sábado, 12 de septiembre de 2015

EL Quinto Aniversario



EL QUINTO ANIVERSARIO 

Miguel Suárez Sandoval



¡EL QUINTO: NO MATAR!

Se ha dicho bastante sobre el “quinto”. Y talvez muchísimo se ha escrito, e, incluso, se ha mal interpretado pensando que solo se refiere a quitar la vida física. Pero su verdadera interpretación es “no herir”, “no dañar”; no únicamente al humano, sino a cualquier ser que tenga vida.
Nosotros los peruanos nacidos en el tercer decenio del siglo XX ─que quedamos tan pocos, que los dedos de la mano son suficientes para contarnos─ lo tenemos muy presente: ¡El quinto no matar!, pronunciado en la Plaza de Acho de Lima, el 23 de mayo de 1931.
En esta publicación hacemos referencia al QUINTO ANIVERSARIO de OFICINA 32 (04 de septiembre del presente año). Y comenzamos así: “Si sabes caminar en medio de colmenas de abejas, sabes caminar en la vida: Tomé la decisión de ausentarme del debate; pero nunca dejé de estar al lado de mis hermanos: nunca me fui”.
Comencé solo; apenas con uno de mis hijos, que escribió las primeras letras de mi blog. Así ─en este nuevo mundo─ cuando me inicié éramos dos; pero con el transcurso del tiempo los hermanos trabajadores se han ido acercando a Oficina 32 y creemos que seguirá siendo así.
Hay algunos detrás, que no los vemos y que sin su aporte no habríamos podido avanzar con la finalidad que nos hemos propuesto: cual es la de difundir los conceptos del Derecho del Trabajo o Derecho Laboral, nacido para defender ─ante los tribunales de justicia─ al trabajador por cuenta ajena cuando el Estado o sus empleadores o dadores de trabajo no respetan sus derechos laborales.
Han transcurrido cinco (5) años y cada día que pasa le agradecemos al G:. A:. U:., porque creemos que gracias a Él hemos aprendido a caminar en medio de un colmenar: que es el mundo; y, a otras tantas personas que nos han ayudado a pulir la piedra.
No se podría hacer un estudio del trabajo sin tener presente al hombre y la sociedad; sobre todo al hombre-trabajador. Porque el trabajo, indispensable para vivir, genera una remuneración o salario y este al asalariado le da una ubicación.
El sindicalismo no es una verdad en el campo social. Más o menos desde el último tercio del siglo XX dejó de serlo. Es una parte de la teoría o verdad social. Tampoco podemos decir que fue original. El sindicalismo y el Derecho Sindical son solo una forma o un método en la lucha social; no es el todo; es parte que sigue un lineamiento general o más amplio. Tuvo gran influencia, por ejemplo en México, en las primeras décadas del siglo XX en lo económico-político-social, hasta aproximadamente la promulgación de la Constitución del Estado de Querétaro, el 05 de febrero del año 1917 (Teatro República). Y en el Perú un poco después del año 1919, que se dio la ley que fijó la jornada máxima de ocho horas
En el Derecho es una rama que no llega a tener autonomía. Y en lo económico-político-social no crea una doctrina propia; está dependiendo de las doctrinas de los partidos políticos existentes, constituyéndose en un apéndice de aquellos en lo que se refiere a organización y condiciones. En algunos momentos y en ciertos países tiene aspectos de autonomía, pero no es libertad. La libertad sindical es un mito; sobre todo por la corrupción que comenzó a imperar en el mundo.
Francis Fukuyama comenta que: “La corrupción es algo pésimo, no solo para el campo económico donde afecta la capacidad de inversión, la toma de decisiones y la eficacia del sector público, también para el aspecto social, pues los corruptos son los que más poder e influencia tienen en contra de quienes más necesitan dinero; y en lo político, porque hace que la población perciba que todos los políticos son corruptos, aunque no sea así” (Diario El Comercio – Lima, domingo 30 de agosto de 2015: Fukuyama contra los corruptos – Portafolio – El Comercio Economía & Internacional, págs 8 y 9).
En América Latina han habido algunas “reformas” y movimientos. En países, como Perú, no hay líderes; se necesita nuevos partidos con doctrinas renovadas. Los partidos tradicionales están en decadencia o feneciendo. Para mejorar su situación económico-político-social hay que promover un mejor destino a la educación para todos desde el hijo del que ocupa la primera magistratura hasta el hijo del más humilde trabajador manual.
El mundo ha cambiado bastante, incluso nuestro pequeñísimo sector laboral. El trabajo es tan inherente al ser humano que se considera un derecho: “… sin el trabajo no hay progreso, no hay posibilidad de desarrollar la técnica al servicio de la vida”.(ElTrabajo).
El trabajo no es una obligación para el hombre sino un deber, desde el punto de vista individual; y es un derecho desde el punto de vista de la sociedad hacia lo individual (Miguel Suárez Sandoval: La Estabilidad, Revista Jurídica del Perú, 1978, pág. 152. También se publicó en Repertorio Americano, de la Universidad de Heredia, Costa Rica).
El TRABAJO no solo produce cosas y bienes materiales, sino valores morales. Esos valores morales son los que se proyectan, esencialmente, hacia la sociedad, y los produce el trabajador, no como hombre-materia, sino como hombre-espíritu.
El trabajador, además de elemento de la producción, es parte integrante de la sociedad y sus derechos debemos contemplarlos en esa dualidad.
Creemos que todo el gran problema del mundo reposa sobre el hombre y el trabajo. Y depende del concepto que tengamos de uno y de otro para resolver los problemas, que podríamos llamar secundarios o derivados.
Actualmente se está posponiendo al hombre y olvidándose que el mundo se creó para que el hombre se enseñorease en  el (La Biblia, Génesis 1:26). Nos estamos apegando a las modalidades de la naturaleza material; cuando en verdad el hombre-trabajador “es suficientemente inteligente para darse cuenta de la importancia de la vida humana” (El Bhagavad-gita tal como es - Introducción, págs. XXX y XXXV). Al mundo lo están impulsando más de prisa hacia el Apocalipsis escrito por el apóstol Juan.
No se pensaría mal, creo yo, si dijese que en estos cinco años transcurridos con Oficina 32 han sido de acercamiento a Dios, cuando menos hemos hecho  todo lo posible;  y  señalamiento  de  que hay un camino para servirlo ayudando al hombre-trabajador, sobre todo al que desarrolla una actividad manual, no recortándole sus derechos sociales, porque  es  atentar  contra  su  vida.  Por  eso estimo que existe el salario mínimo vital: vital, de vida.
También se puede servir al G:. A:. ayudando a los trabajadores, tecnificándolos, instruyéndolos, actualizándolos… ayudando cada día a pulir la piedra. Generar empleo, para consecuentemente crear puestos de trabajo; significa hacer un recorrido por el tiempo retrospectivamente, hablando al corazón; y, conociendo el sufrimiento de nuestros hermanos trabajadores desde la Primera Revolución Industrial hasta el presente, pasando por las guerras mundiales del siglo XX, y escuchar su idioma ─procurando entender el lenguaje de nuestros corazones─ Ama a tu prójimo más que a ti mismo. Para dar no se necesita ser millonario: basta darle una palabra de consejo o una mirada de orientación para levantarle el ánimo, porque eso es contribuir con la Paz Social, y con el tiempo conseguir la Paz Mundial.
Con el transcurrir de los años, según Tim Harford: “El número de puestos que se han perdido,  debido al reemplazo con máquinas, que son más eficientes, solo es parte del problema” (Diario El Comercio – Lima, domingo 23 de agosto del 2015 – Portafolio - Economía Internacional, pág. 12).
Ante todo esto, ¿qué? Sobre todo al hombre-trabajador no se le tiene en cuenta o se le pospone ante el capital. Los países como Perú necesitan líderes porque no los tienen. La solución sería crear nuevas políticas con doctrinas renovadas. Mejorar el sistema de educación y comprensión de la clase media que podría ayudar como dice Francis Fukuyama: “… es gente que tiene más conocimiento, más educación y está menos dispuesta a sufrir las consecuencias de un Estado corrupto” (El llamado a la acción, El Comercio: Portafolio - Economía & Internacional –Lima, Domingo, 30 de agosto de 2015). Promoverla, reiteramos, para todos por igual, desde los hijos del que desempeña la primera magistratura hasta los hijos del más humilde trabajador manual.
Recordemos lo dicho por Víctor Hugo: “Una escuela que se abre, una cárcel que se cierra”.
Estamos viviendo en función a una nueva dialéctica que ha envuelto al mundo, particularmente en el campo laboral. Muchos oficios vistos como actividad manual del hombre-trabajador desaparecerán; incluso la nueva tecnología algún día será obsoleta. Pero tengamos muy presente que en todas las hecatombes, que se han producido en el lapso de la existencia del hombre, éste ha sobrevivido porque es la “semilla”
La fruta se caerá y se descompondrá, pero la semilla está preparada o hecha para perdurar; un gran porcentaje caerá en terreno estéril, pero aunque sea una mínima proporción fructificará nuevamente al mundo.



martes, 1 de septiembre de 2015

EL PROLETARIO Y EL PROLETARIADO



EL PROLETARIO Y EL PROLETARIADO

      Miguel Suárez Sandoval



El proletario, en sentido estricto, es un trabajador por cuenta ajena, que carece de propiedades; aunque el término se restringe al trabajador industrial, al que tiene como único sustento de vida su fuerza de trabajo, a quien lo ampara solamente el concepto de la dignidad humana.


ORIGEN

Con el advenimiento de la Revolución Industrial muchos campesinos emigraron a la ciudad, atraídos por la creación de puestos de trabajo, y se ubicaron en los suburbios. Esta gente tenía que ganar su salario diario para poder vivir, y para poder ganarlo tenían que aceptar cuanto les fuera impuesto… ¿Con qué contaban? Solo con su fuerza de trabajo: así nace el proletario; y el proletariado como una nueva clase social.
Como lo decimos en nuestra publicación: La Jornada de las Ocho Horas - Auténtica Conquista de los Trabajadores (12 de noviembre del 2012). Hasta el siglo XVIII el mundo era diferente, muy poco poblado, las comunicaciones muy difíciles, y, en su mayoría, la población rural superaba a la urbana… Sin embargo, todo comenzó a cambiar en la segunda mitad de ese siglo con la Primera Revolución Industrial (1760), que impulsó el comercio con la aparición de la máquina activada con vapor de agua usada como energía.
“La Revolución Industrial se caracterizó por el rápido aumento de la población, la disminución de la tasa de mortalidad, la “mecanización de la industria que propuso un cambio muy grande en la organización del trabajo con respecto a la etapa de producción anterior”.
Veamos lo que nos manifiesta M. Miranda Aranda: “A partir del siglo XVIII, todo lo referente a la productividad y al trabajo fue regido por los conocimientos científicos. Aparecen nuevas fuentes de energía: el carbón. Se producen innovaciones técnicas, como la caldera a vapor y el maquinismo que inmediatamente se aplican a la industria; aumenta la producción y pasa a ser el sector dominante frente a la agricultura, y hace su aparición en escena un nuevo tipo de formación social: el capitalismo, que convierte en subordinados de producción anteriores y deshumaniza al trabajo. Surgen lógicamente nuevas clases sociales: la burguesía y el proletariado” (Sobre los orígenes del trabajo social – M. Miranda Aranda).
En el siglo XIX ─sobre todo en la segunda mitad─ con las ideas del liberalismo y nacionalismo, que aparecen en Europa y se difunden por los acontecimientos, la cuestión social se agita extremadamente: Con ello contribuyen con el origen del proletariado. Previamente, por el sistema de vida y forma habitual de ganarse la vida, aparece el asalariado o salariado (también se puede usar el vocablo o término “proletario”), y con esto apareció una nueva clase social y en el campo laboral la palabra salario o remuneración, con una finalidad […] la de dotar al trabajador de los medios de subsistencia”, como lo hemos mencionado en Salario y Remuneración.
Este momento es grandioso en la historia del hombre-trabajador que pasó y sigue pasando inadvertido, como lo iremos explicando supra.


ASALARIADO

Es toda persona que se compromete a ejercer una actividad bajo la dirección de uno o varios empleadores (o dadores de trabajo), a cambio de recibir una remuneración o salario sea cual fuere su naturaleza y forma de pago.
Asalariado, como la palabra lo indica, deriva de salario, y denota persona que trabaja por un salario o remuneración, siendo su trabajo su único o principal medio de vida.
El término asalariado o su sinónimo proletario generalmente se usa con referencia a trabajadores que otrora se les llamaba “obreros” (palabra que tiende a desaparecer del medio por considerársele despectiva); es decir, trabajadores de actividades manuales.
Manuel Osorio y Florit nos dice que la palabra asalariado o salariado es “la expresión que tiene enorme importancia en el derecho laboral, por cuanto este está sustancialmente basado en la relación salarial; es decir, en la relación que une a quien ejecuta un trabajo con quien lo paga”.
El Código Laboral de Marruecos, recientemente promulgado, define a la palabra asalariado: “Toda persona que se compromete a ejercer una actividad bajo la dirección de uno o más empleadores mediante remuneración, sea cual sea su naturaleza y forma de pago”.
Según Augusto Blangui, asalariado “es el que vive de su trabajo”. Y agrega: “… que están privados de sus derechos políticos. Es un término muy politizado que tiende a desaparecer, incluso en el campo político”.
Como palabra es algo muy controvertido, primero porque aparece en una sociedad clasista; y, segundo, porque en oposición a lo que dan en llamar burguesía tomada como clase social, y en oposición a esta, el proletariado como otra clase: la clase trabajadora.
La palabra proletario tiene como sinónimos: obrero, asalariado, trabajador, productor… y otros tantos que con la tecnología irán apareciendo.
El proletario es tal porque tiene conciencia de proletario. No se puede tener conciencia de clase sin ser un proletario o, a la inversa, no se podría ser proletario sin tener conciencia de clase.


PROLETARIO

Confirmado está que proletario y asalariado son sinónimos.
La palabra proletario deriva del latín proletarius, que se traduce como “perteneciente o relativo a la clase llamada obrera; pero otros afirman que proviene de la palabra también latina proles, que se traduce como linaje o descendencia, que se utiliza para designar a la clase obrera que carece de propiedades y medios de producción.
También dicen que tuvo su origen en la Roma imperial y que se consideraba como tal al que únicamente contaba con su prole para con ella servir al Estado.

PROLETARIADO

En el siglo XX ─sobre todo a fines─ proletario o proletariado se le llama a quienes solo poseen su cognición, que es la “fuerza de trabajo” que tienen para ofrecer al mercado.
En 1848 Karl Marx difundió el término proletario para referirse a las personas de la clase obrera, porque él creyó que no tenían nada que ofrecer a la sociedad, excepto su fuerza de trabajo y su prole.
El Diccionario de Economía Política, de Borísov Zhamin y Makárova define a dicha palabra: “Proletario: clase formada por los obreros asalariados de la clase capitalista, carecen de propiedad sobre los medios de producción y, por ello, están obligados a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas…”
El proletariado es una clase social que ha quedado sin bienes; es una clase oprimida a la que ─al quitarle su salario, reduciéndolo al extremo─ se le niega el derecho de vivir. Por eso, en estos tiempos  la desnutrición infantil ha aumentado, el salario mínimo vital ha perdido las características de temporalidad y suficiencia, internacionalmente se quiere suprimir, primero cambiándole de nombre, para que así la clase trabajadora lo desconozca, caso de Corea.
Desde fines del siglo XX mucho se habla del proletariado y el proletario, pero ─generalmente─ con un lenguaje político y desbordando cierto rencor, como el artista que se asusta de su obra y termina destruyéndola “por miedo, por miedo y por miedo”.
El Estado ostenta una doble función: reprimir a los trabajadores por cuenta ajena, y complacer a los capitalistas: Tal es la imagen que proyectan las leyes y normas que emanan del Parlamento y del Ejecutivo. Por tanto el sistema es dictatorial para algunos y democrático para otros.
Hago presente que procuremos diferenciar y no confundir proletariado con precariado.
Según Guy Standyng, precariado y proletariado no es lo mismo; es decir, no son sinónimos. El precariado puede ser definido en relación con otros grupos y en grupo de personas con rasgos de clase similares, todos ellos tendencias o modas.
El precariado tiene diferentes relaciones de producción o relaciones de trabajo.
A diferencia de lo que es común en el proletariado, el precariado tiene un empleo inseguro, inestable, cambiante rápidamente de un trabajo a otro; a menudo con una relación informal o forzada a puestos de trabajo negociados e intermediarios mediante agencias…”. El proletarizado ─adaptación a un salario y a un empleo estable─ concepto muy utilizado por historiadores para analizar lo que ocurrió a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
Un precario tiene, a diferencia del viejo proletariado, un nivel educativo y formativo por encima del nivel que se le exigirá en el trabajo que entra en sus expectativas; esta característica es históricamente exclusiva. Este hecho difiere de las características del proletariado clásico, quien en el mejor de los casos aprendía un oficio a temprana edad (y así hasta el final de su vida laboral).
El precariado no es una clase social, por lo que no tiene el suficiente poder social para demandar determinados cambios, como lo que sucedió o pasó con el proletariado en las primeras décadas del siglo XX. Al proletario se le fue teniendo en cuenta conforme avanzó el mundo industrial.
El trabajo precario, o mejor dicho la precariedad, no es un trabajo bien visto por la clase trabajadora; y no es permitida por el Derecho del Trabajo o Laboral. Y en algunos países ─como el Ecuador en Latinoamérica─ jurídicamente no es aprobado por las respectivas legislaciones de esos Estados. “… muchas veces los obligados acuden a la figura del autsourcing con la creencia, actualmente muy en boga, de obtener solución al problema de desconocer la relación laboral originándose el conflicto laboral…” (Patrón aparente, patrón sustituto y outsourcing o tercerización – 06 de abril del 2011).
El término precario es un  neologismo, una expresión tomada del estudio de la Fundación Friedrich, vinculada al partido social demócrata alemán PSD, cuyo título puede traducirse al castellano como la sociedad en transformación.
En el siglo XX, sobre todo a fines, proletariado o proletario se le llama a quien solo posee su cognición, que es la “fuerza del trabajo” que tiene para ofrecer al mercado.
El Derecho envejece porque los conceptos evolucionan y llega un momento en que la justicia se le opone. Tomando la opinión de Von Iherin, afirmamos que el Derecho resulta injusto: es necesario una reforma para armonizarlo con el nuevo estado de cosas. He ahí la función de la jurisprudencia (miguelsuarezsandoval.blogspot.com - Patrón aparente, patrón sustituto y autsourcing o tercerización – 06 de abril del 2011). Pero ninguna reforma laboral podría ir más allá de la finalidad del Derecho del Trabajo o Laboral, cual es en todo caso el de defender a la clase laboral o a los trabajadores por cuenta ajena.
El Derecho es parte integrante del “espíritu del pueblo”, es paralelo a su personalidad, nos dice Juan Llambías de Acevedo. Y agrega que: “el Derecho sigue la evolución de la estructura económica de la sociedad; cuando la estructura cambia, el Derecho, como una consecuencia, cambia o debe cambiar. El Derecho es un proceso, cambia lentamente” (Eidética y Aporética del Derecho, pág. 100).
El R:. H:. Anselmo Lorenzo comenta que: “… los necios, los incapaces y los egoístas […] han acogido al escepticismo ilustrado para cerrar el paso a la acción invasora y niveladora del proletariado, que sigue avanzando, siempre adelanta, dispuesta a arrollar a los que, a última hora y en nombre de una ciencia de su invención, repiten la fatídica profecía cristiana: ‘siempre habrá pobres entre ustedes’ ” (Evolución Proletaria – Anselmo Lorenzo:.). Y en Madrid – abril 1869: “… hablan de producción y del comercio con exclusivismo capitalista, sin contar para nada al trabajador. En el empleo que, aplicado a la producción, das al capital, el trabajador no es para ustedes más que un gasto, como el alquiler o el coste de la fábrica, la compra de las materias primas, el valor de las máquinas y herramientas, la contribución […] con ellos no tienen más relación que la del jornal; pero ese autómata que da forma a la materia prima y la convierte en útiles y ricos productos con que satisfacen […] a cambio del mísero jornal”. (Anselmo Lorenzo…).  Continuando con lo escrito por Anselmo Lorenzo, hallamos que: “… el proletariado se elevará y constituirá la única y la más grande esperanza de progreso”.


EL DERECHO DEL TRABAJO O LABORAL

El Derecho del Trabajo o Laboral aparece y crece no para defender a las personas como tales sino cuando pertenecen a una clase: la clase trabajadora. Es decir el Derecho del Trabajo o Laboral se ocupa solo de una parte de las relaciones jurídicas; esto es de los derechos que se derivan de las prestaciones de servicios subordinados.
Alberto Trueba Urbina nos dice: “… una de las finalidades del Derecho del Trabajo es reivindicar a la clase trabajadora en el campo de la producción económica”. Y recalca que es opinión de varios autores que el Derecho del Trabajo nació para defender a la clase trabajadora (proletariado). Y esto como idea o como frase no es propiedad de ningún autor.
El Derecho del Trabajo o Derecho Laboral nace como una legislación clasista a favor de los trabajadores, cuya nota predominante no es la de ser un Derecho económico sino, por el contrario, es un Derecho que “piensa” en el Hombre como tal, en su salud y en su dignidad como sujeto fundamental de la protección (Suárez Arias Luz Yollotl: Colectivo y Procesal del Trabajo).
El Derecho del Trabajo o Derecho Procesal se sienta sobre la existencia de lo que se dio en llamar “energía laboral” o “fuerza laboral” y este concepto recién aparece en el siglo XVIII, como una consecuencia de la Revolución Industrial, que el mundo comenzó a cambiar y se necesitaron trabajadores con destreza y no solo hombres, sino también ocuparon mujeres y hasta niños; sobre todo a fines del siglo XIX (1862), y surgió la clase trabajadora como oponente a la clase burguesa, dando origen al concepto de “la cuestión social”, un fenómeno que abarca lo religioso, lo filosófico, lo científico, lo moral y lo político, como nos lo afirma Rafael Caldera (Derecho del Trabajo o Derecho Laboral – 01 de junio del 2014).
El juslaboralista Mario de la Cueva afirma que el Derecho del Trabajo o Laboral es un Derecho de la clase trabajadora, que surgió en el siglo XIX con la intención del Estado de poner coto a la explotación de que eran víctimas las clases laborales, en particular las mujeres y los niños (Derecho Mexicano del Trabajo, T I, pág. 9). Y en la última edición de su obra el maestro reafirma que la finalidad del Derecho del Trabajo es la de: “… asegurar la salud y la vida del hombre y proporcionar al trabajador una existencia decorosa” (Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo, pág. 187). Por cierto, hay autores que no están de acuerdo con lo que dice el maestro.
El Derecho del Trabajo aparece para defender al trabajador en su dignidad humana; no al trabajo, ni mucho menos a los resultados económicos de la actividad laboral. El trabajador es primero y todo se ha hecho para que gire en su alrededor, incluso el capital.
Las clases sociales se definen no por su riqueza ni por su estilo de vida, sino por su posición en el sistema de producción. Hoy las sociedades capitalistas distinguen principalmente al proletariado (trabajadores) y a la burguesía (banqueros, terratenientes, monopolistas).