EL QUINTO
ANIVERSARIO
Miguel Suárez Sandoval
¡EL QUINTO: NO MATAR!
Se ha dicho bastante sobre el “quinto”. Y talvez muchísimo se ha
escrito, e, incluso, se ha mal interpretado pensando que solo se refiere a
quitar la vida física. Pero su verdadera interpretación es “no herir”, “no
dañar”; no únicamente al humano, sino a cualquier ser que tenga vida.
Nosotros los peruanos nacidos en el tercer decenio del siglo XX ─que
quedamos tan pocos, que los dedos de la mano son suficientes para contarnos─ lo
tenemos muy presente: ¡El quinto no matar!, pronunciado en la Plaza de Acho de
Lima, el 23 de mayo de 1931.
En esta publicación hacemos referencia al QUINTO ANIVERSARIO de
OFICINA 32 (04 de septiembre del presente año). Y comenzamos así: “Si sabes
caminar en medio de colmenas de abejas, sabes caminar en la vida: Tomé la
decisión de ausentarme del debate; pero nunca dejé de estar al lado de mis hermanos:
nunca me fui”.
Comencé solo; apenas con uno de mis hijos, que escribió las
primeras letras de mi blog. Así ─en este nuevo mundo─ cuando me inicié éramos
dos; pero con el transcurso del tiempo los hermanos trabajadores se han ido
acercando a Oficina 32 y creemos que
seguirá siendo así.
Hay algunos detrás, que no los vemos y que sin su aporte no
habríamos podido avanzar con la finalidad que nos hemos propuesto: cual es la
de difundir los conceptos del Derecho del Trabajo o Derecho Laboral, nacido
para defender ─ante los tribunales de justicia─ al trabajador por cuenta ajena
cuando el Estado o sus empleadores o dadores de trabajo no respetan sus
derechos laborales.
Han transcurrido cinco (5) años y cada día que pasa le agradecemos
al G:. A:. U:., porque creemos que gracias a Él hemos aprendido a caminar en medio
de un colmenar: que es el mundo; y, a otras tantas personas que nos han ayudado
a pulir la piedra.
No se podría hacer un estudio del trabajo sin tener presente al
hombre y la sociedad; sobre todo al hombre-trabajador. Porque el trabajo,
indispensable para vivir, genera una remuneración o salario y este al asalariado
le da una ubicación.
El sindicalismo no es una verdad en el campo social. Más o menos
desde el último tercio del siglo XX dejó de serlo. Es una parte de la teoría o
verdad social. Tampoco podemos decir que fue original. El sindicalismo y el Derecho
Sindical son solo una forma o un método en la lucha social; no es el todo; es
parte que sigue un lineamiento general o más amplio. Tuvo gran influencia, por
ejemplo en México, en las primeras décadas del siglo XX en lo
económico-político-social, hasta aproximadamente la promulgación de la
Constitución del Estado de Querétaro, el 05 de febrero del año 1917 (Teatro
República). Y en el Perú un poco después del año 1919, que se dio la ley que
fijó la jornada máxima de ocho horas
En el Derecho es una rama que no llega a tener autonomía. Y en lo
económico-político-social no crea una doctrina propia; está dependiendo de las
doctrinas de los partidos políticos existentes, constituyéndose en un apéndice
de aquellos en lo que se refiere a organización y condiciones. En algunos
momentos y en ciertos países tiene aspectos de autonomía, pero no es libertad.
La libertad sindical es un mito; sobre todo por la corrupción que comenzó a imperar en el mundo.
Francis Fukuyama comenta que: “La corrupción es algo pésimo, no
solo para el campo económico donde afecta la capacidad de inversión, la toma de
decisiones y la eficacia del sector público, también para el aspecto social,
pues los corruptos son los que más poder e influencia tienen en contra de
quienes más necesitan dinero; y en lo político, porque hace que la población
perciba que todos los políticos son corruptos, aunque no sea así” (Diario El
Comercio – Lima, domingo 30 de agosto de 2015: Fukuyama contra los corruptos –
Portafolio – El Comercio Economía & Internacional, págs 8 y 9).
En América Latina han habido algunas “reformas” y movimientos. En
países, como Perú, no hay líderes; se necesita nuevos partidos con doctrinas
renovadas. Los partidos tradicionales están en decadencia o feneciendo. Para
mejorar su situación económico-político-social hay que promover un mejor
destino a la educación para todos desde el hijo del que ocupa la primera
magistratura hasta el hijo del más humilde trabajador manual.
El mundo ha cambiado bastante, incluso nuestro pequeñísimo sector
laboral. El trabajo es tan inherente al ser humano que se considera un derecho: “… sin el trabajo no hay
progreso, no hay posibilidad de desarrollar la técnica al servicio de la vida”.(ElTrabajo).
El trabajo no es una obligación para el hombre sino un deber,
desde el punto de vista individual; y es un derecho desde el punto de vista de
la sociedad hacia lo individual (Miguel Suárez Sandoval: La Estabilidad, Revista Jurídica del Perú, 1978, pág. 152. También
se publicó en Repertorio Americano, de
la Universidad de Heredia, Costa Rica).
El TRABAJO no solo produce cosas y bienes materiales, sino valores
morales. Esos valores morales son los que se proyectan, esencialmente, hacia la
sociedad, y los produce el trabajador, no como hombre-materia, sino como
hombre-espíritu.
El trabajador, además de elemento de la producción, es parte
integrante de la sociedad y sus derechos debemos contemplarlos en esa dualidad.
Creemos que todo el gran problema del mundo reposa sobre el hombre
y el trabajo. Y depende del concepto que tengamos de uno y de otro para resolver
los problemas, que podríamos llamar secundarios o derivados.
Actualmente se está posponiendo al hombre y olvidándose que el mundo se
creó para que el hombre se enseñorease en el (La Biblia, Génesis 1:26). Nos estamos
apegando a las modalidades de la naturaleza material; cuando en verdad el
hombre-trabajador “es suficientemente inteligente para darse cuenta de la
importancia de la vida humana” (El Bhagavad-gita
tal como es - Introducción, págs. XXX y XXXV). Al mundo lo están impulsando
más de prisa hacia el Apocalipsis escrito por el apóstol Juan.
No se pensaría mal, creo yo, si dijese que en estos cinco años
transcurridos con Oficina 32 han
sido de acercamiento a Dios, cuando menos hemos hecho todo lo posible; y señalamiento
de que hay un camino para servirlo ayudando al
hombre-trabajador, sobre todo al que desarrolla una actividad manual, no
recortándole sus derechos sociales, porque es atentar
contra su vida.
Por eso estimo que existe el salario mínimo vital: vital, de vida.
También se puede servir al G:. A:. ayudando a los trabajadores, tecnificándolos,
instruyéndolos, actualizándolos… ayudando cada día a pulir la piedra. Generar
empleo, para consecuentemente crear puestos de trabajo; significa hacer un
recorrido por el tiempo retrospectivamente, hablando al corazón; y, conociendo
el sufrimiento de nuestros hermanos trabajadores desde la Primera Revolución
Industrial hasta el presente, pasando por las guerras mundiales del siglo XX, y
escuchar su idioma ─procurando entender el lenguaje de nuestros corazones─ Ama a
tu prójimo más que a ti mismo. Para dar no se necesita ser millonario: basta
darle una palabra de consejo o una mirada de orientación para levantarle el
ánimo, porque eso es contribuir con la Paz Social, y con el tiempo conseguir la
Paz Mundial.
Con el transcurrir de los años, según Tim Harford: “El número de
puestos que se han perdido, debido al reemplazo
con máquinas, que son más eficientes, solo es parte del problema” (Diario El
Comercio – Lima, domingo 23 de agosto del 2015 – Portafolio - Economía
Internacional, pág. 12).
Ante todo esto, ¿qué? Sobre todo al hombre-trabajador no se le
tiene en cuenta o se le pospone ante el capital. Los países como Perú necesitan
líderes porque no los tienen. La solución sería crear nuevas políticas con
doctrinas renovadas. Mejorar el sistema de educación y comprensión de la clase
media que podría ayudar como dice Francis Fukuyama: “… es gente que tiene más
conocimiento, más educación y está menos dispuesta a sufrir las consecuencias
de un Estado corrupto” (El llamado a la
acción, El Comercio: Portafolio - Economía & Internacional –Lima,
Domingo, 30 de agosto de 2015). Promoverla, reiteramos, para todos por igual,
desde los hijos del que desempeña la primera magistratura hasta los hijos del
más humilde trabajador manual.
Recordemos lo dicho por Víctor Hugo: “Una escuela que se abre, una
cárcel que se cierra”.
Estamos viviendo en función a una nueva dialéctica que ha envuelto
al mundo, particularmente en el campo laboral. Muchos oficios vistos como actividad
manual del hombre-trabajador desaparecerán; incluso la nueva tecnología algún
día será obsoleta. Pero tengamos muy presente que en todas las hecatombes, que se
han producido en el lapso de la existencia del hombre, éste ha sobrevivido
porque es la “semilla”
La fruta se caerá y se descompondrá, pero la semilla está
preparada o hecha para perdurar; un gran porcentaje caerá en terreno estéril,
pero aunque sea una mínima proporción fructificará nuevamente al mundo.
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