jueves, 21 de abril de 2011

SEMANA SANTA - SINFONÍA REBELDE
¡Sed Tengo! 
La Quinta Palabra dicha por un obrero
Miguel A. Suárez Sandoval

Así como en el mundo existe la inmensidad desértica, carente de agua, donde todo lo que refleja se parece a  la sed; así también el alma puede pasar por trances,  por carestía, soledad  y  -como los desiertos-  tener espejismos que se rebelan contra el que sufre, padece, incluso volverse blasfemo.       
            El humano   quiere conseguir algo por lo que trabaja desde hace milenios. El hombre que no tiene busca  y padece por algo que le corresponde por  derecho. Lucha e inclusive “muere” en la contienda o en la búsqueda.
            ¿Los obreros tenemos derecho a ser felices ¿  Son felices los que se ponen a derecho¿ Muchas  veces no, muchísimas veces,  no. El fin de la sociedad es el bien;  y el bien supremo  es la “felicidad”. El fin  supremo  de la sociedad es servir al hombre. El obrero que trabaja, el profesional que con honestidad se guía,  y el artesano que se eleva dejando en cada obra  parte de su alma convertida en arte . . . no reciben el justo salario: la  justa remuneración.
            No pagar el justo salario es negar el agua. Negar el  pago es negar  justicia.  Es injusticia, violencia, terquedad, miseria. Es propiciar la  esterilidad ;  de ahí que el mundo tiene sed de amor, sed de justicia  e incluso sed material. Hambre de pan, hambre y sed que han convertido al mundo en un mercado donde sólo las clases  pudientes tienen  pan, tienen  el oro de los bancos, tiene el Gobierno –al que no podemos  llegar los  obreros-,  las finanzas y el crédito en sus manos.   
            ¡Dios mío. . .  ni el mar es nuestro! Ni las entrañas de la tierra  es del pueblo, todo es de los potentados!,  de los negociadores y los conciliadores. Es patrimonio de los que propician violencia entre los del pueblo; es de los que nos  dividen. Al pueblo hasta el trabajo,  que es la forma o medio de vida, nos han quitado, dicen que por la crisis
Así, quitándoles sus derechos les piden a   los  trabajadores, nuevos sacrificios y colaboración. (Siembran  males y quieren cosechar bondades). SI protestasen los llamarían inhumanos. Pero  ¿ cómo podríamos  llamar a los que no pagan  el salario por su trabajo semanal  a los  trabajadores, con el que tienen que “vivir”, en ese lapso , con su esposa e hijos,  pagar movilidad familiar y vivienda ¿  ¡Por eso tenemos hambre, Señor! Por tenemos sed material;  que a su vez crea sed de amor, sed de justicia. 
Unos trabajan  poco y gana mucho; y otros trabajan mucho y ganan  poco. Y si, lamentablemente, delinquiesen, Señor, dejarían de tratarlos como a  humanos y los convertirían en  “cosa.” El    mundo que Tú hiciste  ahora es un  leprosorio. Todo  por desamor  de muchos de los que dan trabajo y “tolerancia punible” de los que nos representan, Señor, el mundo está dividido en dos grupos: “los  que  comen  y los que no comen”. Esto, Señor, porque vivimos  en un mundo donde  la fuerza motriz es la codicia de los que más tienen;  para el pueblo todo es al contrario a lo que Tú  mandas: Cuando el obrero pide  pan le dan una piedra; y, si es pescado lo que pide en  su mano le ponen una serpiente; porque la economía  está manipulada  por el mercado bursátil.
Se ha perdido la igualdad de contratación  porque ésta  no puede darse cuando contrata quien lo tiene todo con el que nada tiene, excepto su energía de trabajo su necesidad y su hambre.
Señor,  al  trabajador al hombre el pueblo e hijo del pueblo, sólo le queda el desierto,  el desierto espiritual, sin alternativas terrenales.”Creceos y multiplicaos  . . . ¿Pero dónde? . . . ¿En la pobreza? ¿En la miseria para engendrar  y tener hijos tuberculosos? ¿Crear  pueblos con niños  desnutridos;  hombres minusválidos que cayeron en la lucha por sobrevivir? ¡No¡  ¡No puedes haber establecido  tal mandato!
Señor, Tú hiciste el agua.  La sed de agua, la sed de justicia la hizo la sociedad como una consecuencia de la desigualdad moral, política  y social. Como un producto de la  incapacidad  de la clase empresarial que, por decenios, está encaramada en el poder, desde donde todo lo hace buscando el máximo de su seguridad.  Algunos quieren  recuperar  lo que creen haber perdido. Quienes gobiernan son las oligarquías  y hacen mala interpretación  de la Democracia  -“demokratia,  poder del  Demos- “, “gobierno de los pobres”; gobierno del pueblo organizado en función de su trabajo con la garantía del  Derecho y las leyes en busca del bien común.
            Señor, para que la igualdad sea efectiva, sobre todo para  que nos alcance a nosotros los obreros, es necesario que primero exista el Derecho de igualación; sin lo que el trabajador  humilde  estaría  excluido. La igualdad social  es una farsa y el Derecho del Trabajo no alcanza su cometido porque de los Principios Laborales  cada Gobierno hace su propia  mascarilla.
            El mundo se debate en la violencia. L a historia  está salpicada de guerras internacionales  y conflictos internos. Pelea el grande contra el chico y el pobre contra el  rico. “Comerás  el pan con el sudor de tu frente”; pero el rico come y se viste al fiado,  con la garantía del trabajo  del obrero; y con lo  que le recorta en  su salario.
            Son los obreros quienes soportan el peso de la sociedad. No tienen una pulgada de tierra en  propiedad, una fábrica, una hacienda, una  industria ni un taller. No tienen  la seguridad de una tumba,  donde descansen  sus huesos cuando inicien  el viaje sin retorno. Sólo tienen  sed  y el dolor que la sed les   produce. “¿Entonces,  qué defiende el pobre  . . . ¿Su patria por amor o patriotismo? La patria del pobre es la tumba  y, en este lado del mundo, su única condecoración  la cruz.
            Los que dirigen,  son los que mandan en la paz; y,  en la guerra;  los que emigran  cuando  el peligro  crece. Los trabajadores estamos juntos, pero vamos perdiendo el incentivo de ese “algo” que nos junta;  está zozobrando la  solidaridad humana;  y, así  Señor, si no nos ayudas a pulir la piedra : .  seremos un pueblo sin mañana, porque día a día nuestra sociedad avanza  más en el camino  de la deshumanización. El  hombre,  inventor de la máquina, es una palanca más  de su propia invención.        
            Se  idearon  las fronteras para hacer pelear a los pobres;  líneas  convencionales creadas,  por los que todo lo pueden para hacer reñir a los  a los  que  nada tienen. ¡Necedad!  ¡Mamarracho,  convencionalismo torpe!  ¿Y todo  para  qué . . . ,  acaso para hacer entender a los hombres? . . . ¡No . . . ¡ Para dividirnos más!  Divisiones que terminarían  si se  entendiesen los grandes  y dejasen de hacer pelear a los chicos. Se dividen el mundo so pretexto de las ideologías; pero,  la verdad es el dominio  del mercado
La clase trabajadora es el pueblo  elegido por Dios. Tú Señor, saliste de su seno y naciste en un estamento humilde   -en el hogar de un obrero-  para grandeza y orgullo del pueblo.  Tú,  como pueblo y como hombre,  conoces la  verdadera necesidad  del humilde obrero.   
Dios  mío, Tú  que  hiciste a los pobres con su miseria y su pobreza;  y, a los  empleadores  con su poder y su grandeza, no me asombra tu obra  Señor,  pero si me asombra, me da miedo y no logro comprender: ¿Por qué  Tú ,  que predicaste tantas cosas ,  en parques y plazas,  al final . . .  dejas  que maltraten  a los trabajadores . . .  al “que   tuviera,  le será dado,  y tendrá más ;  y al que no tuviere, ,aun lo que tiene  le será quitado” ¡Perdóname, Señor! Pero es tanto el dolor,  que se escapan mis lamentos tantos años reprimidos.
Todo pasa, Señor, pero la pobreza del trabajador queda y aumenta  porque su salario en su valor adquisitivo decrece  por insensibilidad  de los pudientes e  incapacidad   de los que nos gobiernan, de los que dicen ser lo que no son y la absoluta   carencia líderes  sindicales.
Pueblo Libre, 21 de Abril de 2011

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