sábado, 15 de octubre de 2016

SEXTO ANIVERSARIO EN EL MUNDO VIRTUAL



SEXTO ANIVERSARIO
EN EL MUNDO VIRTUAL

                                         Miguel Suárez Sandoval



HAGAMOS LA PAZ LABORAL
Y HABREMOS PUESTO LAS BASES
PARA LA PAZ MUNDIAL

 La vida vale o no por lo que hacemos en ella, chiquitos o grandes; humildes o soberbios. Por lo que hacemos en beneficio de nuestro prójimo, especialmente por nuestros hermanos: los trabajadores subordinados o hiposuficientes, como los llamó Víctor Mozart Russomano; o egoístamente enriquecemos con la pantalla de “no espantar las inversiones”, porque los trabajadores por cuenta ajena son una minoría. Es decir, de una u otra forma son discriminados… Sin tener presente que DISCRIMINAR ES CORRUPCIÓN.
Han transcurrido seis (6) años desde el día en que nos iniciamos en el mundo virtual; seis (6) años de mi vida. Pero, ¿qué es ese lapso en la historia de las ciencias de la comunicación? ¡Nada!
Rememoro en mis casi 20 años de soledad que pasé en mi vida, algunos de ellos en la selva peruana: Oxapampa, muy bonita ciudad. En ella conocí a un fraile franciscano, natural del País Vasco, España. Nos hicimos amigos y, generalmente, los días lunes almorzábamos juntos en un albergue religioso, donde él tenía un lindo colmenar.
Existe un refrán, creo que es español, que dice: “Un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero”. En el transcurso del tiempo he ganado experiencia. Y creo no fue en vano “cambiar los hábitos por la toga”.
Una mañana, mientras caminaba entre las colmenas, el amigo fraile me llamó y me preguntó: “¿Qué haces en el colmenar?”. Reflexionando le contesté: “Caminando”. Y agregué: “Si sabes caminar en medio de colmenas, sabes caminar en la vida”.
Un día de esos transcurridos –más o menos cincuenta (50) años– de los tantos que pasan en la vida (en la capital peruana), a solas con mi conciencia, me pregunté: “¿Estoy haciendo lo que debo hacer?... ¿Soy tal quien debo ser?”
El hombre es el fin, porque es hombre. Y no puede ser usado como un medio. Las cosas son un medio. Culpar a la vida de lo que en su trayectoria no hemos podido alcanzar, es confundir el medio con el fin.
Los estudios son la fuente de la sabiduría; pero, talvez no sean el origen de la riqueza; más bien cuando esa sabiduría está al servicio de la clase trabajadora nos aleja de aquella.
Bienaventurados los que buscan el porqué. Pues, ellos encontrarán el camino que los lleve al “reino prometido”, donde serán útiles y no considerados “peligrosos”.
Antiguamente se pensaba que el día se había hecho para trabajar y la noche para descansar; pero no todos en el día pueden trabajar, ni todos en la noche pueden descansar. El hombre es cocreador del mundo y, conforme pasan los siglos, lo va modificando; sobre todo a partir de la Revolución Industrial… ¡Ojalá sea para bien!
Al inicio el hombre trabajaba individualmente: no conocía las ventajas del trabajo colectivo. Pero, con el tiempo y circunstancias, fue descubriendo al trabajo en equipo, el “trabajo digno” –por el que tanto se afanaba Emiliano Zapata (Miliano) en las postrimerías de la Revolución Mexicana– que todos estos, con la tecnificación dieron origen a las diferencias y subordinación, así como la pérdida de derechos adquiridos, lo que no es lícito, incluso podría considerarse delito.
Se decía y aún se dice que los derechos laborales del trabajador por cuenta ajena son irrenunciables; pero, ¿acaso al trabajador, hombre o mujer, le enseñaban cuáles eran sus derechos como hombre-trabajador por cuenta ajena? Salvo algunos partidos políticos. De eso se aprovecharon los dadores de trabajo del mismo mundo donde nació el trabajador y fue puesto para que “se enseñoreasen con él” ¡Qué ironía! Los patrones se aprovecharon para adueñarse de lo que no les pertenece. Lo que no es por desconocimiento o por necesidad, es por ambición y codicia coludida con el hambre que los mismos patrones causaron para crear la oportunidad para aquello.
La necesidad de comer lo hizo el Altísimo:. pero al hambre y la miseria las hicieron los que rompieron el equilibrio de la sociedad. Para mejorar la situación económico-político-social, recalcamos como lo decimos en “QUINTO NO MATAR”, hay que promover una mejor educación: desde el hijo del que ocupa la primera magistratura hasta el hijo del más humilde trabajador manual.
¿Y los poderes del Estado qué? A la hora que se le busca al patrón o empleadores, estos juegan al ¡Gran Monetón!
Cuando se terminó de hacer el mundo se pensó en todo lo necesario para que los seres vivos satisfagan sus necesidades; pero, en lo que no se tuvo en cuenta fue en lo que al humano le colme su codicia y ambición por el poder y el dinero, por considerarlo no lícito ni legal. Sugerimos seguir el camino que trazaron nuestros precursores: rastrear lo que siempre se ha buscado; algo que “ahora” no existe: la justicia social.
Ahora, cuando talvez estoy comenzando a vivir la segunda mitad del último tercio de mi vida, pienso que talvez tenían razón los que nos compararon con la hechura de don Miguel de Cervantes y Saavedra, porque los juslaboralistas buscan a la Dulcinea del Toloso; pero menos mal que en ella otros ven a la justicia: la santa justicia para los trabajadores por cuenta ajena; los nuevos crucificados en estos últimos siglos, a quienes seguiremos defendiéndolos en su dignidad humana aunque siempre viajando humildemente sobre Rocinante, y nuestra única compañía sea Sancho…; y nuestro común amigo el Tiempo, de quien espero haber aprendido algo; por que lo considero mi mejor maestro.
Los códigos, la Constitución y otras leyes, ¿de qué nos sirven cuando solo nos quedan segundos en el reloj de la vida? ¿De qué nos sirven a los pobres tantos procesos cuando al dictarse sentencia se necesita algo que no tenemos? ¿De qué nos sirven?... ¡De nada!

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