SEMANA SANTA - SINFONÍA REBELDE
¡Sed Tengo!
¡Sed Tengo!
La Quinta Palabra dicha por un obrero
Miguel A. Suárez Sandoval
Así como en el mundo existe la inmensidad desértica, carente de agua, donde todo lo que refleja se parece a la sed; así también el alma puede pasar por trances, por carestía, soledad y -como los desiertos- tener espejismos que se rebelan contra el que sufre, padece, incluso volverse blasfemo.
El humano quiere conseguir algo por lo que trabaja desde hace milenios. El hombre que no tiene busca y padece por algo que le corresponde por derecho. Lucha e inclusive “muere” en la contienda o en la búsqueda.
¿Los obreros tenemos derecho a ser felices ¿ Son felices los que se ponen a derecho¿ Muchas veces no, muchísimas veces, no. El fin de la sociedad es el bien; y el bien supremo es la “felicidad”. El fin supremo de la sociedad es servir al hombre. El obrero que trabaja, el profesional que con honestidad se guía, y el artesano que se eleva dejando en cada obra parte de su alma convertida en arte . . . no reciben el justo salario: la justa remuneración.
No pagar el justo salario es negar el agua. Negar el pago es negar justicia. Es injusticia, violencia, terquedad, miseria. Es propiciar la esterilidad ; de ahí que el mundo tiene sed de amor, sed de justicia e incluso sed material. Hambre de pan, hambre y sed que han convertido al mundo en un mercado donde sólo las clases pudientes tienen pan, tienen el oro de los bancos, tiene el Gobierno –al que no podemos llegar los obreros-, las finanzas y el crédito en sus manos.
¡Dios mío. . . ni el mar es nuestro! Ni las entrañas de la tierra es del pueblo, todo es de los potentados!, de los negociadores y los conciliadores. Es patrimonio de los que propician violencia entre los del pueblo; es de los que nos dividen. Al pueblo hasta el trabajo, que es la forma o medio de vida, nos han quitado, dicen que por la crisis
Así, quitándoles sus derechos les piden a los trabajadores, nuevos sacrificios y colaboración. (Siembran males y quieren cosechar bondades). SI protestasen los llamarían inhumanos. Pero ¿ cómo podríamos llamar a los que no pagan el salario por su trabajo semanal a los trabajadores, con el que tienen que “vivir”, en ese lapso , con su esposa e hijos, pagar movilidad familiar y vivienda ¿ ¡Por eso tenemos hambre, Señor! Por tenemos sed material; que a su vez crea sed de amor, sed de justicia.
Unos trabajan poco y gana mucho; y otros trabajan mucho y ganan poco. Y si, lamentablemente, delinquiesen, Señor, dejarían de tratarlos como a humanos y los convertirían en “cosa.” El mundo que Tú hiciste ahora es un leprosorio. Todo por desamor de muchos de los que dan trabajo y “tolerancia punible” de los que nos representan, Señor, el mundo está dividido en dos grupos: “los que comen y los que no comen”. Esto, Señor, porque vivimos en un mundo donde la fuerza motriz es la codicia de los que más tienen; para el pueblo todo es al contrario a lo que Tú mandas: Cuando el obrero pide pan le dan una piedra; y, si es pescado lo que pide en su mano le ponen una serpiente; porque la economía está manipulada por el mercado bursátil.
Se ha perdido la igualdad de contratación porque ésta no puede darse cuando contrata quien lo tiene todo con el que nada tiene, excepto su energía de trabajo su necesidad y su hambre.
Señor, al trabajador al hombre el pueblo e hijo del pueblo, sólo le queda el desierto, el desierto espiritual, sin alternativas terrenales.”Creceos y multiplicaos . . . ¿Pero dónde? . . . ¿En la pobreza? ¿En la miseria para engendrar y tener hijos tuberculosos? ¿Crear pueblos con niños desnutridos; hombres minusválidos que cayeron en la lucha por sobrevivir? ¡No¡ ¡No puedes haber establecido tal mandato!
Señor, Tú hiciste el agua. La sed de agua, la sed de justicia la hizo la sociedad como una consecuencia de la desigualdad moral, política y social. Como un producto de la incapacidad de la clase empresarial que, por decenios, está encaramada en el poder, desde donde todo lo hace buscando el máximo de su seguridad. Algunos quieren recuperar lo que creen haber perdido. Quienes gobiernan son las oligarquías y hacen mala interpretación de la Democracia -“demokratia, poder del Demos- “, “gobierno de los pobres”; gobierno del pueblo organizado en función de su trabajo con la garantía del Derecho y las leyes en busca del bien común.
Señor, para que la igualdad sea efectiva, sobre todo para que nos alcance a nosotros los obreros, es necesario que primero exista el Derecho de igualación; sin lo que el trabajador humilde estaría excluido. La igualdad social es una farsa y el Derecho del Trabajo no alcanza su cometido porque de los Principios Laborales cada Gobierno hace su propia mascarilla.
El mundo se debate en la violencia. L a historia está salpicada de guerras internacionales y conflictos internos. Pelea el grande contra el chico y el pobre contra el rico. “Comerás el pan con el sudor de tu frente”; pero el rico come y se viste al fiado, con la garantía del trabajo del obrero; y con lo que le recorta en su salario.
Son los obreros quienes soportan el peso de la sociedad. No tienen una pulgada de tierra en propiedad, una fábrica, una hacienda, una industria ni un taller. No tienen la seguridad de una tumba, donde descansen sus huesos cuando inicien el viaje sin retorno. Sólo tienen sed y el dolor que la sed les produce. “¿Entonces, qué defiende el pobre . . . ¿Su patria por amor o patriotismo? La patria del pobre es la tumba y, en este lado del mundo, su única condecoración la cruz.
Los que dirigen, son los que mandan en la paz; y, en la guerra; los que emigran cuando el peligro crece. Los trabajadores estamos juntos, pero vamos perdiendo el incentivo de ese “algo” que nos junta; está zozobrando la solidaridad humana; y, así Señor, si no nos ayudas a pulir la piedra : . seremos un pueblo sin mañana, porque día a día nuestra sociedad avanza más en el camino de la deshumanización. El hombre, inventor de la máquina, es una palanca más de su propia invención.
Se idearon las fronteras para hacer pelear a los pobres; líneas convencionales creadas, por los que todo lo pueden para hacer reñir a los a los que nada tienen. ¡Necedad! ¡Mamarracho, convencionalismo torpe! ¿Y todo para qué . . . , acaso para hacer entender a los hombres? . . . ¡No . . . ¡ Para dividirnos más! Divisiones que terminarían si se entendiesen los grandes y dejasen de hacer pelear a los chicos. Se dividen el mundo so pretexto de las ideologías; pero, la verdad es el dominio del mercado
La clase trabajadora es el pueblo elegido por Dios. Tú Señor, saliste de su seno y naciste en un estamento humilde -en el hogar de un obrero- para grandeza y orgullo del pueblo. Tú, como pueblo y como hombre, conoces la verdadera necesidad del humilde obrero.
Dios mío, Tú que hiciste a los pobres con su miseria y su pobreza; y, a los empleadores con su poder y su grandeza, no me asombra tu obra Señor, pero si me asombra, me da miedo y no logro comprender: ¿Por qué Tú , que predicaste tantas cosas , en parques y plazas, al final . . . dejas que maltraten a los trabajadores . . . al “que tuviera, le será dado, y tendrá más ; y al que no tuviere, ,aun lo que tiene le será quitado” ¡Perdóname, Señor! Pero es tanto el dolor, que se escapan mis lamentos tantos años reprimidos.
Todo pasa, Señor, pero la pobreza del trabajador queda y aumenta porque su salario en su valor adquisitivo decrece por insensibilidad de los pudientes e incapacidad de los que nos gobiernan, de los que dicen ser lo que no son y la absoluta carencia líderes sindicales.
Pueblo Libre, 21 de Abril de 2011
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