viernes, 5 de junio de 2015

FLEXIBILIZACIÓN LABORAL



FLEXIBILIZACIÓN LABORAL

Miguel Suárez Sandoval



Desde fines del siglo XX y comienzos del presente, los empresarios allegados a la gran producción y a la clase trabajadora, o ─mejor dicho a la mano de obra─ creían y aún creen que la legislación laboral ─digo legislación, no Derecho─ es muy rígida, sobre todo en las últimas décadas, por la crisis económica mundial que ellos mismos han provocado con una excesiva producción.
Razón tienen los economistas cuando dicen que la necesidad de ganar dinero es insaciable.
(Rígido, según la Real Academia de la Lengua Española, significa: “Inflexible, riguroso, severo”,).
Y agregan que para evitar lo elevado de los costos laborales, que impone la legislación en el mundo, solo les queda la “contratación informal”.
A la flexibilización laboral también se le llama desregularización del mercado de trabajo. Desregularización es el proceso por el cual los gobiernos eliminan:
“Se entiende por desregularización todo proceso que implica suprimir las normas que dirigen o controlan una actividad económica para posibilitar el funcionamiento  de  la  libre  competencia  y, en consecuencia, la regulación de la actividad por el mercado”.
“La desregularización desempeña un papel fundamental en la remoción de las barreras a la entrada del mercado, dado que la desregularización tiende a eliminar las trabas que impiden o dificultan la competencia. Por eso es una condición necesaria de todo proceso de privatización donde la representación de la economía puede reducir la eficacia del aparato productivo y la capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos.
La Relación Laboral es lo perenne, es lo que nació con el primer hombre que trabajó por cuenta ajena, al iniciar su trabajo, pero que cambia, de tiempo en tiempo, en su interpretación, a través de la muy larga historia y filosofía del trabajo.
Ahora se presenta una serie de circunstancias económicas que cuando el nacimiento del Derecho del Trabajo no existía y que hoy gravitan en la economía de los pueblos; la deuda externa, la inflación y, en particular, la globalización o mundialización de la economía, y, finalmente (2008) la crisis económica mundial. Además, no tiene la facultad de la omnividencia, por eso está sujeta a nuevas interpretaciones conforme marcha el mundo económico. O, dicho de otro modo, el Derecho del Trabajo es un Derecho inconcluso; es decir, aún en formación. Es así que la flexibilidad aparece para cumplir con esos propósitos y llenar ese vacío ante la presencia de fenómenos económicos mundiales.
La flexibilización se entiende como una reacción ante la existencia de una rigidez ante el desarrollo de las relaciones laborales, porque algunos creen que impide el desarrollo económico

Flexibilización.–  «Cada vez se va haciendo más claro que estamos en transición hacia un nuevo período histórico caracterizado por un proceso de globalización (o internacionalización) de la economía y sociedad, el mismo que está provocando profundas modificaciones en todo el orden social y del cual, el empleo no escapa, porque éste es una de las principales instancias en que se desarrollan dichos cambios», así nos dice Gricelda Tello Adec –ATC– (Globalización y Empleo, pág.  222). Incluso lo dice Manuel Ramón Alarcón Caracuel, hasta el principio de «Pro Operario», por la llamada «cultura de flexibilidad» está dejando de ser un factor de rigidez.
1.   En el mundo se están produciendo cambios muy fuertes. «El carácter del conflicto internacional, de político a económico. Con la caída del bloque soviético, el sistema económico social hegemónico, el capitalismo, ya no tiene más adversarios políticos». En  adelante la lucha será dentro del sistema, entre los grupos dominantes de cada bloque;
2.   Cambios en el orden conceptual de lo nacional y lo internacional se diluyen y es muy fácil distinguir lo uno de lo otro;
3.   El Estado benefactor cambia y por lo tanto ya no hay quien promueva el Pleno Empleo, y
4.   Para desembocar en la real o estudiada crisis económica mundial.

Y esto se produce en el Perú ─igualmente en otros países en vías de desarrollo─ cuando no se había resuelto el problema del empleo y subempleo.



¿QUÉ ES LA FLEXIBILIZACIÓN?

La producción en serie, de acuerdo a los parámetros de Taylor-fordistas, difundidos a principios del siglo XX, ha quedado obsoleta. Ahora hay una diferencia estratégica de producción, que bastante trata de diferenciarse de la producción en serie; y ante la crisis de los años setenta se pusieron de acuerdo los bloques tanto liberales como marxistas. Entonces había  que  adaptarse  al  mundo  cambiante.  Para esto, se necesitaba tecnología y trabajadores calificados.
En el sistema Taylor (taylorismo) el trabajador debía especializarse en una función específica, pero –con la nueva producción– se requiere trabajadores que realicen un trabajo complejo, variable y flexible que responda rápidamente a los cambios. Esto es lo que se llama Trabajador Flexible.
Por las circunstancias en que vive la sociedad que entra al siglo XXI, repercute en el campo jurídico del trabajo: visto con un criterio económico, surgió la figura –nueva por cierto– de la flexibilización, que exige una nueva interpretación del Derecho del Trabajo para los efectos del comercio, la industria, etc. Por la crisis económica que se presenta en el mundo todo cambia, por lo que es necesario un reajuste estructural para resolverla, aunque se vendrá  –si ya no se vino– un debilitamiento de las organizaciones gremiales.
La flexibilidad busca la nueva interpretación en el cambio, en la rigidez de la legislación laboral y normas convencionales para dar al empleador mayor libertad de acción y al sector laboral mejor oportunidad de acción en el cambio, industria, etc., aprovechando el crecimiento de la tecnología.
La flexibilidad es efecto, no es causa. Es una consecuencia en la que, por el estado de crisis que vive el mundo, el trabajador corre el riesgo de que, con la pérdida del todo, se pierda la fuente de trabajo por lo que la finalidad de la flexibilidad es reducir los gastos de producción para hacer al producto nacional más competitivo en el mercado mundial; es paliar la situación económica, muy especial, que se presenta en el campo de las Relaciones Laborales.
La flexibilización laboral: “… es un concepto moderno que tiende a eliminar la interpretación tradicional del trabajo surgido con el taylorismo y el fordismo, por una forma de trabajo que busque la calidad y la excelencia con el menor costo posible, utilizando los adelantos tecnológicos y adaptando la legislación para evitar que el exceso de protección al trabajador afecte la productividad, y la reasignación de funciones, en contraposición a la producción en serie”.
Recalcamos que la flexibilidad es efecto, no es causa. “La flexibilidad laboral es una consecuencia del neoliberalismo y del olvido del Estado benefactor, que permitió a los empleadores poder prescindir de los trabajadores a bajo costo, y realizar contratos temporarios, conocidos en el lenguaje coloquial como ‘contratos basura’, impidiendo la seguridad en la conservación del empleo”. (La Guía – Derecho, publicado por Hilda).


DENOMINACIÓN

Dicen algunos autores que el término flexibilidad no es muy claro para lo que se quiere expresar. Por eso han propuesto algunas palabras como: «adaptabilite» y «flexibilisienin». Se trata de un término «que espera no solo intereses diversos y contrapuestos, sino también la incapacidad de la cultura empresarial que acuñó y difundió por primera vez, antes de transformarlo en un concepto homogénico y de impedir los usos alternativos del mismo en contextos culturales diferentes», nos dice Gianni Arrigo (Debate Laboral, N° 2, pág. 103).
Pero si analizáramos la palabra flexibilidad encontraríamos que ésta deriva de flexible, y proviene del latín «flexibilis», cuyo significado es: “que no se sujeta a normas estrictas, a dogmas o trabas”. También, podríamos decir, tener capacidad para doblarse fácilmente por alguna presión y, cesado el motivo, poder volver a su estado primigenio. Según lo que busca la flexibilidad en el Derecho del Trabajo creemos que acomoda.
A la flexibilización, según Juan Manuel Sepúlveda Malbrán y María Luz Vega Ruiz, en algunos países la llaman «Reforma del Mercado de Trabajo» (Las Relaciones Laborales: Un Desafío para el Sindicato –OIT–  pág. 17).
Hemos dicho que por la crisis económica, que se presenta en los países en desarrollo se produce un estado de desestabilización del trabajador en gran escala; en consecuencia, crece el número de desocupados; dicho a contrario sensu, se presenta una gran demanda de puestos de trabajo, pero poca oferta de los mismos.




DIVERSOS SIGNIFICADOS

A la flexibilidad no en todos los países se le da el mismo significado, porque se presenta de diversos modos.
Es una nueva manifestación del Antagonismo Laboral en algunos países, y una adaptación a la oferta del trabajo. Ciertos autores creen que hay que buscar un término más común, más adaptable al aspecto de internacional. Además, el vocablo flexibilización tiene muchas o varias acepciones, según circunstancias y sectores.
La flexibilidad no da facultad al empleador para proceder a su antojo porque ella no acaba con el proteccionismo del Derecho del Trabajo, que siempre conserva los Principios que lo inspiraron desde su nacimiento para proteger al trabajador –como hombre en su dignidad humana– y no al trabajo, como deliberadamente se pretende darle esa interpretación. De acuerdo a la legislación laboral tradicional, a los nuevos cánones de la sociedad, así como a la infraestructura del Estado Moderno, en una economía de mercado, sin ir contra la industria y desarrollo, la flexibilidad busca, para el trabajador, lo más favorable, procurando lo menos oneroso para el empleador o dador de trabajo, porque se dice que la flexibilidad –como institución– sirve al empresario como al trabajador asalariado, sin perder la función proteccionista del Derecho del Trabajo, para lo que hay que estudiar y adecuar la interpretación de la Relación Laboral a las circunstancias económicas que temporalmente se viven.
En una crisis económica es ineludible una Reforma Laboral (ver: Reforma Laboral y sus Virus) y es el Gobierno quien debe tomar la iniciativa y encontrar la solución, usando ─entre otros carriles─ la flexibilidad, pero esta tiene un límite que está determinado  por  el  llamado  criterio  de  razonabilidad. Reiteramos:  es  uno  de  los  tantos  caminos  concordantes.
La flexibilidad, en una época económica de crisis, según algunos tratadistas, anhela hacer menos rígida la legislación y darle mayor libertad y facilidades al empleador o dador de trabajo; y, según otros, es garantía de empleo. Es un proceder hacía el fomento de puestos de trabajo dentro de las técnicas modernas de la economía. Recalcamos: la creación de nuevos puestos; pero, dando prioridad a la producción y al trabajo, como actividad productiva, en vez de al trabajador, como humano al que hay que respetar en su dignidad.
La flexibilidad no debe entenderse como una mecánica de  deshumanización del trabajo, ni mucho menos considerarse como una mercancía; y al trabajador cual una ficha en un tablero de ajedrez. Y mucho menos pensar que a los trabajadores se los alquila.
La flexibilización podríamos decir que es una nueva interpretación que se ubica entre la rigidez de la legislación laboral y el desempleo. Al respecto, Scott nos dice: «Es el eje principal de los cambios económicos recientes, tanto por influencia de la teoría neoclásica como por las presiones reales sobre la competitividad de las empresas que buscan incorporarse al comercio global» (Alison Mac Even Scott, Globalización y Empleo - Globalización, Flexibilización y Género, pág. 227).
La globalización procura evitar los errores interpretativos para una nueva época, pero olvida que en la relación laboral –lo que mal llaman Contrato de Trabajo– hay un tercer personaje que es la sociedad, y al procurar y no alcanzar la que sufriría sería precisamente la sociedad. Algunos organismos internacionales del trabajo no vieron, desde sus inicios, con buenos ojos la «flexibilidad»; por ejemplo, la Confederación de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), y con su experiencia pronosticaron que provocaría la explotación de los asalariados, una repartición injusta de la riqueza y un aumento del desempleo (Mundo del Trabajo Libre, N° 6 [editorial], junio de 1994). Aunque cierto sector de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estuvo dispuesto a sacrificar el trabajo normativo en aras de la flexibilidad y 174 convenios y 600 ratificaciones (de parte de los Estados miembros) desde el año de 1920, año del primer convenio sobre la jornada de las ocho horas.
Aunque después, «Una de las principales condiciones para que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorguen préstamos es que se imponga la flexibilidad en el mercado laboral. Es decir: mayor libertad para que los empleadores celebren contratos y procedimientos de empleo, cambios en la legislación laboral que reduzca el radio de acción de los inspectores de trabajo, menos protección para los trabajadores contra despidos por razones económicas y mayor cantidad de trabajo temporario. De esta manera los empleadores tienen mucho mayor poder sobre su mano de obra» (Mundo del Trabajo Libre, N° 10, octubre de 1995, pág. 7). Además, imponen que los gobiernos deudores hagan menos estrictas sus leyes laborales y que al trabajador le quiten derechos que gozaba desde antaño, con el fin de atraer inversiones y promover las exportaciones. Incluso hay denuncias que el Banco Mundial, bajo cubierta de «flexibilidad» en los mercados laborales, «contradice» los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La flexibilidad significa la capacidad de adaptación (rápida) a las circunstancias, pero condicionando a entenderse mejor; pues, “la rigidez es terrible para cualquier humano”.
No significa ser condescendiente con todo y con todos; “ceder” para evitar conflictos; ni significa dejarse llevar. Es aprender a escuchar y a observar todo lo que ocurre alrededor; constituye el punto de partida para tomar lo mejor de cada circunstancia y hacer a un lado aquello que objetivamente no es conveniente (Flexibilidad/Encuentra.com).
La meta es llegar a un acuerdo común, y enriquecerse de las opiniones de los demás; de esta manera se complementan y benefician mutuamente.
“La falta de flexibilidad nos hace insensibles y con poca apertura al diálogo, deteriorando notablemente la convivencia y la posibilidad de ser mejores en nuestro desempeño”.
“En este sentido podemos decir que la humildad juega un factor importante para reconocer que nuestro criterio no siempre es el mejor y siempre estaremos expuestos a cometer errores o a tomar una mala decisión”.


FINALIDAD Y OBJETIVOS

Hay autores quienes afirman que flexibilidad es darle mayores facilidades al empresario, a la productividad, a la producción, sin importar ─aunque parezca increible─ que la familia del trabajador se muera de hambre, como está sucediendo en la actualidad en el mundo.
El objetivo final es generar un compromiso al trabajador con la empresa y el producto, buscando cómo superar la cantidad y productividad. Una estrategia. Pero, en esta estrategia flexible, los que tienen que cambiar primero son los empresarios y la empresa: tecnología y educación.
Una educación que sea uno de los pilares que sostengan la economía. Los educadores son los que forman a los profesionales, los que preparan a sus similares en la diversidad de la industria y la tecnología. Y deben responder a la altura de la ciencia, la tecnología, la mecatrónica y la cibernética. Dichos educadores deben trabajar en forma exclusiva a tiempo completo, y no como en algunos países (Perú) que tienen que laborar en una segunda actividad para poder cubrir su presupuesto familiar; siendo terrible la situación docente en algunos países de África.
No está demás rememorar que en el Perú ─a partir de los años treinta del siglo XX─ se habló mucho de la gratuidad de la enseñanza “en todos los niveles”. En estos casos de flexibilización, no está demás “ayudar a natura” para que el resto lo ponga Salamanca.
“La verdad sea dicha, las normas jurídicas no tienen como objetivo directo la creación de empleos. El apoyo de las normas jurídicas en la creación de puestos de trabajo es más bien de segundo orden. Tal objetivo corresponde a la política económica y no a la ley” (Oscar Ermida, 1992 ─ Alfredo Montoya, 1990 ─ Melgar).
En conclusión, la finalidad de la flexibilización es hacer menos rígido el despido del trabajador por cuenta ajena; tener más trabajadores en negro e informales, en general.
Los gobiernos pretenden hacer de la flexibilización una Reforma, impuesta unilateralmente, lo que sería un craso error; pero no se alcanza, sobre todo por la oposición silenciosa, por falta de fuerza y no colaboración de las organizaciones sindicales y en algunos casos, hasta del mismo sector empresarial.
Si la flexibilización busca la adaptación de la realidad laboral a la internacionalización de la economía moderna del mundo industrial, comercial y tecnológico no debe estar en contra del capital ni mucho menos del trabajador.
Otro objetivo de la flexibilización es escudriñar el acceso del capital, permanencia de la empresa y el empleo, permitiendo mayor elasticidad en el hacer del  trabajador. En una palabra, ser más «tolerante». Pero esta «tolerancia» no puede ser ilimitada por lo que la flexibilidad tampoco puede serlo, y en esto aparece el «antagonismo laboral» en los trabajadores, quienes luchan por reducir al mínimo los alcances de la flexibilidad, y los empleadores y el Estado que quieren la mayor expansión e incursión en los diversos campos. La línea gris la determina la cuestión social ambiental. El origen de este antagonismo laboral está en que –al introducir la flexibilidad– el empleador y el Estado ven como prioridad la producción, la productividad y el trabajo, posponiendo los Principios del Derecho del Trabajo que norman que primero y ante todo está el trabajador en su dignidad humana.
La flexibilidad, en ningún momento o circunstancia debe verse como un camino u oportunidad para el enriquecimiento; porque aquella tiene como límite –lo recalcamos– la cuestión social y como finalidad  la  búsqueda del  equilibrio en el mundo laboral.
Óscar Armida Uriarte anota que tiene por «finalidad aumentar el empleo, la inversión y la competitividad internacional, es un concepto y una práctica europeos que tardó en difundirse en Latinoamérica» (Crítica & Comunicación, pág. 24). Ricardo Marcenaro Frers señala que la finalidad de la flexibilidad es «mejorar la situación laboral de sus ciudadanos» (El Trabajo en la Nueva Constitución [Introducción], pág. 26).
La finalidad laboral ─según La Guía - Derecho, 18 de octubre del 2010, publicado por Hilda─ es que exista posibilidad para todos de ingresar al mercado de trabajo, con una fuerte movilidad y adaptabilidad a los cambios. La consecuencia real es la incertidumbre y la imposibilidad de proyectar para el futuro, endeudarse a largo plazo, y un constante reacomodo para generar estrés y problemas generales y familiares.

CLASES DE FLEXIBILIDAD:
FORMAS Y MANERAS

La flexibilidad es una medida circunstancial, temporal y territorial. No se debe ni se puede imponer por analogía a un diferente espacio-tiempo-histórico. «Cada país tiene un concepto diferente de la flexibilidad, por lo que todavía resulta imposible establecer sus límites», nos dice Ricardo Marcenaro Frers.
Recurrir a la flexibilidad no es dar leyes repitiendo lo dicho por las anteriores o modificándolas o adaptando las de otros países. Flexibilidad es una nueva interpretación, la que debe ser flexible. Para esto, papel muy importante juega la «construcción» que significa que el juzgador y/o funcionario al aplicar la ley laboral construyan o dicten una nueva y diferente interpretación de la misma, por cierto respetando su estructura, dándole ese sesgo aconsejable a las circunstancias sin lesionar al derecho ni a las partes intervinientes en la relación laboral según la doctrina habida. 
La flexibilidad puede interpretarse de dos modos o maneras: la primera Ofensiva y la segunda Defensiva.
La flexibilidad ofensiva es aquella que quiere mejorar la productividad; pero respetando los convenios colectivos, los salarios, forma de trabajo, estabilidad, condiciones de trabajo; y los trabajadores se comprometen a mejorar la productividad para hacer la producción más competitiva.
La flexibilidad defensiva es aquella que simplemente anhela adaptarse a la competencia internacional, pero sin respetar convenios colectivos, disminuyendo el salario o congelándolo, no dando estabilidad en el empleo o ignorando la antigua legislación laboral y dando una nueva.
En la primera hay participación de los trabajadores, para lo cual se les tecnifica.
Juan Sepúlveda Malbrán y María Luz Vega Ruiz las llaman Flexibilidad Agresiva y Flexibilidad Defensiva. Y dicen que la primera es la «que mejora la tecnología, la producción y la formación, simplificando los procedimientos administrativos más que concentrarse en los despidos». La flexibilidad defensiva «... la cual implica la derogación o sustitución de normas laborales con el fin de garantizar la competitividad».
Para algunos –inclusive tratadistas– y, sobre todo, para los empleadores, la flexibilidad es –caso del Perú– «revisar determinadas prestaciones y beneficios que pudieran haberse otorgado en épocas de prosperidad; pero, que devienen imposibles de sostener en momentos de crisis». Es decir, confunden flexibilidad con revisión.
Flexibilidad es un concepto muy amplio, que puede abarcar toda la legislación dada por el Gobierno; la Revisión es más restringida, porque sólo se refiere a lo que abarca una Convención Colectiva. La flexibilidad, generalmente, es resultante de un acontecimiento político-social a gran escala, y la Revisión deviene de un acontecimiento económico particular, resultante casi siempre de un caso fortuito o fuerza mayor. La revisión es consensual y la flexibilidad es una imposición política del Gobierno.

La flexibilidad se ve desde varios puntos, tales como:
SALARIAL. Los salarios no solamente no suben sino que bajan. El salario mínimo es un romanticismo, algo nominal y sin valor. Y en «algunos países están considerando la posibilidad de eliminar el salario mínimo, sobre la base de que disminuye la flexibilidad del mercado del trabajo» (Trabajo, revista de la OIT, N° 12, pág. 7). Y en otros el salario mínimo lo congelan por varios años, como, por ejemplo, en el Perú.
Las conversaciones de las organizaciones sindicales y el Gobierno son muy  limitadas.
NUMÉRICA. La flexibilidad dará a los empresarios la posibilidad de reducir el número de empleos, aumentar el número de horas de trabajo por jornada y por persona, lo que antes estaba protegida por leyes y convenios. Esta flexibilidad permite al empresario variar los  acuerdos aumentando el trabajo eventual y la jornada a tiempo parcial. En algunos países de Europa, los horarios de trabajo se fijan de acuerdo a las variaciones estacionales: de enero a julio trabajan ocho horas al día, mientras que de agosto a diciembre, la jornada de trabajo se reduce a seis horas y media (Trabajo, revista de la OIT, N° 15, pág. 20). Y en el Perú no se respeta la jornada máxima de trabajo y se hace trabajar al personal de doce a catorce horas diarias, y los sábados –como media jornada– siete horas, incluso mujeres, no obstante que la jornada de ocho horas es un derecho constitucional y  hay normas que la reglamentan; pero, todo se mira como a una simple hoja que se cae del árbol. La flexibilidad horaria es buena si es racional y parte de un estudio adecuado de tiempos de trabajo y descanso.
FUNCIONAL. Antiguamente se contrataba al trabajador para una sola tarea y en algunas se requería poco entrenamiento. Ahora se prefiere al trabajador con varias habilidades y que se adapte fácilmente a los cambios en la empresa, y se ha visto que esto al trabajador le da oportunidad, mayor dependencia mediante el trabajo de sustitución y la participación de proyectos concretos. «Además, adquiere nuevos conocimientos técnicos y la empresa puede responder con mayor flexibilidad a la evolución del mercado» (Trabajo, revista de la OIT, N° 15, pág. 27).
TECNOLÓGICA. La tecnología moderna facilita los cambios con mayor rapidez en los diseños, según pedidos en muy poco tiempo y una mayor variación en la producción «lo cual reemplaza la producción en serie con tecnología masiva».
ORGANIZACIONAL. Se ha reducido el tamaño de la empresa y ha dado una tendencia o inclinación al mercado de trabajo externo posponiendo al mercado de trabajo interno y prefiriendo la subcontratación o trabajo temporario.


¿QUÉ BUSCA LA FLEXIBILIZACIÓN
LABORAL?

Los ideólogos de la flexibilización, creen o creyeron que con ella se acabarían los problemas del desempleo; que las leyes de protección a la clase trabajadora no se aplicarían; y más bien ─por las nuevas circunstancias─ se contrataría más personal; y que cualquier despido que hubiese sería más barato; y los nuevos “contratos” (como ellos llaman a la Relación Laboral) serían por el tiempo que el dador de trabajo desease.
También hay quienes opinan que aparecerán nuevas condiciones de empleo, porque los antiguos principios de Derecho del Trabajo o Laboral no se ajustan a los requerimientos de la nueva economía.
Y no faltan los que creen que la flexibilidad marcará el fin de una época y que aparecerán nuevas oportunidades de autonomía y que para el trabajador habrá nuevos sistemas de vida. Sin embargo, no le dan importancia a la reducción de muchos de sus derechos laborales.
Los que optimistamente reciben los acontecimientos de la nueva economía no se dan cuenta que en ello no ha desaparecido el viejo antagonismo laboral. ¡Y sobrevivirá!, por el principio económico de la insaciabilidad de las necesidades económicas.
María Luz Vega Ruiz dice que en el Derecho del Trabajo la flexibilidad debe definirse desde la “posibilidad de contar con mecanismos jurídicos que permitan que la empresa ajuste su producción, empleo y condiciones de trabajo a las fluctuaciones rápidas y continuas del sistema económico, sin vulnerar los principios mínimos de protección social”.
Los cambios generalmente son difíciles de aceptar, porque no todo cambio es una mejora”. Pero, los ideólogos no se han dado cuenta o no lo dicen que para hacer una reforma como la flexibilización se necesita gente honesta.  
El asunto está en sacar algo positivo de lo negativo; buscar los errores del contrario y de eso aprovecharse. Escudriñar qué se puede alterar para sacar provecho… Recordar ese refrán que dice: “No hay mal que por bien no venga”.
Hay que estar prevenidos para dar pasos inesperados; aceptarlos, o, mejor dicho, recibirlos sin alterarse, y manejarlos sin derrumbarse; siempre de buen humor.
La tecnología que se actualiza de momento a momento, hace difícil mantenerse al día y nos hace complicado aprender nuevas habilidades… Y comprobado está que los cambios (según la edad) pueden causar “estrés laboral” que daña el organismo del trabajador por cuenta ajena.
“En todas estas situaciones la flexibilidad puede ayudar a mantenerse a flote” (A la luz de la Biblia. Flexibilidad).

(Tomado del Diccionario Enciclopédico Jurídico del Trabajo, del autor).









sábado, 28 de marzo de 2015

FATIGA LABORAL Y ESTRÉS LABORAL



FATIGA LABORAL
Y ESTRÉS LABORAL

Miguel Suárez Sandoval


La FATIGA LABORAL, como el ESTRÉS LABORAL, son males que aparecieron en el Derecho del Trabajo o Laboral y en la Medicina Ocupacional, en el siglo XX con la aplicación de los medios mecánicos de la gran producción. Según resultados a los que llegan los científicos y estudiosos del tema, la fatiga es conocida desde los tiempos de Moisés y dio origen al descanso, aunque de ella se tenía otro concepto.
El maquinismo, generalmente, fragmenta el trabajo. Al trabajador calificado lo convierte en no calificado y le hace penoso su trabajo, le arrebata su iniciativa y la responsabilidad individual. Ha hecho que el salario no sea equitativo; es decir, no suficiente para vivir.
Con la máquina aparece la búsqueda del gran rendimiento y afán de hacer trabajar sin límites, con jornadas largas e intensas (inhumanas) sin tener en cuenta (en aquellas épocas tal vez por ignorancia) que la mayor producción no está en relación directamente proporcional a la longitud de la jornada.
Antaño, los que proyectaban las jornadas de trabajo, no tenían en cuenta las ventajas de su acortamiento, las pausas, los descansos, las vacaciones, etc. No consideraron que el trabajo era algo natural y placentero mientras obedece a un ritmo lógico o normal, acompasado con el silbo, el canto, la música apropiada según la actividad, y que si se entra en competencia con la máquina y la monotonía, consecuentemente se tropieza con la FATIGA, que tiene gran fuerza para vencer al trabajador.
La única manera de vencer a la fatiga es no empleando al trabajador para los efectos de la producción como si fuera otra máquina más.
La fatiga laboral –consecuencia del trabajo– generalmente es muscular; pero no se puede localizar en un solo músculo.
Nos dice Juan Kaplan que las causas principales, ante todo son el esfuerzo excesivo, la duración prolongada de la jornada y el insuficiente reposo o descanso. (La Empresa y la Salud de los Trabajadores. Págs. 53, 54 y 65).
La fatiga no solo es laxitud o relajamiento y disminución del rendimiento, sino excitación psicosomática, que produce insomnio, pesadillas, angustia, trastornos del humor y del carácter. Al final un adelgazamiento y  en las trabajadoras (mano de obra femenina), alteraciones genitales y el llamado síndrome “de la burra” o “de la mula”.
La fatiga, como palabra, deriva del latín “fatigare” de fatum, que significa “con exceso” y agere “obrar”.



FATIGA LABORAL


DEFINICIÓN.- Comencemos preguntando ¿qué se entiende por fatiga? La fatiga no es una enfermedad definida. Pero su aparición, bajo la forma de un malestar, revela que se ha producido una alteración del estado psicofísico debido a la reducción de la energía por el trabajo muscular.
La fatiga es un estado general del organismo que ha consumido por el esfuerzo del trabajo muchas reservas de energía y cuando ha llegado a cierto grado se produce el agotamiento que solamente se repone mediante un largo reposo absoluto y una alimentación conveniente. Dicho de otro modo, es la resultante de un esfuerzo desmesurado que puede ser físico o psíquico. Igualmente se puede decir: es el resultado de un trabajo prolongado que excede a la resistencia corporal física  y mental del trabajador, y consecuentemente se traduce en la merma de su producción. (Alberto Merani: Diccionario Psicológico).
La Real Academia de la Lengua Española la define como: “Molestia ocasionada por un esfuerzo más o menos prolongado o por otras causas y que se manifiesta en la respiración  frecuente o difícil”.
C. Simonín nos dice: “Es una debilitación momentánea reversible mediante el reposo o descanso de la capacidad física y mental….”
Guillermo Cabanellas, en forma muy sencilla define a la fatiga, diciendo que “… no es sino el cansancio, la agitación o el agotamiento debido a un esfuerzo físico o psicológico que afecta al individuo, al trabajador, sobre la actividad acostumbrada o sobre las fuerzas normales”. (Compendio de Derecho Laboral, T. I, párrafo 583).
Creemos que la importancia de lo dicho por el juslaboralista mencionado está en que agrega: “…la fatiga penetra en el derecho laboral porque ella es la que permite la adecuada medida de la máxima jornada, la que fatigue pero no agote”.
Muchos estudiosos han ensayado sendas definiciones sobre la fatiga; pero cada cual más complicada en su léxico científico acorde con su experiencia. En nuestra condición de profanos en medicina, encontramos más comprensible la que da Letre: “Es sensación dolorosa con dificultad para actuar, motivada por un trabajo excesivo y prolongado”.
Por su parte, el profesor B. Metz comenta que esta definición da prioridad al aspecto subjetivo del fenómeno que objetivamente se produce por una disminución de actividades (C. Simonín: Medicina del Trabajo, T II, pág. 96).
De sus estudios, los científicos concluyen que el hombre es parte de la naturaleza, pero no marcha  al ritmo de esta, o no evoluciona vertiginosamente como evoluciona el mundo en que vive, ya que el hombre sigue siendo más o menos el mismo desde hace siglos.
Los ruidos en las calles, por la concentración de gente y máquinas, a lo que hay que agregar la contaminación, dando un ambiente que incluso afecta hasta los lugares de reposo cotidiano, produciendo intranquilidad que de todas maneras concluye en fatiga.


CAUSAS U ORIGEN

Por las investigaciones efectuadas sobre el tema, se ha llegado a determinar que la fatiga no es causa sino efecto o consecuencia.
Estudiosos de las diversas ramas de la sabiduría, nacionalidad y épocas, han desarrollado sendas teorías y han encontrado que la primera causa es el desequilibrio entre la disminución de las energías del trabajador, por su condición de humano y el requerimiento impuesto por la organización del trabajo a la mano de obra.
Otros autores creen que la principal causa de la fatiga es la monotonía de la vida de las clases modestas.
Fue y es un lapsus creer y afirmar que la longitud de la jornada de trabajo y la producción –en su calidad y cantidad– están en relación directa. Un equívoco que ha costado mucho, sobre todo vidas. (Oficina 32 – Karoshi).
A fines del siglo XX se llegó a determinar que la causa de la fatiga es el simultáneo proceso: Por un lado, el trabajo consume las energías musculares del organismo, y, por otro, se acumulan desechos de la combustión producida en los tejidos, cual verdaderos escombros que son arrastrados por la sangre de las venas. Al pasar los límites permitidos se produce el cansancio. (Hugo L. Sylverter: Diccionario Jurídico del Trabajo).
Bastante sabido es que el trabajo produce o es el origen de los riesgos profesionales que le causa daños en su salud al trabajador, sobre todo al que labora por cuenta ajena. Se comenta que el trabajo, mientras dura, “…produce substancias nocivas, unas de las cuales serían el ácido láctico, el ácido carbónico: estos, al acumularse, originan el fenómeno del cansancio… más que venenosos son escorias o inmundicias producidas por los procesos químicos de la vida que generalmente son quemados por el oxígeno de la sangre, destruidos por el hígado o eliminados a través de los riñones. Y nos sentimos cansados cuando estos detritus se acumulan en la sangre”. (Felice Battaglia: Filosofía del Trabajo, pág. 229).
Conocidísimo es que las jornadas largas producen fatiga y esta no solo es dañina en el organismo del trabajador, sino que por el bajo rendimiento del mismo, está contra la producción, por eso la fatiga resultante del trabajo debe ser preocupación de la trilogía en la jornada de trabajo: 1) duración, 2) rapidez, 3) condiciones de trabajo. Cada puesto de trabajo debe estar catalogado bajo este triple aspecto.
Los estudiosos del tema comentan que la jornada larga es tan impactante (sobre todo psicológicamente) que cuando un trabajador o un grupo de trabajadores al empezar sus labores y si tienen noticias de que la jornada es larga, inmediatamente pierden el buen ánimo.
Desde tiempos lejanos se ha comprobado, por estudios multidisciplinarios, que la fatiga tiene bastante influencia sobre la mortalidad. Y ahora se ha demostrado ante el mundo con la presencia del karoshi.
La fatiga predispone al organismo del trabajador a ser víctima de enfermedades infecciosas con mayor facilidad y, en particular, según los conocedores: “en el caso de la tuberculosis es donde se presenta mayor ensañamiento”. (Alfredo Palacios: La fatiga, págs. 287, 289, 294 – Mencionado  por José Montenegro Baca en su obra: Jornada de Trabajo y Descansos Remunerados).
“La jornada de trabajo continua engendra fatiga, ya que normalmente, hacia el mediodía, la actividad obrera desfallece; la fatiga se hace sentir después de las cuatro (4) horas de trabajo. Una pausa de tres cuartos (3/4) de hora por lo menos, dedicados a la comida es indispensable”, nos lo dice C. Simonín (Medicina del Trabajo: Prevención a la fatiga, T. II, pág. 361).
El excesivo trabajo, ya sea muscular o intelectual afecta al cerebro, incluso cuando el trabajo es manual, porque las células cerebrales se encuentran íntimamente asociadas a la actividad de la fibra muscular, aunque el trabajo se realice automáticamente.
En el trabajador fatigado la reacción es lenta y se le producen olvidos.
Las investigaciones han demostrado que la fatiga afecta al trabajador no solo muscularmente, sino también a los pulmones, riñones y corazón. Según los cardiólogos, el esfuerzo prolongado produce un estrechamiento de los vasos sanguíneos que irrigan el cuerpo, lo que determina mayor trabajo para el corazón que impulsa la sangre… se produce lo que los cardiólogos llaman “hipertrofia cardiaca”.


CLASES DE FATIGA

Existen varias clases de fatiga, la subjetiva, la objetiva, la mental y la visual.
La fatiga subjetiva está en función, entre otras muchas condiciones, a la actitud psicológica del trabajador con respecto al rendimiento laboral exigido. Es decir, está en función al grado de interés por el trabajo. (Max Weber: Sociología del Trabajo Industrial, pág. 82).
La fatiga objetiva es un elemento que limita sensiblemente el control de la energía, y, como una consecuencia, el auto control orgánico del trabajo limitando la capacidad del rendimiento.
La fatiga mental aparece cuando la carga de trabajo es excesiva y se entiende como: “disminución de la eficacia funcional, mental y física”, que comienza a manifestarse con la presencia de errores.
La fatiga visual se ocasiona cuando los lugares de trabajo y las vías de circulación no disponen de suficiente iluminación, ya sea natural o artificial, adecuada y suficiente.
La iluminación deficiente ocasiona fatiga visual, perjudica el sistema nervioso, contribuye a la deficiente calidad de trabajo y es causa de una parte considerable de los accidentes del trabajo.

EL DESCANSO Y LA FATIGA
En el idioma castellano la palabra “antónimo” se usa para expresar ideas opuestas o contrarias. En el caso de la fatiga laboral, su antónimo es “descanso”, y se le da un significado de: “quietud, reposo, pausa en el trabajo…”. Es decir, el descanso es la compensación psicológica al trabajo cotidiano.
La finalidad del descanso es eliminar los residuos de la fatiga causada por el trabajo. Dicho de otro modo: Para recuperarse de la fatiga diaria es necesario dormir (…) alrededor de siete (7) horas durante la noche, de manera que puedan darse todas las fases del sueño y se facilite la recuperación física durante las primeras horas del sueño, y la recuperación psíquica en las horas siguientes.
Reiteramos: Lo que se busca es recuperar la capacidad laboral del organismo y la atención de los trabajadores que, como se ha dicho, son disminuidas por el trabajo.
Sueño.- Años ha en estas mismas publicaciones hemos explicado que: “el sueño comprende dos (2) fases: la primera, un sueño lento y la segunda un sueño rápido. Durante la primera fase se da un período inicial de un sueño ligero; en el segundo período un sueño profundo, en el que las constantes fisiológicas y el tono muscular disminuyen. Esta fase del sueño permite la recuperación física del organismo, que es lo que permite la recuperación psíquica. Durante esta fase, que se repite unas cuatro (4) veces durante el sueño nocturno, aumentan las constantes fisiológicas metabólicas y endocrinas….
Reafirmamos que para recuperarse de la fatiga diaria es necesario dormir alrededor de siete (7) horas durante la noche, de manera que puedan darse todas las fases del sueño y se facilite la recuperación física durante las primeras horas y la recuperación psíquica durante las horas siguientes. (Ver: Ambiente del Trabajo o Laboral,  Oficina 32).


DESCANSOS Y PAUSAS

Descansar proviene de dos (2) palabras: des y cansar. Significa aliviar a alguien en el trabajo; cesar en el trabajo, reparar las fuerzas con la quietud.
El descanso es una necesidad fisiológica precisa para equilibrar el organismo.
El descanso, en su concepto y necesidad, es bastante antiguo, que se pierde en el tiempo, aunque no se le daba el mismo significado que tiene ahora (2015). Ya en las épocas de Moisés existía una norma que decía que seis días se trabajará, pero el séptimo habrá un descanso solemnísimo: “No haréis en él trabajo alguno”. (La Biblia – Levítico, 23.3).
El descanso tiene su valoración en el campo económico, pues la producción del trabajo no depende solo de la duración sino de la intensidad, y esta disminuye a medida que se prolonga la duración del trabajo: hecho comprobado en la fisiología. De esto surge económicamente la necesidad del descanso. (A. F. Cesarino Jr.).
Para eliminar la fatiga, cuando no es crónica, bastan breves pausas de algunos minutos entre las actividades que permiten la eliminación de los elementos fatigantes mediante la irrigación del órgano concreto con sangre fresca, nos dice Max Weber (Sociología del Trabajo Industrial, pág. 81). En estos casos el sueño es insustituible como un medio para la eliminación de la fatiga.






ESTRÉS LABORAL
El ESTRÉS puede surgir cuando un individuo está sometido a fuertes demandas. Y se comenta que el organismo, ante el estrés, produce una respuesta inmediata. El organismo se activa y vuelve a equilibrarse una vez superada la situación.
Así como existen palabras antónimas –tal vez, en algunos casos– para mejor comprensión también tenemos, con similar propósito, palabras sinónimas.
El Diccionario de Sinónimos y Antónimos Espasa, a la palabra estrés le señala como sinónimo la de fatiga. Dicho de otra forma, a las palabras estrés y fatiga las considera sinónimos. Y, siguiendo con el afán investigador, encontramos que a la palabra estrés (castellanizada) la considera derivada de la palabra inglesa stress.
En 1936 (aunque algunos afirman que fue en 1926), el Dr. Hans Seyle –de la Universidad de Montreal– agregó a la terminología médica la palabra “stress”. Según él, es un síndrome, no una enfermedad. Y lo define como un conjunto de reacciones fisiológicas no específicas del organismo a diferentes agentes nocivos ambientales de naturaleza física.
A propósito de lo dicho, los estudiosos afirman que actualmente es frecuente en la población.
El estrés se hace presente, desde las últimas décadas del siglo XX.
Según investigaciones, en Europa el 28% de los trabajadores padecen de estrés, y el 20% son víctimas del síndrome de burnout.
Creemos con gran raciocinio que el estrés es “la reacción fisiológica y psicológica del organismo a las demandas hechas por él”. Hans Seyle dice que: “… en principio se trata de una respuesta normal del organismo ante la situación de peligro…”. Y agrega que las causas son muchas.


ALGUNAS DEFINICIONES
Y DENOMINACIONES

Al estrés laboral, generalmente, lo definen como “una respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un individuo que intenta adaptarse y ajustarse a presiones internas y externas, produciéndose en él un desajuste entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización”.
Al estímulo o situación que provoca la respuesta se le llama “estresor” o “situación estresante”.
No hay una uniformidad conceptual. Y esto se refleja cuando se trata de dar una definición.
Según María Fernanda Caballero Lozada, algunos como Martinetaly (2003) y Gil-Monte (2010), dicen que “estrés es un término ambiguo” y su definición ha sido revisada en varios estudios, indicando la falta de consenso sobre dicha definición.
Para Julieth Mejía: “… al estrés se puede definir como un conjunto de reacciones nocivas, tanto físicas como emocionales que concurren cuando las exigencias del trabajo superan las capacidades, los recursos o las necesidades del trabajador. Y agrega que: “… el estrés puede conducir a la enfermedad psíquica y hasta física”.
La Organización Mundial de la Salud  (OMS) establece que el estrés laboral es “uno de los diez problemas principales de la salud relacionados con el trabajo, siendo un precursor de serias dificultades de salud mental, entre ellas el suicidio” (María Fernanda Caballero Lozada).
Como lo decimos –y ahora recalcamos– el  Centro Canadiense de Salud y Seguridad Ocupacional define al estrés laboral como: “las respuestas dañinas de tipo físico y emocional que pueden ocasionarse cuando hay un conflicto entre las exigencias del empleo sobre el trabajador y el nivel de control que ese trabajador tiene para manejarlas”.
Denominación.- Pedro R. Gil-Monte comenta que en el español existen unas 19 denominaciones diferentes, generando confusión entre los profesionales y académicos de habla hispana, porque toman como referencia el contenido semántico anglosajón burnout, que, a su vez, es cogido de estrés laboral. Pero las diferentes denominaciones conducen a pensar que se trata de algo distinto.
Entre otras patologías afines o con nombres similares, tenemos: aburrimiento, agotamiento, cansancio, disgusto, depresión, estrés, fatiga, surmenage (bastante usado en el Perú a mediados del siglo XX), etc.

ESTRÉS LABORAL: GÉNERO Y CAUSAS
Algunos estudiosos del tema, recalcamos, creen que el estrés laboral es producido por la precipitación en las labores y la acumulación desordenada de tareas, por las circunstancias políticas en que los trabajadores se ven obligados a vivir. Y otros sostienen que “específicamente la causa más citada productora del estrés es la falta de tiempo o las excesivas exigencias laborales señalando entre ellas al miedo a las lesiones por accidentes del trabajo, las deficiencias relacionadas interpersonales con los compañeros de trabajo o superiores, la amenaza del despido o pérdida del puesto de trabajo y la necesidad de aprender informática.
Las nuevas tecnologías, como Internet y el correo electrónico, hacen que los trabajadores estén conectados permanentemente a sus puestos de trabajo. Los profesionales de la salud son los que más se quejan de excesivas labores (50%). Además, a un tercio de ellos, el estrés laboral les causa el riesgo de accidentes, lesiones o enfermedades ocupacionales (o profesionales); las jornadas con muchas horas de trabajo y los turnos irregulares. Se calcula que los profesionales de la salud ascienden en un 46% entre los que sufren múltiples causas de estrés en actividad laboral.
Tanto la edad como el género pueden ser condicionantes del tipo de estrés. Hay diferencias entre los jóvenes con los de edad mediana o con los por jubilarse. Los jóvenes están habituados y han visto ordenadores (computadoras) desde niños, no así los sexagenarios. Y su uso, en ellos, puede ser la causa de su estrés laboral. Y en las mujeres, por sus actividades del hogar recargadas al de su puesto de trabajo por cuenta ajena.
Nos dice Judi Light Hopson: “… un empleado (léase trabajador) sobrepasado por el estrés puede explotar por una pequeñez. Y ahora (2008 – 2015), por razones de lo que llaman crisis económica mundial, el constante y progresivo crecimiento del despido, tiene como conducta creciente niveles de depresión psicológica y deteriora la salud mental”, nos comenta Jeremy Rifkin (mencionado por Pablo Heller).
Las reacciones o causas del estrés laboral no en todos los casos son iguales. Hay diferencias tanto por el género como por la edad. Y el problema por tales o cuales circunstancias es un factor de riesgo, causante de enfermedades como la hipertensión del corazón, úlceras, etc.
De igual manera la educación, la condición económica, el género y el estado mental están relacionados con la salud. Pero no podemos afirmar de la existencia de una regla fija.
Las mujeres tienen el porcentaje más bajo de muerte en el lapso de adultez. Sin embargo, es notorio que están enfermas más a menudo que los varones. Los estudiosos del tema atribuyen estas circunstancias a diversas causas, principalmente al factor biológico. Y concluyen que la fortaleza de la mujer, a cualquier edad, se debe a la protección genética por la presencia de dos (2) cromosomas. Y, en el caso de las mujeres mayores, a los efectos básicos de las hormonas femeninas.
La menstruación y su embarazo también hacen que las mujeres estén conscientes de su cuerpo y su funcionamiento.
Las mujeres consultan con el médico durante el embarazo, previamente en el lapso que están tratando de quedar embarazadas y para pruebas de rutina,  lo que detecta el cáncer de cérvico-urinario y tienen más probabilidades de ser hospitalizadas que los hombres.
Como hemos comentado supra, al tratar sobre los trabajadores docentes, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que “la principal causa del estrés laboral es la falta de control del sujeto sobre su propia situación y el mundo competitivo actual, con mayor presión de tiempo, inestabilidad en el empleo, exigencias de calificación y crecientes requerimientos en el trabajo, mencionado por Luz Marina Jauregnibery, Julio Chávez, Magdalena García Salbrarini, Marisol Orlando y Anabele Ghilino: Condiciones de trabajo y salud de los docentes. (miguelsuarezsandoval.blogspot.com).
Los conformantes del gremio de la docencia son víctimas del estrés, la ausencia y la depresión. Y por tal motivo ocupan los primeros puestos en la lista de enfermedades, causa de la baja laboral.
El estrés laboral en las mujeres trabajadoras produce consecuencias en el desarrollo físico-social del niño.
Después de mucho tiempo que se ha querido negar los efectos que produce el aborto, ahora se admite la existencia del síndrome post aborto, por el sinnúmero de trastornos que aparecen en la mujer que fue intervenida y que no solo afectan a ella sino a todos aquellos que participan, directa o indirectamente, comenzando por el marido, los hermanos del nonato, los abuelos y, en algunos casos, el médico interviniente.
Entre los efectos o consecuencias del mobbing o acoso psicológico está el estrés, nos lo dice  Elena Aznar. La legislación y jurisprudencia laboral comparadas, aunque no se encuentra por doquier, considera al mobbing como una especie de estrés laboral; pero establece que no ocurre por causas directamente relacionadas con el trabajo desempeñado, sino que su origen en las relaciones interpersonales. Y se ha establecido como una sentencia la imposibilidad que un trabajador estresado no puede o no debe trabajar en equipo.
Las mujeres trabajadoras en los tres primeros  meses de gestación no deberían trabajar para evitar malformaciones en el feto. Por ejemplo, fisuras labiopalatinas, porque en ese lapso la guagua se desarrolla y adquiere forma y estructura. Estas malformaciones se producen por el estrés laboral materno.
Juan José López-Igor comenta que de los estudios hechos (en Francia) se ha comprobado que “… ante las grandes crisis, los hombres trabajadores sufren más que las mujeres, porque aquellos, en lugar de expresar abiertamente sus sentimientos, como lo hacen aquellas para enfrentarse con el estrés o la frustración usan mecanismos como la violencia o el alcohol” (J. J. López-Igor, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos – Madrid, España).
Robert M. Post, profesor adjunto de psiquiatría de la Universidad George Washington, opina que: “… la depresión es una patología que asociada al estrés genera daños cerebrales en los pacientes que pueden derivar en la aparición de demencias o enfermedades que afectan a la memoria, como el alzheimer (ver: Depresión – Oficina 32).
Los profesionales de la salud y entre ellos las enfermeras, son grandes generadores de estrés laboral, porque viven situaciones de excesiva intensidad profesional; sobre todo los que están mucho tiempo en el quirófano.
El despido es un gran generador de estrés.
Los educadores son el gremio que, por el ejercicio de su profesión, corren el riesgo de sufrir depresión. Por la carga de trabajo concluyen en un estrés laboral. Y los que abandonan la docencia, generalmente, lo hacen por trastornos mentales. Y algunos de los que permanecen leales a su profesión, concluyen en una vejez prematura; razón o motivo por lo que la docencia está dejando de ser una profesión atractiva, según Fernández J. A., sobre todo para los varones, dado a su responsabilidad familiar y consecuentemente se está convirtiendo en una profesión de género.
Como consecuencia de los cambios sociales que afectan familiarmente a su economía y valores, a lo que habría que agregar los conflictos internos con los alumnos, otros docentes y el cansancio por el trabajo profesional, el ambiente laboral se carga de factores de riesgo que terminan siendo una fuente de estrés laboral.


CLASES DE ESTRÉS LABORAL
Y DIFERENCIAS
Según la ocupación del trabajador y ambiente de trabajo, se establece una clasificación en el estrés laboral. Por ejemplo, el estrés laboral de responsabilidad y entrega lo sufren los trabajadores de la salud; y el estrés por relaciones y servicios directos con personas lo sufren los docentes.
Para algunos autores hay diferencias entre el estrés físico y el estrés mental; mientras otros combinan sus definiciones y opinan que estas diferencias derivan o provienen del origen o causa.


LA FATIGA LABORAL
Y EL ESTRÉS LABORAL… ¿SON LO MISMO?

Al problema de la fatiga laboral y al estrés laboral, actualmente no se le da la debida importancia por las autoridades de la salud y mucho menos por las del trabajo. No fijan su atención, tal vez por desconocimiento de lo que es.
Los empresarios (dadores de trabajo) aún con su afán de bajar costos laborales se desviven por reducir salarios, incluso el salario mínimo vital. Y se pelean… ¡Mama mía! Esto provoca una situación estresante.
Tal vez sea una excepción la Unión Europea (UE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). En esta excepción no están los organismos gremiales y/o administrativos del Perú. En el orbe laboral se está tan atrasado, en este rubro que no se ha llegado a determinar que lo uno es lo mismo que el otro; ni si es similar; o si lo uno es consecuencia del otro.
Se concluye que la fatiga no es causa, sino efecto o consecuencia.
Del estrés laboral se susurra que no es una enfermedad propiamente dicha. Y algunos creen que solamente es un síndrome y lo consideran causa de algunas enfermedades.
Lo que sucede es que cada día aumenta el número de estresados e igualmente aumentan los “factores de riesgo”.
El estrés laboral causa problemas al trabajador, esencialmente a la mano de obra femenina, al dador de trabajo, al Estado y en última instancia a la sociedad.
Se debe adaptar el diseño de los puestos de trabajo adecuadamente al ámbito de trabajo para que el trabajador realice su actividad con satisfacción. Recordar que lo que más incentiva la mano de obra del mundo es una buena remuneración que al trabajador lo haga comprender que su labor está debidamente remunerada. Y a esto habría que agregar un horario de trabajo que, en lo posible, no le afecte la vida familiar o le altere el reloj biológico.
También se podría evitar adaptando el trabajo por cuenta ajena a la persona del trabajador; especialmente a las mujeres trabajadoras por su condición de MADRES y ¡la misión que han traído al mundo por Dios encomendada!