domingo, 28 de septiembre de 2014

QUINTA SINFONÍA: ORACIÓN AL TIEMPO



Cuarto aniversario en el mundo virtual

QUINTA SINFONÍA: ORACIÓN AL TIEMPO

Miguel Suárez Sandoval



Cuatro años han pasado como nada, tiempo que espero no lo hayamos perdido.

¡Tiempo! Eres mi mejor amigo. En tu regazo me he hecho fuerte. Y, de tanto caminar contigo, espero haber aprendido algo. Eres mi más grande “enemigo”, porque te has bebido la hermosura de mis seres más queridos; sin embargo, no sé qué eres cuando los devuelves en “esencia”, sin orgullo ni petulancia y de su carne has hecho espíritu.
¡Tiempo! Eres mi amigo porque de la inquietud y angustia haz destilado sosiego. A cambio de los años que han pasado me haz dado una nueva forma de mirar la vida, e hiciste fortaleza del dolor y desesperanza en que he vivido. Eres mi amigo porque me enseñaste a volar en las alturas, con el sereno vuelo del águila, aún en la pobreza: mi tenaz y dulce compañera.
¡Tiempo! Tú que vences a la “muerte”, la transformas y superas, de la mano siempre llévame a tu lado. Haz de mi ancianidad nuevo comienzo y que mi longevidad se pierda en su largo recorrido, sin que nadie se atreva a verle su final allende.
¡Tiempo! Que te vas y no te pierdes. Caminas y aún así siempre estás presente. Confúndeme en tu seno; llévame al comienzo y mantenme por los siglos de los siglos. ¡Tiempo!, siempre consérvame en el recuerdo; que no te pierda ni me pierdas. No tengo miedo a la “muerte”, pero morir no quiero. ¡Tiempo!, no deseo oro, ni plata; y, ¿poder para qué después de tantos años que han pasado? ¡Solamente quiero vivir contigo!
¡Tiempo! Eres tan grande que con Dios caminas, y eres eterno peregrino. Si estás anciano hazme tu lamento; o, si un niño, que juegue con tu sonrisa. La “muerte”, aún con dolor, produce vida y en su eterno recorrido se convierte en muerte. Que esté contigo no interesa cómo: pero contigo, de la mano, unidos.
Temo al olvido, porque el olvido es muerte. Y que el viento lleve mis cenizas, presto, sin dejar huella de que he vivido. Los años pasan y todo pasa; solo el humilde trabajador y su pobreza quedan. Dolor, sonrisa, miseria o gloria… ¡todo!, pero a tu lado. Tiempo, todo se confunde, y contigo confundirme anhelo. ¡Tiempo!, cuando haya envejecido –si no me desintegro antes– aún así creo que serás mi mejor aliado. Como estratega eres magnífico; me vas quitando a todos los que me rodearon y me voy quedando solo.
¡Tiempo!, dime ¿quién eres o qué eres? ¿Qué buscas en tu largo recorrido… y si puedo ayudarte a encontrar lo que haz perdido?
Tú, que estuviste en la misma creación del mundo, eres mi mejor maestro… ¡enséñame todo lo que sabes! De la creación fuiste elemento; y tu final será el final de todo. Trilogía del pasado, del presente y del futuro: eres inconmensurable en el presente, misterio en el futuro y experiencia en las huellas que haz dejado. Eres principio y fin –alfa y omega– atributo que es substancia.
¡Eres esencia! Tiempo, cada día te conviertes más en mi asesino. ¡Me  estás matando!
¡Tiempo!, cuando de mí quede sobre la tierra solo polvo y, tal vez, dos palos que se cruzan y en ellos unas letras que se borran, te pido que aún estés conmigo.
¡Tiempo! Tú que eres una pirámide que forman el pasado, el presente y el futuro…, conserva a Oficina 32 siempre en el vértice.

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