del Perú (1979), en su artículo 43° nos decía: “El trabajador tiene derecho a una remuneración justa que procure para él y su familia el bienestar material y el desarrollo espiritual”. Concepto que repite la Constitución de 1993 en su artículo 24°.
Además ha de tenerse presente que como lo establece la Constitución de Uruguay: “Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de la vida, honor, libertad, seguridad, trabajo y propiedad. Nadie puede ser privado de estos derechos sino conforme a las leyes que se establecieron por razones de interés general.
A la mano de obra hay que cuidarla, porque es un capital muy preciado; hay que mantenerla sana tanto orgánicamente como en el campo psicológico. Respecto al término “sana” anotamos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que salud es “… un estado de  bienestar completo, físico, mental y no solamente la ausencia de enfermedad o achaques”.
En estos últimos tiempos el hombre-trabajador está siendo cada día más dependiente de la tecnología y la cibernética.
José Cabrera Bazán anota que: “… la relación de dependencia entre el trabajo y los modos de producción es innegable; y cada vez que se producen avances en la tecnología se pone de manifiesto la obsolencia del ordenamiento jurídico laboral”. Y añade: “No es un fenómeno específico del Derecho del Trabajo sino que se produce igualmente en el derecho común”.
El autor indica que en estas épocas compensar el ritmo del ordenamiento jurídico con las nuevas tecnologías se pone más preocupante por la enorme velocidad que estas últimas tienen haciendo consecuentemente no factible la idea de codificación o un sinónimo de tal.
También recomienda que habría que tener muy presente a la informática y la cibernética por su influencia decisiva en la producción de bienes y servicios; que nos encontramos en el núcleo de un cambio profundo de la civilización que reclama revisión de la mayoría de los valores jurídicos y no jurídicos y puede que no esté lejos el tener la certidumbre de que el derecho, cuando menos escrito, entre en un colapso. (Fuente del Derecho del Trabajo). Del latín “colapsus”: caer, arruinarse.
Pero nosotros, no obstante lo mucho que hayan dicho varios autores, afirmamos que el Derecho del Trabajo o Laboral nace para solucionar los problemas de una realidad; pero esa realidad ¡mundial!, en lo perceptible panorámicamente ha cambiado bastante; mas, en lo esencial es lo mismo.
Al mundo lo forman elementos: el humano, sus valores, sus necesidades, sus buenas y malas cualidades, aunque estas han crecido en número, y para resolverlas se ha tenido que rodearle de cierta cantidad de instrumentos, cosas y facultades, sobre todo procurarle sobrevivencia. Su finalidad es defender al hombre-trabajador en su dignidad humana. Defender no al trabajo sino al trabajador.
La mano de obra comienza a multiplicarse y sigue creciendo aún, tal como crecen las necesidades de los pueblos y la multiplicación de sus habitantes. Pero siempre el centro, hacemos hincapié, es y será el humano. Y el trabajo visto filosóficamente –como elemento para su sobrevivencia– se le reconoce la condición de derecho inherente.
El hombre, en su necesidad de vivir (que es la causa) da su energía laboral, es decir trabaja (el trabajo es efecto); por lo que  nunca jamás, en el Derecho o en la legislación el efecto pospondrá a la causa. Siempre el hombre estará primero. Como lo decía la Constitución Política del Perú (1979) en su artículo 1°: “… la persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado. Todos tienen la obligación de respetarla y protegerla”.
Por el crecimiento de la población del mundo y por la oferta y la demanda, los precios han crecido; entonces, ¿por qué reducir los salarios? En especial, ¿por qué permitir la reducción del salario mínimo (que por algo se le llama vital), en los países donde existe? En algunos países se niega, por mala interpretación de la doctrina.
Por la mutación en grandes proporciones, que sufre el mundo en (y por) la tecnología, las comunicaciones, la cibernética; y, muy especialmente en el trabajo por cuenta ajena; el trabajo de la mujer se ha hecho una obligación familiar, lo que ha dado lugar a que aquellas busquen sendos puestos de trabajo y se produzca un alejamiento del hogar, pudiendo a futuro causar daño a la prole.
Es verdad que el mundo, en los últimos cincuenta años, ha cambiado bastante; pero el humano, el hombre-trabajador, es el mismo: tiene las mismas necesidades, la misma carga familiar…; y la clase empresarial tiene su ambición por el dinero y el poder. Los estudiosos de la cuestión social, respecto al Derecho del Trabajo –que no tenía (ni tiene) el poder de la clarividencia, ni la divina omnisciencia–, comprendieron que es un Derecho “inconcluso”, aunque no solo el Derecho del Trabajo sino también el “Derecho Común”.
 El Derecho del Trabajo, por su condición de “inconcluso”, en vez de desaparecer por ley natural, recurrió a lo que el físico alemán Rudolf Clausius llama Entropía y encuentra nuevos resquicios y oportunidades para renovarse y mutar.
Repetimos que el Derecho del Trabajo o Laboral es un derecho inconcluso, que siempre ha estado al vaivén del tiempo… Asimismo el caso del salario mínimo vital que nació por la intervención de Jesús como se comenta en la Biblia (San Mateo 20: 4, 7. Parábola de los denarios, sobre una costumbre existente desde años atrás en aquellos lares.
Similares casos, por ejemplo, la conquista por los trabajadores, de la jornada de las ocho horas, es una consecuencia de la celebración del centenario de la Revolución Francesa (1889), se fundó la Segunda Internacional y en esta se acordó apoyar la campaña de las ocho horas.
La tecnología y la modernización del mundo, por lo que ante los acontecimientos mundiales y especialmente por la flexibilización laboral, según Hugo Barreto Ghione, entró en estado de resiliencia y se fortalece con la crisis económica mundial. (Empleabilidad desde el punto de vista  jurídico del trabajo)
El autor mencionado añade que: “… la desregulación laboral afectó al Derecho del Trabajo, pero al fin de cuentas no ingresó al recinto constitucional”, última reserva de las directivas fundamentales tutelares del Derecho del Trabajo”. Y agrega que: “… la constitucionalidad e internacionalidad del Derecho del Trabajo” se mantuvo y hasta se vio reforzada; el neoliberalismo no asaltó esa ciudadela que dio el juego finalmente desmontable del nivel infraconstitucional”.
El Derecho del Trabajo, por su dinamismo, se encuentra íntimamente vinculado al cambio de las formas de trabajo, y organizar el trabajo, que impone la articulación de diversas estrategias y transformaciones en el mundo del Derecho de modo de cumplir con el designio protector. (Hugo Barreto Ghione: El empleo ante la nueva crisis económica y la resiliencia del Derecho del Trabajo como efecto no querido del neoliberalismo).
Como dijera Marshall Berman: “… todo lo construido está hecho para ser destruido mañana”. Nosotros añadimos: “si todo se muta y se transforma, el Derecho del Trabajo como un derecho social no podría dejar de serlo; y por ninguna razón permanecer inactivo, no operar y mantener su actualidad; y, si en todo hay un retorno a su estado anterior, sería como si nada hubiera pasado”.
Las nuevas constituciones del Estado que se dieron o promulgaron a partir de la última década del siglo XX, “… hicieron agregados de derechos o una incorporación de normas internacionales sobre Derechos Humanos laborales, ya mediante el reconocimiento expreso de esas normas sobre derechos fundamentales”.
El Estado debe disponer que en los centros industriales que empleen cincuenta trabajadores o más están obligados a contar con los correspondientes servicios  médicos laborales; es decir, contratar a médicos y enfermeras especialistas en Medicina Ocupacional; asimismo, en los centros de trabajo, aunque no cuenten con cincuenta o cien trabajadores, si la actividad que desarrollan podría dar lugar a enfermedades profesionales u ocupacionales, por ejemplo los trabajadores pescadores, y los gastos corran por cuenta del empleador o dador de trabajo; también se debe contar con los servicios de un psicólogo laboral. Pero eso no sería suficiente: hay que ver que la norma se cumpla, de lo contrario caeríamos en el síndrome del Quijote.
Según Máximo Fernández Hernández, puede definirse a la psicología del trabajo o laboral como “la ciencia psicológica aplicada que tiene por objeto el estudio de la conducta humana en el trabajo y como fin el mejorar esta conducta haciéndola más satisfactoria para el individuo y más útil para la sociedad”. Además de lo dicho, podemos agregar lo que dice Siguán M., que  la ayuda que nos da es posible “en la medida en que dispongamos de una cierta idea sobre lo que es bueno para el hombre y para la sociedad” (Psicología del Trabajo, pág. 10).
El Estado tiene la obligación y el deber de procurar a la mano de obra nacional condiciones que hagan innecesario el éxodo de quienes podrían contribuir al progreso nacional.
“No se puede dejar de administrar justicia por deficiencia de la Ley”. Es un principio reconocido internacionalmente.
Según lo que nos dice Héctor Hugo Barbagelata: “… el Estado no solo tiene el deber de legislar en el sentido que nos indiquen las disposiciones de los instrumentos internacionales, sino que, además, estas ofrecerán un criterio de interpretación del derecho interno vigente; y, a falta de disposición de derecho interno en la materia, tendrán un valor supletorio”. Y añade: “De este modo fue arribándose al pleno reconocimiento de todas las normas sobre derechos humanos, cualquiera sea su fuente integran un sistema con jerarquía constitucional”. (Obra citada).
Para el conocimiento de la mano de obra el dador de trabajo o empleador debe contar con los profesionales especializados en el sector salud, con médicos encargados de la inspección, especialistas en Medicina del Trabajo. A esto en la legislación laboral comparada le llaman: Médico Inspector.
La mano de obra es un recurso que debe administrarse con sabiduría, sobre todo en los países en desarrollo y ayudando al gobierno a resolver los problemas que surjan en su racionamiento, sin permitir que se trafique con ella, como lo hacen las empresas que proporcionan mano de obra temporal. Al respecto hacemos presente que en el Derecho Penal del Trabajo encontramos, por ejemplo en algunos países de la Unión Europea, que el tráfico ilegal de mano de obra se castiga con penas que van desde cinco a diez años de prisión.
El Derecho Penal del Trabajo es: “… un sector del Derecho Penal con  identidad propia, cuyo objetivo está constituido por las normas penales que se ocupan de la protección de los derechos de los trabajadores, relativos a sus relaciones individuales y colectivas de trabajo”.
Es decir, su finalidad es hacer “… que se respeten las condiciones mínimas de vida  profesional de los trabajadores por cuenta ajena” o “… existe en todos ellos un bien jurídico categorial común que estribaría en los derechos del trabajador nacidos de la relación laboral”.
Respecto a la mano de obra, como lo dijo el ministro de Economía del Perú (Canal N, 30 de mayo del 2008, Lima): «El mercado de trabajo necesita una población especial que no lo necesita el mercado de bienes…». Y agregó: «… la sociedad peruana nació como una consecuencia de un proceso de confrontación en la conquista, con un trato social violento, el que se prolongó hasta muy avanzada la República, en donde las razas y etnias existentes fueron duramente sojuzgadas y casi eliminadas, primero la nativa, luego la negra y finalmente la asiática que solo sirvieron de mano de obra…». Si el trabajador no fuese protegido por el Estado frente al fuerte, el Derecho del Trabajo terminaría siendo un mito.
Los empresarios, en su mayoría, siempre han menospreciado a la mano de obra peruana; ahí están los «medios» que pueden atestiguar: la han considerado de mala calidad y de «bajo precio»; pero la verdadera razón ha sido la falta de preparación para enfrentarla a la competencia (producto de la globalización de la economía) y, últimamente, a la crisis económica mundial (2009); pero no buscan nuevas alternativas, nomás esperando que el gobierno resuelva el problema.
Que la mano de obra es deficiente dicen algunos… empresarios; pero los resultados «en todo» es como se «siembra»; si se siembran papas se cosechan papas; si se siembran frijoles se cosechan frijoles; pagan poco el resultado también es poco; si pagasen mejor el resultado o cosecha también sería mejor.
A la clase trabajadora “nunca” tratan de motivarla; e individualmente al trabajador no lo incentivan. Comencemos estableciendo que el mejor incentivo es un buen salario; sin embargo, en el mundo a la clase trabajadora se le mezquina hasta su salario mínimo vital, implícitamente usando la violencia. El ejemplo lo tenemos en todos los rincones del mundo.
Comenzando que el trabajador cuando gana bien o más o menos regular, cuida su puesto de trabajo para no perderlo (no lo corran), eso es en todos los gremios, y procura trabajar bien, con ánimo, aún en trabajos de alto riesgo como construcción civil, trabajos a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, trabajadores de la salud, trabajos submarinos, etc., donde no se les aumenta la remuneración a los trabajadores y muchísimos, en diversos países de algunos continentes, que no reciben desde hace años ni el salario mínimo.
No está demás decir que lo que se necesita, sobre todo en los pueblos alejados, es más presencia del Estado para que el trabajador se sienta amparado.
Desde muy antiguo se ha dicho que la mente tiene un poder sobre la materia; en este caso podríamos decir sobre el cuerpo (Efecto Placebo, Trabajadores de la Salud).
Cuando en un país hay más desarrollo, más riqueza, también debe haber más y mejor distribución. Muchos creyeron que la solución estaba en las pequeñas y medianas empresas; pero no es así, porque se idearon pensando en el empresario y los bajos costos laborales, y no en el trabajador por cuenta ajena; además, están fuera del sistema; y las dos terceras partes (2/3) de la fuerza laboral no tienen beneficios sociales, seguridad social  y previsional.
Si la mano de obra, como dicen, fuese deficiente, esta deficiencia «sería consecuencia y no causa». Por ejemplo el trabajador peruano siempre ha trabajado en condiciones paupérrimas, constantemente ha estado en la etapa de «la economía nativa, lenta, pesada y primitiva»; y mal pagado, por lo tanto mal comido, a decir de un ilustre economista cuyo nombre preferimos reservarlo. Mientras que en otros países trabajan con alta tecnología. Por ejemplo, en la costa peruana cargan sobre el hombro, mientras en otros países lo hacen con fajas transportadoras, la estiba y desestiba la hacen usando container, en los puertos con grúas de altísima capacidad. Nunca se ha tenido en cuenta la gran aptitud del trabajador nativo en la sierra peruana que trabaja –y generalmente ha trabajado– en un  medio tóxico y a más de tres mil y cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, a puro pulso. Lo que sucede es que no se puede conocer un país mirándolo desde el balcón de su residencia.
Respecto a los trabajadores nativos, en particular en las minas de la sierra peruana, con jornadas excesivas, modalidades impuestas sin estudios previos en el campo de la salud orgánica como psicología, con turnos sin tener en cuenta que el cuerpo humano está hecho para trabajar de día y dormir de noche.
Años ha se afirmaba que “el día se ha hecho para trabajar y la noche para descansar”. Y se agregaba que la oscuridad da al humano la oportunidad de descansar. (La Biblia, Nuevo Testamento – Juan 9: 4 – Ambiente de Trabajo o Laboral).
Dice Eva Salabert que, por este motivo, durante la noche disminuyen las aptitudes físicas y mentales.
En estos casos, para establecer los turnos de trabajo hay que ver en los trabajadores la matutinidad y la vespertinidad para adaptarlos lo mejor posible. Y, en cuanto a las jornadas nocturnas hay que tener presente las horas y fases del sueño para no alterar, o de hacerlo que sea lo menos posible: La recuperación física y la recuperación psicológica. Es decir no solo ver la producción y la productividad que impone la Tercera Revolución Industrial, sino el conjunto de condiciones que rodean a la persona… en este caso al hombre-trabajador; mejor dicho el ambiente del trabajo o laboral y la calidad de vida de la clase trabajadora. (Ambiente de trabajo o laboral).
Calidad de vida.- Se debe entender como las condiciones que determinan el modo de vivir de una persona o grupo de personas; en este caso, de trabajadores por cuenta ajena o subordinados.
Calidad deriva de la palabra latina “qualitas”; y, según la Real Academia de la Lengua Española, en una de sus acepciones la define como: “Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo…”. Y en otra acepción agrega: “– de vida. (… “Conjunto de condiciones que contribuyen a hacer agradable y valiosa la vida”.
Los estudiosos de este tema afirman que quien ha disfrutado de buena calidad de vida es posible que viva más años que el trabajador que ha sido explotado, oprimido, privado, debido a la mala remuneración y pésima vivienda; tal es el caso de la mayoría de los trabajadores peruanos, entre otros. (Remuneración, salario y otras formas de pago. Finalidad de la Remuneración).
En la selva amazónica se cortan árboles centenarios con  hacha, se mueven con palancas, a diferencia de otros países, como en los bosques de Irlanda, o en los Estados de Oregón y Alaska (Estados Unidos de América). En la selva amazónica peruana se corta un árbol haciéndole previamente una muesca y un segundo corte para que caiga, en los pueblos mencionados hay grandes máquinas, tienen abrazaderas como canastillas que sujetan al árbol por la base y la misma máquina (yoder) corta con una sierra de altísimo poder (sierra abrazadera) y concluye poniéndolo en su sitio para el carguío. Son unas máquinas muy grandes y pesadas que sirven para cortar árboles de más o menos 30 o 40 metros de altura.
En Estados Unidos de América, en los bosques que por su geografía y considerando la temporalidad del trabajo no es factible construir carreteras de gran resistencia para trailer de gran «tara» y conducir los árboles cortados (en el Perú, entre los trabajadores del gremio, le llaman «palos») se conducen en «cables transportadores» (en el Perú se les llamarían oroyas) hasta una próxima vía terrestre o fluvial usando unas máquinas (yaker). Pero los leñadores (que así les llaman a los trabajadores de esa actividad) son unos de los mejores pagados (hora) y muy bien alimentados.
Los fisiólogos han demostrado que cuando un sujeto recibe menos calorías de las que necesita, disminuye su rendimiento y la disminución de la capacidad de trabajo, causada por un exceso en la jornada (karoshi), es consecuencia del agotamiento de las reservas fisiológicamente utilizadas (Simonín: Medicina del Trabajo,  T. II, pág. 369). E, incluso, nos atrevemos a decir que la fijación de la jornada máxima de labor debe ser calculada teniendo en cuenta la regionalización del país, no solo por efecto del clima y altura, sino por la misma alimentación muy particular a la del trabajador de cada región. (La Jornada Máxima de Trabajo Permitida por Ley, del autor). Pero el peor de los males que, como consecuencia, ha tenido siempre la clase trabajadora ha sido su hambre, su miseria y su pobreza. Al respecto el economista Juan José Becerra dice: «La pobreza es un escollo para el progreso de una familia, de su pueblo y de una nación. Una población pobre tiene una baja expectativa de vida, sufre de altas tasas de incidencia de enfermedades, es mano de obra poco calificada y, por tanto, constituye una fuerza de trabajo poco productiva» (El problema de la pobreza, Revista El Sanmarquino - Año 2, N° 4, octubre 2009, pág. 13).
La pobreza es  la peor calamidad,  que por indolencia de los grupos de poder, habidos en el mundo, recibe el trabajador por cuenta ajena y lo  predispone para una serie de enfermedades; especialmente a los niños porque crecen desnutridos, un mal que se reflejará, incluso en las próximas generaciones, no solo en el trabajo sino en el deporte, y en la escuela tendrán dificultad para su aprendizaje. E ahí la finalidad del salario, sobre todo, mínimo vital.
Reiteramos lo que dice Erich Arndt: "... el trabajador por cuenta ajena, deficientemente alimentado, no podría tener una ‘buena’  mucho menos ‘óptima’ producción”. Y agrega que a una "nación con una remuneración ridícula no se le puede obligar a rendir...". (Política  de Salarios)  y podríamos añadir lo que dijo el insigne rector de la Universidad  de Bolonia, Felice Bataglia: "... el humano mejor digamos el mundo,  el trabajo, la remuneración y la vida están íntimamente vinculados. Y  en la medida que ese vínculo se desajusta, el humano va perdiendo capacidad adquisitiva". (Filosofía del Trabajo).
Recordemos que un país con mano de obra, integrada por trabajadores con ánimo para trabajar y lo haga con alegría, será un país próspero.

CARACTERÍSTICAS PROPIAS DEL MERCADO DE TRABAJO.- El mercado de trabajo presenta unas cualidades sui géneris dado a la naturaleza y a los servicios ofrecidos. En la oferta y la demanda de la mano de obra se tiene en cuenta no solo la cuestión monetaria; porque en la oferta, el trabajo no se vende: «se ofrece» pero no se vende; lo que «se transfiere» es la energía de trabajo. Talvez ni eso, porque transferir proviene del latín «transferre» (pasar o llevar algo de un lugar a otro) y en la ejecución de la materia del trabajo lo que se ve son los resultados y consecuencias, remuneración y anexos (condiciones de trabajo, seguridad social y previsional).
Para  algunos  autores,  «el  mercado  de  trabajo  y el  mercado  en  el  que  los  trabajadores  buscan  ocupación  constituye  una  unidad  geográfica».  (Philip Taft, pág. 42).
El costo de la mano de obra corre a cargo del empleador que la ocupa y comprende la remuneración por el trabajo efectuado, el valor del tiempo no trabajado y el transcurrido si el trabajador está a disposición de su empleador o dador de trabajo., los gastos de transporte de los trabajadores, su comida, vivienda cuando ésta corre por cuenta del empleador, gratificaciones y primas, pagos por formación profesional, según acuerdo o disposición legal, pagos en especie, primas de seguridad social y previsional lo que es de cargo del empleador. También constituye costo la nueva obra.
Las mujeres cada vez estudian más, pero las aulas no se han transformado en un trampolín que impulse su igualdad con los hombres (Rafael Rodríguez Contreras Pelayo, Presidente de Medicus Miendi: La Mujer en el Tercer Mundo – Madrid).