viernes, 27 de diciembre de 2013

CENTRO DE TRABAJO



CENTRO DE TRABAJO

Miguel A. Suárez Sandoval


«Se entiende como centro de trabajo, todo lugar o sitio de cualquier clase o naturaleza, en el que una o más personas por cuenta propia o de terceros, con o sin contrato, se dedican en forma habitual a la producción de índole extractiva, industrial o de otro orden –sea cual fuere su clase, cuantía o importancia– así como al comercio, en todas sus formas, y a la prestación de servicios, con exclusión de los de índole doméstica».
Con la Revolución Industrial apareció la máquina que significó nuevas formas de  producción, concentración de grandes cantidades de trabajadores en un mismo lugar porque las máquinas eran tan  grandes que no cabían en los domicilios de los campesinos y artesanos. Los empresarios comenzaron a instalar esas grandes máquinas en vastos edificios de las fábricas y contratar cantidades de trabajadores para que a cambio de un salario las hicieran funcionar (Historia Universal Santillana – T. 11, pág. 66).
Así nacieron los centros de trabajo; aparecieron los trabajadores manuales, en aquel entonces llamados «obreros», y los patrones nominados empleadores.
El centro de trabajo es el lugar donde se realiza la actividad laboral. O, dicho de otro modo, es donde los trabajadores o personal realizan una actividad productiva para un tercero o para sí mismo.
En todo centro de trabajo se deben adoptar las medidas necesarias de salud para garantizar la vida, la salud y la moral de los trabajadores. Y como regla general debe ubicarse en un Ambiente de Trabajo o Laboral bueno o muy bueno, como lo hemos comentado cuando tratamos el asunto (colgado el 07 de  octubre del 2011).
Las condiciones higiénicas y sanitarias de todo centro de trabajo, deben ser uniformes y acorde con la naturaleza de la actividad que se realiza y sin distinción de rango o categoría, edad o género; así lo determina la legislación laboral comparada, por ejemplo la de la Argentina.
Los empleadores, antes del inicio de sus actividades, deben contar con autorización de funcionamiento de su centro de trabajo, expedido por el Ministerio de Trabajo y Promoción Social, de conformidad con las normas establecidas en la jurisdicción.
Es muy importante que se determine qué es el centro de trabajo, porque de ello se derivan una serie de consecuencias, por ejemplo, la subordinación laboral, tanto técnica como económica; para la determinación de los accidentes del trabajo, porque fuera del centro de trabajo no sería un accidente del trabajo, salvo que fuese en el trayecto del  domicilio del trabajador a su centro de trabajo o viceversa, que configuraría el accidente del trabajo en itínere; para el tiempo de la jornada en itínere; en el caso del hostigamiento laboral, acoso sexual que se determina solamente si se produce dentro del centro de trabajo y no fuera de él, lo contrario no sería acoso u hostigamiento laboral; y, últimamente, para los efectos de determinar quién es el empleador en los casos de tercerización.
Todo centro de trabajo debe adoptar  las medidas necesarias para garantizar la vida, la salud y la moral del trabajador; y las autoridades de Salud y Trabajo deben tener libre acceso para comprobar si se cumplen las normas de protección al trabajador, tanto en su salud y moral como en cualquier alteración en el medio ambiente del centro de trabajo o modificación en sus estructuras.
La actividad industrial, comercial, transporte u otros, a los empleadores o dadores de trabajo los obliga a adoptar, en sus instalaciones, medidas necesarias para garantizar la protección de la salud, la seguridad de los trabajadores y de terceros.
La razón es que: «... la persona humana es el fin supremo de la sociedad y el Estado. Todos tienen la obligación de respetarla y protegerla» (Constitución Política del Perú, 1979, art. 1°). Y es obligación del Estado proteger al trabajador del desempleo y el subempleo.
El dador de trabajo está en la obligación de promover la salud de los trabajadores en el centro de trabajo, creando un ambiente favorable porque éste se refleja en la conducta del trabajador.
En el año de 1932, en el Perú, se promulgó la Ley Nº 7505 y se reglamentó por Decreto Supremo de fecha 31 de agosto de 1933. Éste, en su artículo 1º, establece: “Se denomina centro de trabajo a todos los establecimientos, empresas industriales, comerciales, agrícolas y mineras, que en alguna forma funcionen dentro de los límites del territorio nacional”.
Al respecto, el juslaboralista José Montenegro Baca –con quien estamos muy de acuerdo– establece que es bastante amplio, porque “no solo se entiende a las empresas propiamente dichas, sino también a cualquier otro establecimiento”. No discrimina sino abarca “a todos los establecimientos…”. Y agrega que: “… tiene alcance amplísimo”. (Jornada de Trabajo, T I, págs. 460/461).
En la legislación laboral peruana, el Decreto Supremo N° 003-2002-TR, del 26 de abril del 2002, en su art. 1°, trata de definir lo que es centro de trabajo, y anota que: «es el lugar o lugares donde se encuentran las instalaciones de la empresa […] donde el trabajador presta sus servicios».
Nada más anacrónico, como lo veremos conforme avancemos.
En primer lugar, un centro de trabajo no solo es un espacio donde están las instalaciones de la empresa, las máquinas y otros implementos; sino que es un centro donde las partes están en relación constante y diaria, en un  dar y recibir; donde «el que sabe enseña y el que no sabe aprende», por lo que es necesario el entendimiento: sin él la relación laboral se resquebrajaría.
El Decreto Supremo peruano del 20 de agosto de 1943, en su art. 3°, definió al centro de trabajo: «es todo lugar o sitio de cualquier clase o naturaleza en el que una o más personas por cuenta propia o de terceros, con o sin contrato de locación de servicios, se dedican en forma habitual a la producción de índole extractiva industrial o de otro orden –sea cual fuere su clase, cuantía o importancia– así como el comercio en todas sus formas, y a la prestación de servicios con exclusión de los de índole doméstica». Una definición muy propia del tiempo en que se dio.
Además, esta definición se dio en la época de la Segunda Guerra Mundial. Y es después de esta en que la relación laboral se conceptúa de diferente modo, y el ambiente laboral –con los adelantos técnicos– cambia incluso la empresa. Lydia Guevara Ramírez, jurista cubana, nos dice: «Los centros de trabajo actualmente no pueden concebirse como  un campo cerrado en que el trabajador puede actuar en solitario…». Y agrega que «… la interacción y necesaria complementariedad de unos con otros, como resultado de lo cual el final de un  proceso es el comienzo del siguiente, por lo que los trabajadores se vuelven interdependientes» (Mundo-Violencia, género y discriminación).
Un centro de trabajo con buenas instalaciones y adecuada ventilación y luz, mecanismos de seguridad repercuten en la personalidad del trabajador, según la opinión de Máximo Fernández (Psicología del Trabajo, pág. 68), porque el centro del trabajo es el elemento base del ambiente laboral: La debida armonía en el hombre trabajador y el ambiente de trabajo, da satisfacción en el ejercicio de la labor, aumenta el rendimiento y la productividad. Con un buen ambiente de trabajo lo que se persigue es un empleo racional del trabajador en función de su capacidad física, fisiológica y psicológica, un buen rendimiento con el menor esfuerzo y una menor perturbación biológica y psíquica (C. Simonín: Medicina Legal Judicial, T. II, pág. 192).
Parafraseando las palabras de Rutherford T. Johnstone, podemos decir que un buen mantenimiento doméstico es esencial para el hogar o grupo familiar; así, es bueno para el bienestar de los ocupantes de un centro de trabajo (Medicina del Trabajo e Higiene  Industrial, pág.530). Y establece que debe tenerse presente la iluminación natural de la planta, iluminación artificial, uso funcional del color y tener presente el peligro de explosión de polvos, gases y vapores.
El autor mencionado anota que no sería posible el mantenimiento de un gran centro de trabajo sin la colaboración de la Medicina del Trabajo; y ahora, con los grande adelantos  de la tecnología y rapidez con que marcha el mundo, y la crisis económica y financiera, es conveniente la ayuda de la psiquiatría. Aunque no deja de preocuparle que un servicio mínimo semanal de consultas resultaría muy oneroso; así como el muy bajo número de psiquiatras laborales, frente a la frecuencia de cuadros clínicos de quemados por el trabajo o burnout, trastornos depresivos y algunos casos de sentimiento de culpa.
Un gran centro de trabajo que no tuviese tales servicios iría en contra de las buenas condiciones de trabajo y, según los psiquiatras, traería por los suelos el concepto de “trabajo es salud”, dado que el desgaste que implica el ejercicio cotidiano de la profesión desmoronaría aquella aseveración.
“Sin buenas condiciones de trabajo, el trabajo no es salud”, asegura la psiquiatra y psicóloga Elsa Wolfberg.
El psicólogo y psiquiatra Herbert Freudenberger comentó que las malas condiciones de trabajo en el sector salud son semilla para que brote el síndrome del burnout (Congreso Argentino de Psiquiatría, 29 de noviembre del 2013 – Santiago del Estero, Argentina). Por su parte, Elsa Wolfberg comentó que en Inglaterra los profesionales de la salud tienen una alta tasa de suicidios, dos veces más alta que la población común, y agregó que: “… en el caso de las médicas es tres veces superior y que es mayor entre los psiquiatras”.
En todo centro de trabajo se debe armonizar los derechos del empleador, los empresarios o altos “empleados” de confianza con los de los trabajadores.
El empleador puede usar y utilizar las nuevas tecnologías para la actividad laboral; pero, admitir que su derecho no es absoluto y reconocer que el límite es la subrepción, es decir concluir que no le es lícito espiar al trabajador. El control invisible constituye violación de los derechos del trabajador y está en contra de la buena fe.
La privacidad de los mails (lo prescribe la ley argen4tina Nº 26388) que reciben los trabajadores, prevalece frente al derecho del empleador o dador de trabajo a ejercer control sobre ellos (Julio Armando Goisolia – Comunicaciones electrónicas en las relaciones laborales).
(Tomado del Diccionario Enciclopédico Jurídico del Trabajo, del autor).

viernes, 8 de noviembre de 2013

CONCEPTO Y RELATIVIDAD DE BAJA REMUNERACIÓN



CONCEPTO Y RELATIVIDAD
DE BAJA REMUNERACIÓN

Miguel Suárez Sandoval


           
El monto de la remuneración, como todo en el mundo, es una cuestión muy relativa. Para algunos, incluyendo profesionales, la remuneración es baja; para otros es buena y muy buena. Por ejemplo, a comienzos de la segunda mitad del siglo XX, en un puerto pesquero de Perú, los pescadores con fines industriales o bolicheros, se comenta que ganaban, como promedio, hasta veinte mil soles semanales; pero en los posteriores años, cuando la crisis, estaban en la pobreza, porque en sus tiempos buenos, lo que ganaban les parecía muchísimo y lo malgastaban en las cantinas. Por esas mismas épocas dos o tres décadas antes a los abogados y médicos se les veía disfrutar de dinero y tenían una vida muy cómoda. Ante esta situación los descendientes de los miembros de las clases pobres, por ilusión,  estudiaban y se titulaban en esas profesiones, y no les fue mal: les fue muy bien. Pero, más o menos a partir de 1980 y lo que va del siglo XXI, encontramos que médicos y abogados ya no tienen ese gran poder adquisitivo (2009) que tuvieron. Y económica y socialmente se han estancado.                                                                                                           
  Las razones para tal acontecimiento son dos: la primera, los profesionales mencionados del inicio de la primera mitad del siglo XX, que eran muy pocos, descendían de familias adineradas y con su profesión, posición económica y relaciones sociales aumentaban su figuración y riqueza;  la segunda,  a  partir  de los  años  setenta  del siglo mencionado, se  incrementó  el número de colegios, institutos y universidades, y en éstos se crearon nuevas carreras técnicas y facultades de medicina y derecho. En conclusión, aumentaron los galenos y hombres de derecho, pero no con el afán de servicio o colaboración con la justicia, sino el de ganar dinero o tener en qué trabajar. Los nuevos profesionales lo que buscan es el lucro personal.
Aumentó la oferta de mano de obra, y sigue aumentando en grandes proporciones, no así la demanda, que queda en lo mínimo. Además, los nuevos profesionales de nuestro ejemplo de las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX no tenían la base económica  de las primeras, ni las relaciones comerciales, sociales, industriales y  financieras, salvo muy raras excepciones.
Tal vez para los nuevos galenos, hombres de derecho, docentes,  algunos economistas y contadores (a éstos los puede salvar las relaciones con su empleador) que provienen de clases humildes, que recientemente se iniciaron o se iniciaran (2009) en su profesión, la remuneración resulta «buena» por su status de vida; no así para los profesionales «viejos» o los que provienen de clases adineradas o más o menos acomodadas. Lo que no sucedió con los ingenieros y los que siguieron  carreras técnicas o de mando medio; sobre todo con la globalización, cibernética y tecnología creadora de nuevos puestos y métodos para quienes habrá demanda.
La opinión que se dé sobre profesiones del futuro es muy temporal, porque como todo cambia a gran velocidad las profesiones también son cambiables. Además, las opiniones son muy diversas, como personales. Así encontramos que algunas empresas prefieren programadores sin experiencia, y hay profesiones que han bajado el monto de su remuneración, por ejemplo los programadores, con respecto a las últimas décadas del siglo XX: su prestigio ha bajado por la mucha oferta de mano de obra y países que la ofrecen bastante barata, como el caso de la India, la República Popular de la China y Polonia.
Esto nos dice que la remuneración sube y baja, es muy relativa y arrastra el prestigio de la profesión.      
Los ingenieros tendrán más trabajo, pero entre ellos habrá previamente meticulosa selección y una gran competencia (que no es mala dígase de paso).
Hoy las empresas prefieren a los profesionales de mayores niveles de formación y los individuos adquieren títulos para obtener mejores salarios.
La palabra «ingeniero» deriva del latín ingenium, que significa talento, habilidad. Y su campo de acción es muy amplio, por esto es una profesión que siempre estará presente. A la ingeniería se le considera la carrera de la aplicación de la ciencia. Los ingenieros han pasado a ser indispensables en la industria y varias ramas de la ocupación habitual; podríamos decir que es una profesión con mucho futuro, porque es la profesión que pone en práctica los avances de la ciencia; como consecuencia habrá demanda de estos profesionales, particularmente en algunas especialidades como la electrónica y la mecatrónica, sin menospreciar las demás especialidades (2009) que tengan que intervenir en la mega construcción, tecnología, simetría, transporte en sus diversos modos y sistemas.
Ingeniería mecatrónica «es la combinación sinérgica o participativa de ingeniería mecánica de precisión, energía electrónica e ingeniería de sistemas, pensando en el diseño de productos y en procesos de manufactura con miras a formar el ingeniero del próximo milenio».  
«Ingeniería mecatrónica es, más que una carrera, una nueva disciplina», nos dicen Carlos Mijail y Agustín Vereau Sánchez (Universidad Técnica del Perú), académica muy interesante la cual brinda las facilidades de ver y centrar el mundo desde tres muy distintos puntos de vista: mecánico, electrónico y software. «Mecánico, desde el cual puede llegar a conocer los mecanismos de precisión, sistemas energéticos y el diseño mecánico de máquinas y equipos. Electrónico, basado principalmente en el diseño de los sistemas de control, como el control de procesos y control de equipos industriales, entre otros. Software, con el cual se puede llegar a realizar programas que ayuden a controlar los equipos y sistemas que diseña u opera». 
Por su lado, Julio Molina Aucahuasi (de la Universidad Nacional de Ingeniería, Perú) dice que: «Es una carrera de avanzada». Y nuevamente nos referimos a Carlos Mijail  y Agustín Vereau Sánchez, porque ellos dicen: «… esta carrera, a medida que pasa el tiempo, toma más peso y adquiere más resonancia en los oídos de muchos jóvenes…» (2009).
No debemos olvidar a los técnicos que tienen ciertos conocimientos prácticos, por ejemplo, sobre mecatrónica y colaboran con los ingenieros. El  técnico es el que se sitúa en un nivel intermedio entre el ingeniero y el trabajador manual.
Técnicos mecatrónicos. Así como se necesitan ingenieros mecatrónicos, poco a poco, se irán necesitando técnicos mecatrónicos (no ingenieros), sobre todo para equipos médicos y otras ramas  como reciclado en las diversas ramas de la industria; del acero super resistente y agroindustria. «El profesional del técnico mecatrónico, que sin ser titulado de ingeniero, ayuda a la formación tecnológica adecuada, construcción, instalación, operación y mantenimiento de sistemas automatizados en los nuevos procesos industriales». Es una carrera de «mando medio», con un estudio de tres años.
En Lima en el mes de diciembre del 2010, se publicó que la  demanda  de  técnicos  especializados  se  ha incrementado en más del 50% con respecto al año anterior (2009). El incremento es en diversas ramas de la industria.
Especialmente en el Perú, en un futuro no muy lejano, habrá una gran demanda de ingenieros. Se calcula, según Nancy Matos, vicerectora de la Universidad de ESAN - Lima, que: “… por cada alumno existen diez ofertas de trabajo”. Y agrega: “… eso demuestra que requieren profesionales y no los hay”.
Javier Mosquera, gerente de División de Automatización de la Multinacional ABB, comenta, en una conferencia que dictó en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), de Lima, que “los ingenieros de hoy no demuestran el debido interés por el trabajo en equipo”.
Pero este problema no es solo del Perú, sino de muchos países emergentes, a excepción de China e India, según Alberto Bejarano, gerente general de la Universidad de Ingeniería & Tecnología (UTEC), publicado en El Comercio de Lima (domingo 10 de junio del 2012 – www Aptitus – pág. 3).
Las carreras técnicas son y serán más requeridas (2013) porque hay que satisfacer la demanda laboral. Pero con las meras tecnologías tendrán que acostumbrarse a trabajar en equipo.






TERCER ANIVERSARIO EN EL MUNDO VIRTUAL



TERCER ANIVERSARIO
EN EL MUNDO VIRTUAL
(18-09-2010 – 18-09-2013)

Miguel Suárez Sandoval


           
Con fecha 05 de diciembre del año 1987 publicamos PANORAMA SINDICAL y Pautas para una Política de Salarios. Allí, a manera de prólogo, escribí lo siguiente:

NOTA PARA EL LECTOR

“… creyendo ser útil a  la  sociedad  me  especialicé –como abogado– en Derecho del Trabajo. Ahora quisiera tener nuevamente 30 años de edad. Pero no es posible volver en el tiempo, a los 30 años; porque cuando la vejez comienza a posesionarse es imposible que la juventud vuelva a reinar.
Al escoger mi especialidad cambié los hábitos por la toga; pero no me di cuenta de que el camino que estaba tomando era y es el mismo: el de la justicia, que es el del sacerdocio.
Todo en la vida es negativo; solo el dolor es positivo. El dolor es el pago por el derecho a disfrutar la vida; que hay que vivirla no porque sea bonita ni porque nos agrade: la existencia hay que aceptarla y soportarla, más bien, cuando no nos da placer. ¡Eh, ahí el lado ético de nuestra conducta!: “VIVIR” sobre la Tierra, no por el beneplácito que nos causa la vida, sino por el deber de vivirla.
El hombre es el fin porque es hombre. Y no puede ser usado como un medio; las cosas son un medio. Culpar a la vida de lo que en su trayectoria no hemos podido alcanzar es confundir el medio con el fin. La satisfacción en la vida es consecuencia de nuestras acciones; pero, si el hombre es el fin, la vida –que no es el hombre– es un medio.
Si truncáramos la trayectoria de nuestra vida por la insatisfacción, sería confundir los medios con el fin. Y estaríamos, nosotros mismos, equiparándonos con las cosas.
En mis momentos de soledad me digo: “¡Adelante en la lucha que para luchar nacimos!”. Y es por eso que seguiré en mi especialidad… ¡Aunque, en mi proceder, ninguno me entienda!”

Como diría un hermano mexicano, en lo referente al tiempo, a penas ha pasado “un tantito”. Pero en él he llegado a comprender que reconocer la sabiduría ajena post mórtem es gozar de mejor comprensión y no constituye compromiso para nadie.
La vida, sinfonía amarga, es el deleite de los que han perdido por rudos golpes de la vida en reiterado sacrificio los refinamientos de la sociedad a cambio de “tranquilidad”.
La sinfonía amarga no es afín al poder mundano que los humanos buscamos, porque el dominio terrenal es flor de un día, que nace con el alba y muere en el crepúsculo. Algunos hombres no tienen cabida hoy, porque su obra no está hecha solo para ahora, sino para el mañana.
“… el Derecho del trabajo o Laboral es un derecho protector. Nace para corregir los males que aquejan al trabajador por cuenta ajena. Como diría Miguel de Cervantes y Saavedra, nace para “enderezar entuertos”. O, dicho de otro modo, nace para proteger al trabajador pobre que no tiene más que su “energía de trabajo” y defenderlo en su dignidad humana. No al empresario, no al trabajo como equivocadamente se quiere establecer (un lapsus intellectus) ni mucho menos a los resultados de la actividad económica.
Nos dice el juslaboralista peruano José Montenegro Baca, que el Derecho del Trabajo empezó reglamentando problemas referentes a la jornada de trabajo y al salario (Jornada de Trabajo y Descanso Remunerados. T. I., pág. 2).
Ante las pésimas condiciones de vida que tenían y aún tienen los trabajadores subordinados ante su empleador y la autoridad laboral, surge el Derecho del Trabajo y es obligación del Estado custodiar el vínculo formado (Relación del Trabajo) al ejercer la actividad laboral entre el trabajador y su dador de trabajo, sea persona real o jurídica, en su estructura y al trabajador en su dignidad humana (Ver: Trabajador).
Recalcamos  que “… la finalidad del Derecho del Trabajo consiste… en la protección moral y material de los trabajadores, en el reconocimiento de derechos y en el imperio de la seguridad y justicia sociales”, nos dicen Enrique R. Aftalión, Fernando García Olano y José Vilanova. (Introducción al Derecho, pág. 716.
Al juslaboralista no lo entiende ni su consorte. Y si hubiese alguien que nos pruebe lo contrario esa persona sería su MADRE; porque ella sí cree lo que afirma su hijo: el entenderlo le resulta un dogma.
El juslaboralista debe estar preparado para el debate; pero antes, comprender que lo que se ataca y de quien debe defenderse no es del oponente sino de la idea. Una idea se combate con otra idea.
El laboralista es como el gitano que canta lo que siente, y siente lo que canta. La diferencia posiblemente esté en que el primero no piense en caló.
                                 Lima, 18 de septiembre del 2013.